lunes, 30 de septiembre de 2024

SERVIR ES AMAR, SERVIR ES REINAR

 PALABRA DE VIDA                     octubre 2024


«El que quiera llegar a ser grande entre vosotros

sea vuestro servidor,

y el que quiera ser el primero entre vosotros

sea esclavo de todos»

(Mc 10, 43-44)

De camino hacia Jerusalén, Jesús prepara por tercera vez a sus discípulos para el evento dramático de su pasión y muerte, pero precisamente quienes más de cerca lo han seguido se muestran incapaces de entender.

Es más, entre los mismos apóstoles se desata el conflicto: Santiago y Juan piden ocupar puestos de honor «en su gloria» (cf. Mc 10, 37), los demás se indignan y reclaman, y el grupo está dividido.

Entonces Jesús, con paciencia, los llama a todos consigo y les revela una vez más la perturbadora novedad de su anuncio».

 

«El que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos».

 

En esta frase del Evangelio de Marcos hay un crescendo en la imagen del siervo-esclavo. Jesús nos lleva desde una actitud de mera disponibilidad en un grupo limitado y tranquilizador, a una dedicación total a todos sin excepción.

Una propuesta totalmente alternativa y a contracorriente respecto a la concepción humana de la autoridad y del gobierno que quizá atraía a los propios apóstoles y que nos contagia también a nosotros.

¿Será este el secreto del amor cristiano?

«Hay una palabra del Evangelio que los cristianos no subrayamos lo suficiente: servir. Nos parece anticuada e impropia de la dignidad del hombre, que da y que recibe. Sin embargo el Evangelio está todo ahí, porque es amor. Y amar significa servir. Jesús no vino para mandar sino para servir. […] Servir, servirse mutuamente es cristianismo, y quien lo hace con sencillez –y todos lo pueden hacer– lo ha hecho todo; y no un todo que se queda ahí, sino que, porque es cristianismo vivo, se propaga como un incendio»[1].

 

«El que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos».

 

El encuentro con Jesús en su Palabra nos abre los ojos, como le sucede al ciego Bartimeo en los versículos siguientes (cf. Mc 10, 46-52): nos libera de la estrechez de nuestros esquemas, nos hace contemplar los horizontes de Dios mismo, su proyecto de «nuevos cielos y nueva tierra» (2 P 3, 13).

Él, el Señor que lava los pies (cf. Jn 13, 14) contradice con su ejemplo la rigidez de las tareas de servicio que nuestras comunidades civiles –y a veces las religiosas– reservan a categorías de personas socialmente frágiles.

Así, el servicio cristiano es imitar el ejemplo de Jesús, aprender de él un estilo nuevo de «socialidad»: hacerse prójimo de toda persona, en cualquier condición humana, social o cultural y hasta el fondo.

Como sugiere Giovanni Anziani, pastor metodista de la Iglesia Valdense, «[…] aceptando volver a poner nuestra confianza y nuestra esperanza en el Señor, que es siervo de las multitudes, la Palabra de Dios nos pide que actuemos, en nuestro mundo y en medio de todas sus contradicciones, como agentes de la paz y de la justicia, como constructores de puentes para la reconciliación entre los pueblos»[2].

Así vivió Igino Giordani, escritor, periodista, político y padre de familia, en un momento histórico marcado por la dictadura. Para expresar su experiencia, escribe: «La política es –en el sentido cristiano más digno– una sierva, y no debe convertirse en amo: no hacerse abuso ni dominio ni tampoco dogma. Aquí está su función y su dignidad: en ser servicio social, caridad en acción: la primera forma de la caridad de patria»[3].

Con el testimonio de su vida, Jesús propone una opción consciente y libre: no vivir ya replegados sobre nosotros mismos y nuestros intereses sino «vivir el otro», con sus sentimientos, llevando sus pesos y compartiendo sus alegrías.

Todos tenemos pequeñas o grandes responsabilidades y espacios de autoridad: en el campo político y social, pero también en la familia, en los estudios, en la comunidad de fe. Aprovechemos nuestros «puestos de honor» para ponernos al servicio del bien común, construyendo relaciones humanas justas y solidarias. 

LETIZIA MAGRI y el equipo de la Palabra de vida

 


[1] Cf. C. Lubich, «Servir», en Ciudad Nueva n. 4 (1973), p. 17.

[3] P. Mazzola (ed.), Perle di Igino Giordani, Effatà, Turín 2019, p. 112.

SER PALABRA VIVA

 VIDA DE LA PALABRA                      últimas semanas SEPTIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):

1.-        En varias ocasiones en las que se me presentaba el ponerme de una parte o de otra, incluso de zanjar de una manera drástica, me vino a la mente “vivir la Palabra, no os contentéis con oírla” y, con ella, también el testamento de Jesús “que todos sean uno”. Y “todos”, son todos: ¡sin dejar a nadie fuera! Así que, aunque me fuera más fácil otra cosa, en todas esas ocasiones he propuesto explícitamente el TODOS. No es que se hayan solucionado todavía esas cosas, pero al menos estoy contento de haber tenido en el corazón los sentimientos de Jesús y, además, no sentirme imprescindible, sino tener la paciencia y la esperanza para “dejar a Dios ser Dios”, sin mis prisas ni perfeccionismos. Sabiendo que Él “trabaja” continuamente, pero poco a poco.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22), la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4) y la de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1):

1.-        “esta PdV de septiembre me ha servido sobre todo para proponerme leer cada mañana el Evangelio del día, entender que éste debe ser la guía en mi vida.

Puedo decir que casi todos los días lo he conseguido y me he propuesto algo concreto para vivir.

Un día en la carta a los Corintios, San Pablo hablada de cómo debía ser la comunidad que se reúne para celebrar la Eucaristía: ante todo el amor… Tenía yo mucho que estudiar para prepararme los exámenes del máster que tendría en dos días. Salgo a la calle y me encuentro con una vecina que me cuenta el fallecimiento de su marido. Sentí que tenía que dejar mis estudios por un momento e ir a visitarla para acompañarla en su dolor.

Otro día leía “¡Todo lo has recibido!” (1Cor 4, 6-15).  Una llamada a la humildad y al agradecimiento. Reconozco mi debilidad y agradezco el don de la fe y a aquellos que me la han transmitido. Actitud idónea para los exámenes. “Tú eres todo, Señor, yo soy nada”. Pido el Espíritu Santo.

Otro día, de la carta a los Romanos 8, 18-25 me ayudó mucho esta frase: “¿Quién espera lo que ya ve? Pero si esperamos lo que todavía no vemos, en la espera mostramos nuestra constancia”. Ha sido una llamada a no desanimarme, a no dejar los compromisos que tengo porque a veces no veo frutos y creo que carecen de sentido, una llamada a la perseverancia. En definitiva un nuevo impulso para seguir con esperanza.


3.-        “…sabes que te pregunté por la posibilidad de plantar cosas bonitas en los parterres de la parroquia y que todos podamos disfrutar de ellas. Me gustan mucho las plantas y se me dan bien, y pensé que es algo que le agradará al Señor. Me dijiste: "¡genial!".

Pues sin haberlo comentado con nadie más, una buena amiga me avisa dos días después que me va a llegar un paquete. ¡Oh sorpresa!: ¡un kit de jardinería precioso y completísimo! Así que sí, creo que a Dios le ha gustado la idea….

 

4.-        “como siempre, tus  experiencias y envíos me ayudan mucho y te los agradezco inmensamente.

Este verano, gracias a Dios, he tenido oportunidad de vivir experiencias a las que me ayudaban las Palabras de Vida de los meses correspondientes.

En julio me ha tocado vivir en otra comunidad y ha sido la ocasión, por una parte, de decirle a Jesús "¡Qué bien se está aquí!", porque en esas circunstancias he tenido la oportunidad de unirme más a Jesús y, con Él a mi lado, me ha sido más fácil "hacerme una" con quien estaba a mi lado; de compartir el tiempo con quien necesitaba unas horas de compañía; de animar con mis palabras a quien se sentía más deprimida a mi lado; de alegrar, con mis escritos, a quienes se sentían más débiles y necesitados, dando oportunidad de que se desahogaran por escrito o por teléfono. He aprovechado el teléfono para consolar, animar...

Me ha tocado vivir también "el Señor es mi pastor", por circunstancias dolorosas que he debido afrontar y he palpado su cercanía y ayuda. En otros momentos he tratado de ser yo quien anime y aliente a quienes estaban decaídos.

Doy gracias a Dios porque en múltiples circunstancias ha despertado dentro de mí la necesidad de vivir la Palabra de Vida como lo más natural.

 

5.-        “tras la celebración de la Virgen, procesión y novenas que vi a tu hermana llevando a tu madre, (siento no haberme acercado a saludar), y con un año demasiado tranquilo en el paro aprovechando para hacer tareas en las casas de los abuelos, (las tres), para evitar que vayan a peor estando vacías...

El caso es que me han llamado a trabajar en otra empresa: el Señor siempre vela por sus ovejas, aunque alguna sea un poco descarriada como yo. El caso es que disfruto yendo al campo a hacer labores y rezar con la paz que te da el estar a solas con la naturaleza. Oyendo tus propios pensamientos.

 

 

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lunes, 16 de septiembre de 2024

LA PALABRA NOS DA VIDA

 Aquí te ofrezco unos textos y experiencias que nos ayuden a subirla intensificando el vivir bien la Palabra del mes («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos»): 

 

RECOMENZAR

Porque nuestra vida es una "milicia" o una "carrera" (a veces, de obstáculos), ¿a quién no le tienta alguna vez el desaliento? Recomenzar es, por eso, una palabra mágica, indispensable. Y ¡ojalá tengamos siempre al lado quien nos la recuerde! 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 29 agosto 2024

 

 

 

 

SIEMPRE, ENSEGUIDA Y CON ALEGRÍA 

El mejor momento para amar es el momento presente.

Yo quiero, debo y puedo amar siempre, por eso el mejor momento es ahora.

Quien ama vive una vida sin arrepentimientos, porque el peor infierno es arrepentirse de no haber amado y no poder volver atrás.

Mientras haya vida, hay posibilidad de recomenzar y cada nuevo inicio es una oportunidad para amar.

El verbo amar sólo puede ser conjugado en el presente, porque el tiempo pasado ya no cuenta y el tiempo futuro aún no existe.

No esperes oportunidades, no programes tu amor solo para el futuro, no dejes pasar las ocasiones, aprovecha este momento presente porque él pasa rápido y no volverá más.

Ama siempre, ama de inmediato, ama con alegría. Tu decisión crea una ocasión.

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 26 agosto 2024

 


 

 

 COMPARTIR EXPERIENCIAS

[…] La comunicación de las experiencias vividas tuvo el efecto -para gran sorpresa de algunos, que esperaban un comentario espiritual- de dar a luz y hacer crecer una comunidad cristiana. En el relato de las experiencias, no se trata tanto de compartir con los demás reflexiones, estudios o meditaciones sobre el Evangelio, aunque esto pueda ser útil. Es importante sobre todo comunicar episodios concretos, la experiencia. No tienen que ser sensacionales, tienen que ser momentos sencillos de nuestra vida que la Palabra ha iluminado y transformado. 

MARCO TECILLA, Comunicare i frutti della Parola vissuta, 8 marzo 2012

  

 

 

SER MADRE, PADRE PARA QUIENES TRATAMOS

¿Utopía? No. Es la manera de amar que el Creador nos enseñó desde niños: proteger, cuidar, defender, comprender... Nos tocará luego ser protegidos, cuidados, comprendidos... Es ley de vida. Y la vida será siempre el amor. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 7 septiembre 2024

 

 


domingo, 15 de septiembre de 2024

DARSE VIVIENDO LA PALABRA

VIDA DE LA PALABRA                        primeras semanas SEPTIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», St 1, 22) y la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4):

1.-        La Palabra del mes me está impulsando en pequeñas cosas, casi imperceptibles, pero al vivirla, me llena de empuje y esperanza.

P.ej., estuve dos días y medio en un monasterio en cuya hospedería teníamos que hacernos entre nosotros los pequeños servicios de comedor, orden y limpieza y procuraba yo estar atento para levantarme en seguida, (también en silencio casi absoluto, pues era la norma del lugar), y ello ayudaba a esa unión con Dios ahí y sobre todo luego en la hora de oración silenciosa matinal y en la vespertina, además de otros muchos momentos ahí en la capilla o en medio de la belleza de la naturaleza.

También estos últimos días en el finde anual con mis primos y hermanos: había que estar muy atento, pues cada uno también estaba pendiente de darse y ayudar.

La alegría y paz que he experimentado tanto en un sitio como en otro me confirman que vivir y comunicar las pequeñas cosas hace vivir en la paz y la verdad.

  

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», St 1, 22), la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4) y la de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1):

1.-        “¡qué bien me ha venido releer la PdV de este mes! He pasado de unos días sintiendo el "¡Qué bien se está aquí!" a, otra vez, (y durante una breve temporada, se lo pido al Señor), perder esa serenidad en casa.  Después de la “tempestad”... he leído en la PdV las palabras tuyas: "cuando algo no va bien, no ha llegado el final, sino que hay esperanza"; y las de Chiara Lubich: "no hay espina sin rosa"; y unas y otras me han hecho reflexionar y me han dado aliento para afrontar esta, espero breve, temporada. Gracias…

         Llegará estos días alguien para temas burocráticos, y ya sabes que me cuesta, pero tus palabras me ayudan a tener paciencia y a dejar este tema en manos del Señor.

 

2.-        “…la PdV del pasado mes de agosto me ha dado luz y contento interior. En muchas ocasiones le he dicho a Jesús: “¡qué bueno es que estemos aquí!”.

 Se presentaba atractivo, como siempre, el descanso vacacional, y me agradaba la idea de descansar, sin más: sin compromisos, a mi aire.

 Reflexioné la PdV, analicé lo que pudiera darme esa alegría que buscaba  agradando a Dios, y me decidí, una vez más, a descansar junto a otros.

 He leído y recordado el pasaje evangélico en que Jesús les dice a sus discípulos: "Venid a un sitio tranquilo y apartado a descansar" en convivencia fraterna.

 La Mariápolis de Oviedo y la convivencia posterior han sido la mejor elección vacacional: Jesús estaba entre nosotros en cada experiencia contada y compartida, en la convivencia informal, en el silencio, Eucaristías y meditaciones…: “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” contigo.

 

3.-        “hoy toca regreso al trabajo, y nuevo mes que el Señor nos pone por delante. El anterior hizo honor a la Palabra y fue un tiempo regalado para el encuentro con Dios, la creación y los hermanos. Hacia ellos vamos, siguiendo camino tras bajar del Tabor.

 

4.-        “este verano he podido descansar más que otros porque una semana nos fuimos con tres familias de la parroquia, pero la siguiente decidí quedarme en casa porque, a pesar de tener todo preparado…, con el fallecimiento de mi padre, no tenía cuerpo para divertirme. Aunque ya sé que él está mejor ahora, pero el vacío que siento desde que se fue es grande. Me di cuenta que ese hueco en mi alma, Dios lo creo para ese afecto y me falta desde pequeña, solo que ahora culminó y toca entregárselo a Jesús para que Él lo sane y así poder seguir.

Ahora, ya de vuelta al trabajo, toca aterrizar, pero con mucha ilusión y mucha fuerza para llevar a Jesús a todos y “poner por obra la Palabra”.

 

5.-        “ha sido una de las peregrinaciones mejores a Lourdes: el primer día fue un poco chungo, porque cuando vi con quién me habían puesto, no me convencía, porque es muy alborotada y dice cosas que no sientan bien. Las que ella tenía en su sala hacen lo que ellas quieren. Al día siguiente fui a ayudarlas; me dije: “Señor, ¡ayúdame!”. Ya estaban levantadas algunas; a una la ayude a vestirse y fuimos a desayunar. La hija habla mucho pero la escuché a fondo, habla muy alto, pero la dije que bajara el tono para no alborotar en el hospital. Ella bajó la voz y seguimos hablando. Los dos días me ha contado tantas cosas…

A otra la abracé y poco a poco se la fue pasando el nerviosismo y preocupación. Etc.

Y la verdad, es el año que más he disfrutado, porque estoy por la mañana y tarde en piscinas.  El viernes con el Santísimo desde la gruta a la Basílica subterránea y allí fue una pasada, nunca había estado tan feliz.

Luego había personas que no conocía que eran nuevas, me puse hablar y luego me buscaban; una  madre y una hija, era la primera vez que venían, la madre se arrima, me dice: “¿Tú trabajabas en el hospital? ¿No me conoces? Tenía a mi marido en la UCI muy malito, me dijiste: no te preocupes, que se va a poner bueno: ya voy a rezar por él; pues fue verdad; ha fallecido hace poco; siempre estos años me he acordado de ti”. Su hija es un cielo: cuando podía, venía a hablar conmigo

 

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domingo, 1 de septiembre de 2024

NO OYENTE OLVIDADIZO, SINO CUMPLIDOR DE LA PALABRA

 PALABRA DE VIDA                     septiembre 2024

 

«Poned por obra la Palabra

y no os contentéis solo con oírla,

engañándoos a vosotros mismos»

(St 1, 22)

 

La escucha y la práctica es un tema fundamental sobre el que insiste el autor del versículo de este mes. La carta continúa: «En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ese, practicándola, será feliz» (St 1, 25). Y es precisamente este empeño por conocer sus palabras y vivirlas lo que nos hace libres y nos da alegría.

Se podría decir que la cita bíblica de este mes es de por sí el motivo para la práctica de la Palabra de vida, que se ha difundido en todo el mundo. Una vez a la semana, y más adelante una vez al mes, Chiara Lubich elegía una frase completa de la Escritura y la comentaba. Nos reuníamos, compartíamos los frutos de lo que había obrado contando las experiencias de vida, y se iba creando una comunidad unida que mostraba en germen las consecuencias sociales que era capaz de obrar.

«No obstante su sencillez, la iniciativa de la fundadora del Movimiento de los Focolares contribuyó notablemente a redescubrir la Palabra de Dios en el mundo cristiano del siglo XX»[1], transmitiendo un método para vivir el Evangelio y poner en común sus efectos.

 

«Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos».

La carta de Santiago retoma lo que Jesús había anunciado para que viviésemos y experimentásemos la realidad del reino de los cielos entre nosotros: declara bienaventurado a quien escucha su Palabra y la observa (cf. Lc 11, 28); reconoce como su madre y sus hermanos a quienes la escuchan y la ponen en práctica (cf. Lc 8, 21); la compara a la semilla que, si cae en un terreno bueno, es decir, en quienes la escuchan con corazón íntegro y bueno y la guardan, estos producen fruto con su perseverancia (cf. Lc 8, 15).

«En cada Palabra suya Jesús expresa todo su amor por nosotros –escribe Chiara Lubich–. Encarnémosla, hagámosla nuestra, experimentemos la gran potencia de vida que desarrolla si la vivimos, en nosotros y alrededor de nosotros. Enamorémonos del Evangelio hasta dejarnos transformar en él y derramarlo sobre los demás. […] Seremos libres de nosotros mismos, de nuestros límites, de nuestras esclavitudes; y no solo, sino que veremos estallar la revolución de amor que Jesús, libre para vivir en nosotros, provocará en el tejido social en el que estamos inmersos»[2].

 

«Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos».

 

¿Cómo poner en práctica la palabra? Miremos a nuestro alrededor y hagamos de todo para ponernos al servicio de quienes están necesitados, con pequeños o grandes gestos de cuidado mutuo, transformando las estructuras injustas de la sociedad, oponiéndonos a la violencia, favoreciendo gestos de paz y de reconciliación; con más sensibilidad y acciones a favor de nuestro planeta.

Así irrumpe una auténtica revolución en nuestra vida, en la de la comunidad donde vivimos y en el lugar de trabajo donde actuamos.

El amor se manifiesta en las acciones sociales y políticas que procuran construir un mundo mejor. Del compromiso de una pequeña comunidad de los Focolares para con las personas más frágiles, nace en Perú un centro para ancianos con el nombre de la fundadora del Movimiento, en Lámud, una ciudad de la Amazonia peruana a 2.330 metros sobre el nivel del mar.

«El Centro se inauguró en plena crisis de la pandemia y alberga a 50 personas ancianas y solas. La casa, los adornos, la vajilla y los alimentos llegaron como regalo de la comunidad vecina. Ha sido una apuesta no exenta de dificultades y trabas, pero en marzo de 2022 el Centro celebró su primer aniversario abriendo las puertas a la ciudad con una fiesta en la que participaron incluso las autoridades políticas. En los dos días de celebración se añadieron nuevos voluntarios, adultos y niños, que quieren cuidar de los mayores solos y ampliar así su familia»[3].

 

PATRIZIA MAZZOLA y el equipo de la Palabra de vida



[1] C. Lubich, Palabras de vida/1 (1943-1990) (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, p. 5, Introducción.

[2] Ead., «Palabra de vida», septiembre de 2006: Ciudad Nueva n. 434 (8-9/2006), p. 23.

[3] Bilancio di Comunione 2022. Movimento dei Focolari, en https://www.focolare.org/wp-content/uploads/2024/01/BdC-2022-2.pdf, p. 67.

sábado, 31 de agosto de 2024

LUZ Y ALEGRÍA DADA POR JESÚS EN MEDIO

 VIDA DE LA PALABRA                                    mes de AGOSTO

 

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4) y la de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1):

1.-        "¡Qué bien se está aquí, Señor!", me he repetido mucho durante este mes a mí mismo, (y dicho muchas veces también en alto delante de otros), dirigiendo además el corazón y la mirada del alma a Jesús, no simplemente por estar de vacaciones, sino por vivirlas en compañía de sacerdotes con el mismo Ideal de la Unidad (durante los días que pasamos en Santander) o con mi familia en el pueblo o con algunas amistades.

Esto posibilita que captemos la presencia de Jesús resucitado, que siempre está, pero solo percibimos y aprovechamos sus frutos "donde dos o más están unidos..." en su Nombre.

También cuando en paz contemplaba, (o en grupo contemplábamos), la belleza del mar, o de un acantilado, o de un bosque, o contemplábamos la bondad y sencillez de gente buena de verdad; o por las comidas que nos preparaban.

      ¡Muchos momentos, gracias a Dios! También en ellos alababa al Señor (a menudo en voz alta) y le daba gracias disfrutándolos y, a la vez, me preparaba para cuando pudieran venir sinsabores, dificultades, averías, problemas, no tener respuesta, pruebas, el buscar mucho tiempo algo perdido...

      Varias de estas cosas también han llegado estas semanas. Entonces me ayudaba el recordar el "¡qué bien se está"!, el Tabor: saber que, si la cosa no va bien, es que todavía no llega el final, siempre hay esperanza (hasta en pequeñas tonterías); saber que donde me encuentro con el Crucificado por amor, habrá resurrección, (como dice Chiara Lubich: "no hay espina sin rosa"; ¡ojo!: ¡justo al revés de lo que afirma el refrán!). Y eso me ha ido dando ánimo para seguir intentando hacer mi parte en resolver esas dificultades o para vivir con serenidad el momento presente.

 

 

Esta vez no me han llegado  vuestras EXPERIENCIAS, así que, tomo prestadas de la publicación de dos amigos estas, siempre tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4), la de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1) y la de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27):

 

1.-        Todos los días trato de tener un momento de meditación: leo la Biblia, leo extractos sobre algún libro de espiritualidad, escucho un audio o veo video sobre temas espirituales. Siempre es un momento de mucha luz, que me ayuda a vivir mejor el día en sintonía con la voluntad de Dios, con el bien, con el amor.

A veces son momentos de luz tan intensos, que los comparo, en la debida proporción, con la experiencia de Pedro, Juan y Santiago con Jesús en el monte Tabor.

Esta luz me acompaña y se difunde silenciosamente a lo largo del día, iluminando las situaciones difíciles, resaltando el bien, poniendo una barrera al mal y, sobre todo, llegando también a las personas que encuentro.

La luz que recibo de Dios ilumina mi vida y debe, a través de mí, iluminar la vida de quienes me rodean (Apolonio Carvalho).

 

2.-        …coincido con un señor de mi edad, (B  de bueno), para acceder al vagón del Metro. Le indico que a la izquierda hay un asiento libre. Él no lo quiere, así que yo me dispongo a ocuparlo. Los demás viajeros me advierten de que está sucio. Efectivamente, contenía restos de un líquido y un papel empapado en él. Desisto, y ese hombre me indica otro asiento libre, que le agradezco y paso a ocupar. Pero inmediatamente pienso: "Tal vez puedo limpiar el asiento sucio, porque si no, nadie lo podrá usar durante todo el día".

Compruebo que en mi zurrón llevo varias servilletas de papel, así que me levanto, voy al asiento sucio y lo cubro de servilletas, que absorben el líquido derramado. Entonces me siento en él, no obstante hubiera un asiento libre a cada lado del sucio. Fue un acto de valentía ante los demás viajeros.

Quiero resaltar que mi amabilidad cediendo ese asiento sucio-limpio a ese señor fue correspondida por él indicándome otra plaza libre alternativa. ¿Será cierto que si sembramos amor, cosechamos amor? Yo no lo dudo. Además, lo garantiza el gran san Juan de la Cruz….

 

           

 

 

 

 

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