Exhortación Apostólica del Papa Francisco
Aquí te facilito, a modo de escueto resumen, algunas citas sobresalientes:
1. La alegría del Evangelio llena
el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se
dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío
interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría...
37. … Las
obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia
interior del Espíritu…
44. …el
confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia
del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio
de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida
exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes
dificultades…
45. …
comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin
renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la
perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace
«débil con los débiles […] todo para todos» (1 Co 9,22)…
47. …Todos
pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar
la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por
una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento
que es «la puerta», el Bautismo. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud
de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso
remedio y un alimento para los débiles…
49. …salgamos
a ofrecer a todos la vida de Jesucristo.
…prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada
por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la
comodidad de aferrarse a las propias seguridades…
53. Así como
el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la
vida humana, hoy tenemos que decir «NO a una economía de la exclusión y la
inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de
frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos
en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida
cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad…
67. El
individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita
el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que
desnaturaliza los vínculos familiares.
...la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que
sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales.
…los cristianos insistimos en nuestra propuesta de
reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar
lazos y de ayudarnos «mutuamente a llevar las cargas» (Ga 6,2).
180. ...la propuesta del Evangelio no es sólo
la de una relación personal con Dios… es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43);
se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre
reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia,
de paz, de dignidad para todos…
181. El Reino
que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel
principio de discernimiento... con relación al verdadero
desarrollo: «Todos los hombres y todo el hombre»…
… también todos los aspectos de la vida humana, de
manera que «la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una
destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la
existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos
los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño»…
183. … nadie
puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las
personas…
Aquí, a continuación, recojo algunas frases sólo de la introducción, que son un verdadero "canto a la alegría":
1. La
alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado,
de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre
nace y renace la alegría…
2. El gran
riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una
tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda
enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida
interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los
demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza
la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los
creyentes también corren ese riesgo…
3. …renovar
ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la
decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso… «nadie
queda excluido de la alegría reportada por el Señor”…
…: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros
los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a
perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo:… Nadie
podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable.
Él nos
permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca
nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la
resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase.
4. Los
libros del Antiguo Testamento habían preanunciado la alegría de la salvación,
que se volvería desbordante en los tiempos mesiánicos…
…profeta Sofonías… nos muestra al mismo Dios como un
centro luminoso de fiesta y de alegría que quiere comunicar a su pueblo ese
gozo salvífico. Me llena de vida releer este texto: «Tu Dios está en medio de
ti, poderoso salvador. Él exulta de gozo por ti, te renueva con su amor, y
baila por ti con gritos de júbilo» (So 3,17). Es la
alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana…
5. El
Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a
la alegría…
… «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y
nadie os podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22). Después ellos,
al verlo resucitado, «se alegraron»… …¿Por qué no entrar también nosotros en
ese río de alegría?
6. Hay
cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua.
…circunstancias de la vida, a veces muy duras. …siempre
permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser
infinitamente amado, más allá de todo. …poco a poco hay que permitir que la
alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza,
aun en medio de las peores angustias…
8. …Llegamos a ser plenamente humanos
cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más
allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el
manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que
le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo
a otros?
9. El bien
siempre tiende a comunicarse. … Comunicándolo, el bien se arraiga y se
desarrolla... Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene
otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos
entonces algunas expresiones de san Pablo: «El amor de Cristo nos apremia»…
10. …el
verdadero dinamismo de la realización personal: «…la vida se alcanza y madura a
medida que se la entrega para dar vida a los otros...».
… un evangelizador no debería tener permanentemente
cara de funeral. «…cuya vida irradia el
fervor de quienes han recibido, ante
todo en sí mismos, la alegría de Cristo».
11. Un
anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no
practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. En
realidad, su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que manifestó su
amor inmenso en Cristo muerto y resucitado. Él hace a sus fieles siempre nuevos;
aunque sean ancianos…
…Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra
vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades
eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede
romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo…
12. …En toda la vida de la Iglesia debe
manifestarse siempre que la iniciativa es de Dios, que «Él nos amó primero» (1
Jn 4,19) y que «es Dios quien hace crecer» (1 Co 3,7).
Esta convicción nos permite conservar la alegría en medio de una tarea tan
exigente y desafiante que toma nuestra vida por entero. Nos pide todo, pero al
mismo tiempo nos ofrece todo.
13. Tampoco deberíamos
entender la novedad de esta misión como un desarraigo, como un olvido de la
historia viva que nos acoge y nos lanza hacia adelante. La memoria es una
dimensión de nuestra fe… Jesús nos deja la Eucaristía como memoria cotidiana de
la Iglesia… La alegría evangelizadora siempre brilla sobre el trasfondo de la
memoria agradecida: es una gracia que necesitamos pedir. Los Apóstoles jamás
olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón…
14. En la escucha del Espíritu, que nos
ayuda a reconocer comunitariamente los signos de los
tiempos…
…la nueva evangelización convoca a todos y se realiza
fundamentalmente en tres ámbitos:
-
… la pastoral
ordinaria, «animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones
de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad...». … fieles que
conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras,
aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al
crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda
su vida al amor de Dios.
-
…«las personas
bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo», no tienen una
pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La
Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que
les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.
-
… proclamación
del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado…
Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber
de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación,
sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un
banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción».
15. …hace
falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente
misionera». Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para
la Iglesia…
17. Aquí
he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la
Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo…
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A LOS FILES LAICOS
SOBRE
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
EN EL MUNDO ACTUAL
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A LOS FILES LAICOS
SOBRE
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
EN EL MUNDO ACTUAL
ÍNDICE
I. Alegría que se renueva y se comunica [2-8]
Una eterna novedad [11-13]
III. La nueva evangelización para la transmisión de la fe [14-18]
Propuesta y límites de esta
Exhortación [16-18]
I. Una Iglesia en salida [20-24]
Primerear, involucrarse, acompañar,
fructificar y festejar [24]
II. Pastoral en conversión [25-33]
Una impostergable renovación
eclesial [27-33]
III. Desde el corazón del Evangelio [34-39]
IV. La misión que se encarna en los límites humanos [40-45]
V. Una madre de corazón abierto [46-49]
I. Algunos desafíos del mundo actual [52-75]
No a una economía de la
exclusión [53-54]
No a la nueva idolatría del dinero [55-56]
No a un dinero que gobierna en lugar de servir [57-58]
No a la inequidad que genera violencia [59-60]
Algunos desafíos culturales [61-67]
Desafíos de la inculturación de la fe [68-70]
Desafíos de las culturas urbanas [71-75]
No a la nueva idolatría del dinero [55-56]
No a un dinero que gobierna en lugar de servir [57-58]
No a la inequidad que genera violencia [59-60]
Algunos desafíos culturales [61-67]
Desafíos de la inculturación de la fe [68-70]
Desafíos de las culturas urbanas [71-75]
II. Tentaciones de los agentes pastorales [76-109]
Sí al desafío de una espiritualidad
misionera [78-80]
No a la acedia egoísta [81-83]
No al pesimismo estéril [84-86]
Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo [87-92]
No a la mundanidad espiritual [93-97]
No a la guerra entre nosotros [98-101]
Otros desafíos eclesiales [102-109]
No a la acedia egoísta [81-83]
No al pesimismo estéril [84-86]
Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo [87-92]
No a la mundanidad espiritual [93-97]
No a la guerra entre nosotros [98-101]
Otros desafíos eclesiales [102-109]
I. Todo el Pueblo de Dios anuncia el Evangelio [111-134]
Un pueblo para todos [112-114]
Un pueblo con muchos rostros [115-118]
Todos somos discípulos misioneros [119-121]
La fuerza evangelizadora de la piedad popular [122-126]
Persona a persona [127-129]
Carismas al servicio de la comunión evangelizadora [130-131]
Cultura, pensamiento y educación [132-134]
Un pueblo con muchos rostros [115-118]
Todos somos discípulos misioneros [119-121]
La fuerza evangelizadora de la piedad popular [122-126]
Persona a persona [127-129]
Carismas al servicio de la comunión evangelizadora [130-131]
Cultura, pensamiento y educación [132-134]
II. La homilía [135-144]
El contexto litúrgico [137-138]
La conversación de la madre [139-141]
Palabras que hacen arder los corazones [142-144]
La conversación de la madre [139-141]
Palabras que hacen arder los corazones [142-144]
III. La preparación de la predicación [145-159]
El culto a la verdad [146-148]
La personalización de la Palabra [149-151]
La lectura espiritual [152-153]
Un oído en el pueblo [154-155]
Recursos pedagógicos [156-159]
La personalización de la Palabra [149-151]
La lectura espiritual [152-153]
Un oído en el pueblo [154-155]
Recursos pedagógicos [156-159]
IV. Una evangelización para la profundización del kerygma [160-175]
Una catequesis kerygmática y
mistagógica [163-168]
El acompañamiento personal de los procesos de crecimiento [169-173]
En torno a la Palabra de Dios [174-175]
El acompañamiento personal de los procesos de crecimiento [169-173]
En torno a la Palabra de Dios [174-175]
Confesión de la fe y compromiso
social [178-179]
El Reino que nos reclama [180-181]
La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sociales [182-185]
El Reino que nos reclama [180-181]
La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sociales [182-185]
II. La inclusión social de los pobres [186-216]
Unidos a Dios escuchamos un clamor [187-192]
Fidelidad al Evangelio para no correr en vano [193-196]
El lugar privilegiado de los pobres en el pueblo de Dios [197-201]
Economía y distribución del ingreso [202-208]
Cuidar la fragilidad [209-216]
Fidelidad al Evangelio para no correr en vano [193-196]
El lugar privilegiado de los pobres en el pueblo de Dios [197-201]
Economía y distribución del ingreso [202-208]
Cuidar la fragilidad [209-216]
III. El bien común y la paz social [217-237]
El tiempo es superior al espacio [222-225]
La unidad prevalece sobre el conflicto [226-230]
La realidad es más importante que la idea [231-233]
El todo es superior a la parte [234-237]
La unidad prevalece sobre el conflicto [226-230]
La realidad es más importante que la idea [231-233]
El todo es superior a la parte [234-237]
IV. El diálogo social como contribución a la paz [238-258]
El diálogo entre la fe, la razón y
las ciencias [242-243]
El diálogo ecuménico [244-246]
Las relaciones con el Judaísmo [247-249]
El diálogo interreligioso [250-254]
El diálogo social en un contexto de libertad religiosa [255-258]
El diálogo ecuménico [244-246]
Las relaciones con el Judaísmo [247-249]
El diálogo interreligioso [250-254]
El diálogo social en un contexto de libertad religiosa [255-258]
I. Motivaciones para un renovado impulso misionero [262-283]
El encuentro personal con el amor de
Jesús que nos salva [264-267]
El gusto espiritual de ser pueblo [268-274]
La acción misteriosa del Resucitado y de su Espíritu [275-280]
La fuerza misionera de la intercesión [281-283]
El gusto espiritual de ser pueblo [268-274]
La acción misteriosa del Resucitado y de su Espíritu [275-280]
La fuerza misionera de la intercesión [281-283]
II. María, la Madre de la evangelización [284-288]
El regalo de Jesús a su pueblo [285-286]
La Estrella de la nueva evangelización [287-288]
La Estrella de la nueva evangelización [287-288]