VIDA DE LA PALABRA primeras semanas SEPTIEMBRE
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre
(«Todos
los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2) y la de agosto («Mujer, grande es tu fe; que te suceda como
deseas», Mt 15, 28):
1.- La PdV del mes me está ayudando a vivir más unido al
Señor bendiciéndole en continua alabanza, hasta en las cosas más sencillas.
P.ej., fregando los platos después de las comidas, (aunque no me
gusta), a menudo me recordaba estar contento agradeciéndole porque teníamos
agua en los grifos y por las cualidades de “la hermana agua que limpia y da
frescor”.
O contemplando las nubes o el cielo, (incluso los rayos y relámpagos,
aunque… no sin mucho respeto…) alabándolo por su grandeza.
También paseando por el campo anocheciendo, (eran los dos últimos días
de la última ola de calor), me salía espontáneo (más allá de ver las plantas
casi grises y medio calcinadas por el verano) cantar en voz alta con quien iba
“gracias, Señor, por tu Amor; gracias porque te encontramos siempre…”.
Lo mismo también las pocas oportunidades que he tenido estos últimos
días de nadar al aire libre (a pesar del fresquito) glorificándolo por sentir mi
organismo vivo y poder hacer ejercicio, y por notar el agua que me envolvía del
todo igual que su Amor aunque no siempre se lo agradecía suficientemente.
También contemplando a los peques, (sobre todo a los bebés), que venían
con sus padres a la Misa: me paraba en la puerta un instante junto con sus
padres y abuelos y bendecía en voz alta al Señor, único dueño de la Vida. Y lo
mismo con las personas mayores que visito en sus casas, contemplando sus
arrugas, o en la Residencia de mayores donde hemos iniciado un voluntariado
parroquial.
O cuando alguna persona me recriminaba alguna cosa, (más allá que yo
pensara que tuviera o no razón), trataba de descubrir algo bueno y que el Señor
me quería corregir en algo o hacer avanzar, y bendecirle a Él por ello. P.ej.,
alguien se quejó que no le advertí de una serie muy formativa en Radio María;
después de pedirle perdón, se me ocurrió para reparar, mandarle el enlace a los
podcasts de ese programa; y entonces me vino la idea de ponérmelo yo también
con un enlace directo en la pantalla de mi móvil y poder escuchar los que me
había perdido otras semanas; y era bendecir al Señor por la “reprimenda” y por
la posterior idea.
O briznas de hierba o alguna florecilla entre el asfalto o las
baldosas venciendo ese medio hostil y recordándome al Dueño de la vida que nos
puede hacer florecer donde nos pone, incluso en el medio más adverso. Etc.,
etc.
2.- Ayer llegó un matrimonio a la parroquia preguntando
por la Misa vespertina: era una hora después y no podían esperarse. Hablando
con ellos descubrí que iban al centro Mariápolis y les informé que allí la
habría a la misma hora que aquí, con lo cual les venía genial.
Cuando me preguntaron el modo de llegar allí, me percaté que traían
las maletas, es decir, venían en transportes públicos. Así que, sin decirles
nada, cerré el despacho parroquial y les hice seña que me siguieran: pensaban
que les iba a dar indicaciones, pero cuando vieron que estaba yo abriendo la
cochera, me dijeron, “¡no queremos interrumpirte!; dinos el bus”. Naturalmente
los llevé en mi coche charlando amigablemente.
3.- Anteayer llegó a visitarme un sacerdote burundés,
que, después de muchos años, volvía unas semanas a España. Como le costaba
recordar el español, procuré hablar despacio vocalizando, y no mostré ninguna
impaciencia, sino sonrisas, mientras él trataba de elaborar sus frases. Fueron
unas horas bonitas de fraternidad que terminamos leyendo juntos la PdV y
meditándola un rato en silencio y luego le conté alguna de estas experiencias
para acabar rezando juntos las Vísperas. Le regalé el librito que escribimos sobre
José Varas, a quien también conoció bien hace años.
3b.- Recordamos juntos cómo nos conocimos: hará 15 años o
más, cuando yo vivía también en Las Matas, pero en comunidad con 4 sacerdotes
en la Casa “Cor Unum”, cerquita del centro Mariápolis. Un buen día de
septiembre se presentaron dos seminaristas africanos sonrientes y a la vez
temerosos. Estudiaban en Toledo y en una excursión, en una iglesia vieron en la
mesita de atrás las hojitas mensuales de la Palabra de Vida: ¡les dio un vuelco
el corazón! Ellos pensaban que había Focolares solo en su país y en Italia.
Miraron la dirección en la letra pequeña y en cuanto pudieron, se desplazaron a
Madrid a la Editorial Ciudad Nueva y les acogieron y se la enseñaron y les
facilitaron la dirección de los sacerdotes que trataban de vivir la Palabra de
Vida. Y después de muchas peripecias de caminatas y transportes públicos, se
presentaron en nuestra casa, a la que luego volvían de vez en cuando y al
centro Mariápolis.
3c.- Sabía que le haría ilusión volver al centro
Mariápolis, así que lo llevé allí. Yo tenía que regresar a la Misa de la
parroquia, pero previamente había avisado al sacerdote que iba allí a celebrar
la Misa y a la gente de la comunidad, que le acogieron muy bien y luego lo
llevaron a Madrid. Decía luego él: “…esta tarde ha sido muy
estupenda para mí y me acordó muchas cosas tanto en mis años de formación
tanto en el inicio de mi contacto directo al movimiento…“.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de Vida de septiembre («Todos
los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2), la de agosto («Mujer, grande es tu fe; que te suceda como
deseas», Mt 15, 28) y la de
julio («Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de
estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa»,
Mt 10, 42):
1.- “…desde el miércoles ya estoy gracias a Dios en casa. Esos quince días que he
pasado en el hospital han sido para mí un verdadero tormento, tanto en el plano
físico como psíquico. Yo, acostumbrada a ser la fuerte de la familia, era
dependiente total. Y ante la perspectiva incluso de poder quedarme paralítica,
como le dijeron a mis hijos. Gracias a Dios la operación ha sido un éxito.
Sigo dolorida, pero
puedo andar sola. En los momentos más difíciles siempre decía "Protégeme,
Dios mío, que me refugio en Ti". Ha sido una cura de humildad y de
paciencia.
Y, por supuesto,
de todo esto ha salido algo muy bueno: yo llevaba 8 años pidiendo diariamente a
Dios por la reconciliación de mis hijos, y este accidente mío ha sido la forma
en que Dios los ha unido. Del mismo modo que a mi hermana conmigo.
Muchas
gracias a todos por vuestras oraciones…”.
2.- “…he venido a la misa en…
Dinamarca. Estoy aquí para trabajar por unos meses... No entiendo nada de danés,
pero leo en el móvil las lecturas y el evangelio. Intento seguir la misa igual.
Me da mucha alegría ver a tanta gente de diferentes
países de todas las culturas: veo en esas facciones diferentes el Amor de Dios,
todos reunidos y la lectura de hoy 10 de septiembre “donde 2 o 3 estén reunidos
en mi nombre, Yo estoy en medio…”. ¡Qué lindo vivir estas experiencias en la
Fe!
Dios siempre tiene regalos para mí, me siento Bendecida.
En la iglesia hay familias y personas de todas las
nacionalidades y en el momento de La Paz, con el gesto y sonreírles a todos
manifestamos la fraternidad. Eso me gusta mucho.
2b.- También en el trabajo ayudo a mis
compañeras y les ofrezco mi sonrisa: aunque me comunico en inglés, a veces no
me salen las palabras, pero intento regalar una sonrisa y minimizar las
diferencias.
Cada día rezo el Rosario y le entrego a la Virgen mi día
y ella con su amor me da la fuerza a estar bien: aunque extrañé mucho al
principio, ahora lo llevo con Alegría cada día; gracias a la Oración se me está
haciendo liviana y llevadera la experiencia.
Paco, aquí te mando mi aporte para los mails de la
palabra de Vida. Gracias…”.
3.- “… ¡Muchas
gracias Paco por acordarte, qué detalle más bonito! Es mañana el cumple… y 2
años también del inicio de la enfermedad de mi marido...: se encuentra bien
gracias a Dios, muy animado y abandonado a la voluntad de Dios; la quimio le
sentó muy bien, no tuvo muchos efectos secundarios. Le llevé al neurocirujano
que le operó para pedir una segunda opinión y nos confirmó que estaba muy
extendido y no podía operar: al parecer hay 4 focos tumorales en diferentes
zonas, es una barbaridad. Si Dios no hace un milagro, puede que ni siquiera
termine el año. Así que intensificamos oraciones y fe y abandono en Dios que
cuida de nosotros nueve cada día y nos acompaña sin dejarnos un momento. Sigo
rezando la estampa de Luminosa cada noche y sigo viendo “señales de rosas”…”.
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