Vivir como hijos de Dios todo el año
Hoy es miércoles de ceniza. Comienzan los 40 días
cuaresmales.
Cuaresma: camino hacia la Pascua. Del gris de la
ceniza a la transparencia y pureza de la luz y el agua. Cuarenta días para
entrenamiento fuerte en “morir” a nosotros mismos por amar y así renovar las
promesas bautismales en la Vigilia Pascual y consecuentemente vivir como hijos
de Dios luego todo el año.
Esta canción del “international
performing arts group Gen Verde” sobre el hijo pródigo me encanta y nos
puede ayudar a ir “regresando” con emoción y ritmo a la casa y corazón del
Padre:
(perdón por una grabación tan "casera"... que no deja traslucir toda la belleza interpretativa)
LETRA:
¿Qué le diré, regresando así?
¿Qué le diré, regresando así?
Un despojo miserable
de una vida imperdonable.
Se restriegan en mi llaga
la nostalgia, el desencanto
y mi casa nunca me ha faltado tanto.
¿Qué me dirá cuando me vea así?
Tras el tiempo que ha pasado,
con su amor pisoteado
en su puerta me presento,
cuando el hambre me desgarra,
como un perro esperándome pedradas.
A llamar no me da tiempo,
ni a pedir que me perdone,
porque corre a mi encuentro
y grita diciendo:
“Yo que te he esperado tanto,
he llorado con tu llanto.
Yo no veo este fango:
te veo a ti.
Día y noche esperaba,
tu regreso yo soñaba:
esa luz en mi ventana,
era por ti, era por ti.”
¿Y qué diré de un amor que es así?:
grande como todo el mundo,
que transforma en lo profundo.
Este amor jamás soñado,
este amor exagerado,
que te busca
cuando te sientes vencido.
¿Y qué diré de un amor que es así?:
funde décadas de hielo
si te abraza con su fuego.
Fuerza dulce que acaricia,
fuerza envuelta de infinito,
que es más grande
cuanto más tú lo has herido.
A llamar…
“Yo que te he esperado tanto…”
“Hoy es fiesta, una gran fiesta
y tu casa es siempre esta:
esa luz en mi ventana
era por ti. Era por mí.”
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