Nada más que amar..., ¡pero nada menos!
VIDA DE LA PALABRA del mes de AGOSTO
Algunas
de mis EXPERIENCIAS tratando de poner en práctica la Palabra de Vida de agosto ("si amáis a los que os aman, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores aman a los que los aman"):
1.-
En la Mariápolis estuvimos 850 de todas las edades (la
mayoría jóvenes y familias con niños; 300 eran menores de 30 años) y de toda
España. El clima de alegría de todos los años, se vio acrecentado por el
"Diálogo a 360º" (=absolutamente con todo y con todos) que le daba
título.
Durante el viaje de ida, aunque no me apetecían ni desvíos mínimos (conduje yo
todo el tiempo), sabiendo que 3 de los que iban en el coche no conocían
Zaragoza, entré para que visitáramos el Pilar (aprovechamos para ofrecer a la
Virgen la Mariápolis) y comer los bocadillos (una de las "pasajeras"
los había preparado esmeradamente para los 5 que íbamos) a la orilla del Ebro.
Preciosos y vivos los testimonios. Profundas y ricas las reuniones de grupo.
Útiles al máximo los talleres (un día me apunté al de "cuidado y atención
a mayores y
enfermos" y otro al "diálogo con el budismo"). Las
excursiones, preciosas: ¡lástima tener que elegir y no poder realizar las 16!
En todo ello, tratabas de vivir el lema del día y la PdV, y así conocías y
compartías con gente magnífica, que te ensanchaba el alma.
Los dos primeros días, los pasé confesando (tarea que me encanta, aunque me
llevara todos los tiempos "libres"); p.ej., mirando una exposición de
fotografías y
comentando con quien tenía al lado una sobre un arroyo, dio pie a
una larga y preciosa conversación (e inicio de amistad) que acabó con el
sacramento de la reconciliación.
Era la primera vez que yo estaba en Cataluña y experimenté cómo la gente del
lugar, (de los que iban a la Mariápolis ya lo imaginaba), te ofrecía lo mejor
de su lengua, costumbres y cultura, y, a la vez, en ese diálogo, cuando tú te
das, enseguida se adaptaba a ti.
2.-
La
semana atendiendo a mis padres en el pueblo, de nuevo fue oportunidad no sólo
de estar con ellos todo el tiempo pendiente de cada cosa, sino también, cuando
íbamos de paseo, de estar atento a cada persona que se acercaba a hablar con
ellos o saludarlos: ya que íbamos tan despacito, yo hubiera preferido no
detenernos tanto ni tantas ocasiones, pero siempre era una riqueza, por la
alegría de unos y otros al encontrarse, y, prestando atención y escucha, ¡y más
después de la "pulsera" de "artista del diálogo" que nos
habían dado a cada uno en la Mariápolis!
No tuve lugar para llamar a algunos amigos y quedar con ellos, ni para leer
mucho, pero sentí que había aprovechado el tiempo: ¡no había hecho otra cosa
que amar! Nada más, ¡¡y nada menos!!
3.-
El encuentro de 65 sacerdotes de los 5 continentes
(cada uno de un país distinto, excepto de España, Brasil, Italia y Alemania que
íbamos 2 ó 3) fue intenso y trabajado, y por ello también muy bonito y
fructuoso. La mayoría ya nos conocíamos de cada año en agosto y en enero, y eso
te permite ponerte en el lugar de cada uno, sabiendo lo que le agrada, y seguir
enriqueciéndote de su sabiduría y sus experiencias. Yo prefiero que me den
"las cosas hechas" y secundarlas; "amar a todos", en
cambio, era en este caso
ser plenamente corresponsable: decidir y preparar todo
con amplio diálogo en comunión, escuchando y acogiendo a cada uno sin prisa en
cada grupo semicontinental, valorar cada experiencia personal y comunitaria, y,
desde ahí, tratar de discernir lo que "Jesús en medio" ("donde
dos o más están unidos…") sea que el que decida y programe; todo ello
supone tiempo, lentitud, "escarbar" para sacar lo mejor de ti y de
cada uno, pero este "amar a todos" así, sienta bases de verdadera
sabiduría, de coparticipación plena, sintiéndose así que todos
"contenemos" a todos, y que todos llevamos juntos adelante todo. Al
final, nos descubríamos muy distintos, ¡pero muy iguales!: todos importantes,
todos valorados por todos.
Y el marco inigualable (Loppiano, ciudadela de testimonio con 800 habitantes de
más de 60 países) te abre y esponja el corazón llenándolo de esperanza en una nueva
humanidad, de la que quieres formar parte tratando precisamente de no dejar de
amar ni en las dificultades.
4.-
En el viaje, una de las máquinas se tragó el dinero de un compañero sin darnos
una botella de agua por más que lo intentamos. Cuando ya desistimos y nos
fuimos, miré para atrás por si alguien se acercaba a esa máquina: amar sería
advertirle. Y así lo hice: retrocedí para avisar a dos que ya iban a introducir
sus monedas. Quise luego… poner un cartelito…, pero no encontré cómo…
5.-
Ayer domingo, preparando la comida en casa, traté de ir fregando los utensilios
y limpiando conforme iba usando, para que quien luego fregara, encontrara todo
ordenado y sólo tuviera que limpiar vasos, cubiertos y platos (entre
"viaje" y "viaje" a la cocina la recoger la mesa, aproveché
y fregué los míos y algún otro).
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS viviendo la Palabra de agosto y de meses anteriores durante el verano:
1.- “…
Gracias por tu correo de la PdV y por las experiencias (incluida la del televisor). Por cierto, voy a contarte algo precioso que constata la veracidad de
Su Palabra:"dad y se os dará" y que es muestra de su infinita
generosidad.
Cuando nos
casamos, estábamos muy justillos. Un seminarista de Centroamérica se ordenó
diácono aquí y nos dijo que sus padres no venían porque no tenían dinero. A mí
me daba pena que sus padres se perdieran un día tan bonito de su
hijo, así que
le dijimos que nosotros pagaríamos el billete de ida y vuelta de ambos. Ese mes
nos quedamos en la cuenta sin apenas nada. Recuerdo que pensé que si antes de
cobrar venía algún gasto extra, no tendríamos, pero no nos importó: ¡valía
mucho más la alegría de sus padres! Desde entonces, el Señor derramó su
infinita generosidad sobre nosotros: ¡¡jamás en estos 25 años hemos tenido
dificultad económica, ni hemos tenido que mirar qué día de mes era si había
algún gasto extraordinario, porque siempre había suficiente!!, (cuando lo
recuerdo me emociono). No quiere decir que haya sido fácil, porque hemos arriesgado
(y seguimos) mucho con la empresa, tanto que nos podía hasta haber quitado el
sueño, pero siempre hemos confiado en Él y yo sabía que nos apoyaría porque no
lo hacíamos por ambición. Ahora bien, Él es el "Jefe" de la empresa y
de nuestras vidas y soy plenamente consciente de que somos simples
administradores, que todo es suyo. Debemos administrarlo bien y por supuesto
que nadie de nuestros más próximos pase necesidad. Lo vivo tan así que, cuando
doy algo, siento que es el Señor quien me dice... "para esto, a esta
persona..."... y yo cumplo. No me cuesta desprenderme así que seguro que
es una gracia, porque bueno sólo es Él
…"
2.- “…estoy saliente de guardia y hoy,
evidentemente, a cumplir mi horario… “y no pasa naíca siquiera”, que diría José
Mota, … este mes, por circunstancias
sobrevenidas me espera más carga de
trabajo, pues por cese de un compañero, y por vacaciones de otro, estaré solo
en dos oficinas. Esto es un buen reto para un deportista como yo: te aseguro
que lo llevaré de buen grado y con ánimo de mostrar mi capacidad, y "con
la satisfacción del deber cumplido". Algo parecido a la
experiencia de "los pistachos".”
3.-
“…me gustaría compartir
contigo la reflexión y la alegría de ver como estos días a pesar de la
"grandísima desgracia que ha sido el accidente de Santiago de
Compostela", (todo el mundo y digo "todo"), hemos sido capaces
de amar y unirnos en el dolor de aquellos que sin conocerlos sabemos que están
sufriendo, porque como dice la Palabra de Vida de este mes, ¿qué mérito tiene
amar a los que te aman?
…”
4.- “…
mi alegría, de mi satisfacción después de estos cinco
días vividos en la Mariápolis, que este año ha sido en La Seu d'Urgell. El tema
sobre el que ha girado ha sido el DIALOGO a 360º. Diálogo hacia y en
todas las direcciones (¡cuánta necesidad tenemos de ello hoy en este mundo tan
dividido!; escribo ahora con la noticia de fondo de los problemas en
Gibraltar); diálogo
intra ecclesia, diálogo entre diferentes confesiones
cristianas, entre diferentes religiones, diálogo con la cultura, diálogo con
quien no tiene ninguna creencia religiosa.
Desde el primer día, desde la acogida, el ambiente ha sido espectacular: cuánto
amor concreto, cuánta unidad se ha respirado, cuánto el otro en el otro. Cada
vez que experimento tanta radicalidad en vivir el Evangelio, en esta
experiencia de Amor, encuentro más apoyo en mi vida de creyente y en mi
vocación dentro de ella.
Para concretar este diálogo y que fuera un encuentro participativo, se
constituyeron diversos grupos de diálogo (30 grupos aprox.), donde durante
varios días hemos tratado diferentes aspectos del diálogo, desde ópticas
diferentes, tanto cultural como religiosamente. Los grupos eran variados, había
gente de edades diferentes, ideas, y hasta creencias, algo que ha enriquecido
el
diálogo, y me ha enseñado pautas a seguir a la hora de querer dialogar con
el otro: escucha, vaciamiento de uno mismo (como bien ha resaltado tantas veces
Chiara Lubich en sus escritos y en su vida), humildad, fraternidad, y , en al
caso del diálogo con quien no tiene fe, hasta dejar mi fe a un lado para poder
acoger al otro y hacer sus anhelos míos.
En nuestro grupo había un hombre de edad… cuando hablaba casi siempre lo hacía
para decir algo sin relación con el tema. La primera reacción fue pensar:
"pobre hombre, escúchale, está mayor". Posteriormente…:
"va a ser difícil que los demás hablen, ¿qué puedo hacer
educadamente?". Pero en ese momento me llegó una intuición: "¿por qué
no dejas de usar tus criterios y te abandonas en él, te haces uno con él, amas
concretamente, pero no de manera racional, sino de modo auténtico,
(experiencial)?." Justo en ese instante recibo un mensaje que dice “Tener
un amor delicado”, y donde Chiara Lubich explica: “Amar a Dios significa
amarnos con amor práctico, efectivo y con amor delicado, afectivo”. Sobran
comentarios.
Otro aspecto de la Mariápolis han sido las excursiones, en mi caso solo una, ya
que en la segunda excursión decidí pasear por La Seu, sentarme en una sombra en
un bello parque y, mientras los niños reían, jugaban y disfrutaban del momento,
yo leía a Carlos de Foucauld: algo
realmente estimulante. La variedad de
excursiones ha sido alta… Yo escogí la visita a la cueva de Manresa donde San
Ignacio recibió su
Iluminación: qué lugar, cómo se eleva el alma al
estar cerca de aquel lugar donde el santo “colgó las botas” y cambió los
ejercicios militares por los espirituales. Pero ese día me deparaba más
momentos llenos de interioridad: después de Manresa, nos dirigimos a Monserrat,
Abadía benedictina, donde celebramos la Eucaristía, y donde pudimos respirar fe
en ese gran macizo rocoso; sitio, además, donde se respira la cultura catalana…
”
5.
“…¿qué tal la Mariápolis
que acabáis de tener? Creo que os han enriquecido mucho varias
experiencias. Nosotros también hemos tenido una Mariápolis en nuestro
país, justo al inicio del mes, (desde 29 de julio hasta 4 de agosto). Fue un
encuentro muy bonito; yo me quedé en la Parroquia: fue mi párroco y a la vuelta
me contó todo. Sentí mucho no estar, pero tenía que vivir la unidad, también en
la oración y atendiendo a la gente que acude.
…siempre me gustan tus
correos, los mensajes, experiencias variadas; me ayudan a seguir en unidad… sin
olvidar que me ayudan a crecer en la espiritualidad de la unidad…“
6.
“…muy bien, la verdad que es una experiencia cada año distinta:
merece la pena y con las pilas cargadas. La Mariápolis es para mí como un
regalo: día a día vas descubriendo lo que Dios ha preparado para ti. Mi hijo ha
venido muy contento y con ganas de más, le ha venido bien porque está
pasando por un momento difícil …”
7.-
“…
acabo de llegar de la Mariápolis, Como siempre unos días
felices cerca del Señor a través del hermano, una actitud a mantener el resto
del año, Ya que a mí los
problemas me paralizan y me olvido de los demás. Había
una alegría contagiosa, o era la presencia de Dios en medio ”donde dos o más
están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo”, la plenitud. He tratado de amar en
lo que no se ve, me daba pena al salir ver a las Sras. de la limpieza haciendo camas, así pues, he hecho la mía todos los días y
procuraba dejar todo recogido para no darles más trabajo, y al pasar las saludaba
y les daba las gracias; no nos veremos más, pero me sonreían agradecidas y me
conocían.
Los pequeños detalles a veces cuestan, pero uno es feliz por dentro.
Un detalle del Señor, que es Padre: tenía que ir al juzgado yo sola y con miedo
y preocupación, le dije que solo confiaba en Él. Cuando regresé a casa, un
cactus precioso, con veinte flores que se habían abierto todas a la vez: era un
ramo bellísimo, y me pareció un regalo de Dios…”
8.-
"…
El último día de la Mariápolis había una señora sentada a mi
lado y en un momento de silencio me dijo: "qué abanico tan bonito tienes,
¿me lo dejas ver?". Se lo pasé, lo abrió y dijo que era precioso. La miré
y dije: "¡se lo regalo!". Muy sorprendida contestó: "¿de
verdad?". Noté que le hizo muchísima ilusión. Ya me había dado cuenta que
lo miraba y lo miraba... Luego ella tuvo un detalle muy bonito porque preguntó
a mi hija dónde nos alojábamos y me dejó en recepción unas mermeladitas con una
nota de agradecimiento…"
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; "pincha" aquí abajo en “comentarios” y escríbela "para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre celestial" (no a nosotros).