lunes, 17 de marzo de 2014

Permaneceréis en Mí

VIDA DE LA PALABRA primera quincena de MARZO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de vida de marzo (“Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amorJn 15, 10) y de febrero (“bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”, Mt 5,8):
1.-        Tanto me ayudó la Palabra de febrero, que casi me "daba pena" tener que cambiarla.
            La de marzo es preciosa y en el comentario al final sugiere escoger un mandamiento y tratar de ponerlo en práctica. Así que, he pensado tomar cada día uno (así haré 3 recorridos de 10) y, sobre todo, el del amor recíproco cada día, para que "revista" a todos ellos dándoles plenitud. Me está resultando algo muy novedoso y muy rico.
            El primer día, ¡el primer mandamiento!: posibilidad, por tanto, de seguir declarando al Señor, (¡como recomendaba la Palabra de febrero!), "Tú, Señor, eres mi único Bien", p.ej. ayudando con cariño reverencial a mi padre a asearse, ante la caída que al rato tuvo (¡y eso que voy al pueblo para estar pendiente de ellos!), yendo con ellos al concierto del Gen Verde a Albacete capital y teniendo que salirme con mi padre en la 2ª canción porque se indispuso (luego entramos en la 6ª y decía él que se encontraba mejor que nunca, y le encantó, como siempre, -aunque él es más de música clásica-). Todo… oportunidad de vivir el "amarás a Dios por encima de todas las cosas". También cuando al acabar el concierto volví a entrar para saludar y felicitar personalmente a cada una de las focolarinas del Gen Verde (conozco a la mayoría y se llevaron un "sorpresón" pues no sabían que esa es mi tierra, ¡y más de que se acuerden de mi nombre y mis circunstancias a pesar de sus constantes giras por todo el mundo!); me hubiera entretenido más… pero mis padres esperaban… así que, recordando de nuevo el primer mandamiento y "Tú, Señor, eres mi único Bien", salí relativamente pronto.
            El día 2 pensé cambiar el orden: dado que estaba también con mis padres, pospuse el 2º y "adelanté" el 4º: fue un día realmente bonito vivido así, casi con "devoción" de hijo en cada atención con ellos.
            "No matarás"… procurando valorar (¡admirar!) cada respiro de vida de toda persona que me encontraba ese día, sobre todo de los más chiquitines y de los más ancianos, y más si tenía oportunidad de acercarme a cada uno…
            "No robarás"… y he procurado "no hurtar" mi sonrisa y una palabra amable incluso a aquellos que apenas conozco todavía… ni mi tiempo para lo que debo hacer o para la
persona que tengo delante o que escribo un correo…
            Y así cada día (¡ya voy por más de la mitad "del 2º repaso"!) y me están resultando… ¡nuevos!... cada uno de los mandamientos. Pero nueva sobre todo esa consciencia de la consiguiente promesa de Jesús en esta PdV… "…permaneceréis en mi amor". Cansado, pues, cada noche, ¡pero serenamente feliz (incluida la ciática que me aqueja ya hace una semana) y creo que más cerca de Él ("…permaneceréis en mi amor").
                                                          
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de marzo (“Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”), de febrero ("dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios") y de enero ("Jesucristo, único cimiento de la Iglesia"):
1.-     “a mi hermano le dio un ictus y cuando me enteré parece que el mundo se me venía encima, (además de mi viaje a ver el Gen Verde, pues es mi grupo musical favorito). Pensé: “no tendré que ir”. Pensando que él es el pilar de la casa, (la mujer lleva 30 años enferma, hay que hacerla casi todo). Esto fue un par de minutos; me acordé de la PdeV  ("Tú, Señor, eres mi único Bien") y me quedé tranquila; decía: “si Tú quieres, déjamelo un poco más; el otro hermano se fue. Pero no quiero que se haga mi voluntad, sino La Tuya".
Si tenía que ir al voluntariado, me levantaba antes para ver cómo ha pasado la noche y arreglarle y por el camino iba diciendo: "Tú, Señor...".  Me confortaba muchísimo. Si me decían algo que no me gustaba lo repetía; ¡era increíble decirlo!
         Le han dado el alta; mi cuñada no sabe cómo hacer. Le digo: “te ayudaré lo que pueda”. Ella está cansada, porque hace más que lo que puede. Pero sigo confiando… "Tú, Señor..."

2.-     “de la Palabra de febrero me alcanzó esta frase: "Tú , Señor, eres mi único bien". Experimenté cómo -si reconoces lo que dice esta frase- me ayuda a calmarme, incluso cuando estoy enojado, por ejemplo, con mi hijos cuando los considero cómodos porque me parecía que no habían hecho lo suficiente en una u otra situación. Yo siempre digo: "Señor, tú eres mi único bien", y esto me ayuda mucho para comenzar de nuevo a amar de corazón, libre de prejuicios o preocupaciones...

3.-     “el deseo de vivir la Palabra, …he intentado este mes decir que sí en situaciones difíciles: por ejemplo, en el hospital donde un médico, después de haber trabajado un día completo, debido a la fatiga me solicita que haga yo la guardia nocturna. Le dije que sí, sin sopesar si debe ser así o si vale la pena el esfuerzo; y lo logré, y al día siguiente me recuperé y no me encontraba físicamente cansado

4.-     “empecé con el deseo de dejar a la Palabra trabajar en mí, ya que si me hago transparente a la Palabra, Dios puede trabajar a través de mí a pesar de que mi ego  quiere poner impedimento, (mi forma de pensar). Por ejemplo, cuando alguien del grupo contó algo demasiado detallado, mi primer impulso fue: "no me gusta cuando alguien habla tanto tiempo; se lo resta a los demás". Pero la Palabra me ayudó a escuchar con amor y luego "vi" a Dios, ("…limpios de corazón, verán a Dios…", dice la PdV): vi la hermosura que Dios obró a través de esa persona.
            El otro día, el trabajo se me había vuelto más importante que el hombre que nos lo hizo. Y yo pensaba que tenía razón al llamarle la atención sobre los derechos. Pero así el canal se bloqueó y la relación permaneció con una sombra. Sólo al día siguiente me las arreglé para ir a buscar a esa persona y pedir disculpas por el hecho de que yo había considerado más importante al trabajo que al individuo que lo realiza. No fue un paso fácil, pero me dio mucha alegría: sentí que era el canal limpio, ("dichosos los puros de corazón…")

N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela.

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