lunes, 31 de julio de 2023

FE VIVA Y OPERANTE

PALABRA DE VIDA                              agosto 2023

 

 

«Mujer, grande es tu fe;

que te suceda como deseas»

(Mt 15, 28)

 Jesús se dirige hacia la región de Tiro y Sidón, en tierra extranjera. Parece buscar, por fin, un poco de reposo con los suyos, y quizá también soledad, silencio, oración y refugio. De improviso les llegan los gritos de una mujer que, como otros personajes de los Evangelios, no tiene nombre. Su presencia incomoda y molesta a los discípulos, que le «imploran» a Jesús que la atienda para librarse de ella: «viene gritando detrás de nosotros». La mujer no se paraliza por no ser israelita, ni por ser mujer, ni porque el Maestro la ignore. Es una madre desesperada por su hija, «malamente endemoniada». Se acerca a Jesús con la tenacidad de querer un encuentro personal con él y consigue «postrarse ante él» mientras insiste en pedirle ayuda. Jesús le dirige palabras de una dureza inaudita: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».

 

«Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas».

 

La mujer acepta la negativa; comprende que su mundo no forma parte de la misión primaria de Jesús; asume que su Dios no es una máquina dispensadora de gracias, sino un padre que pide una relación acorde con la verdad, que pasa por reconocer también la propia pobreza personal. Esta mujer, consciente de esto, mira a Jesús a los ojos: «Sí, Señor, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Pone a Jesús contra la pared, por así decir, y Él se conmueve por la humildad de quien se contenta con las migajas. Hasta sus gritos parecen expresar su fe, y lo llama «Señor, hijo de David».

 

«Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas».

 

Su gran fe está esculpida en los Evangelios por varios verbos: la mujer sale y va hacia Jesús; grita; llora; pide piedad; lo reconoce como Señor y se postra ante él; mantiene intacta su tenacidad y la certeza de que lo imposible es posible para el Señor; responde a la dureza de Jesús con una lógica impecable. Amor materno y confianza son sus puntos fuertes. «Y desde aquel momento quedó curada su hija».

Esta palabra es la fotografía de la fe viva y operante de una persona. Y al mismo tiempo muestra la constancia y el camino de la primera comunidad cristiana a la que se dirige Mateo, en su apertura al mundo no judío que está en búsqueda y alberga una gran fe.

 

«Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas».

 

Como para esta mujer sirofenicia, «también nuestra fe puede entrar en crisis por una dificultad imprevista, por un hecho imprevisto que viene a perturbar nuestros proyectos, por una grave enfermedad, por el prolongarse de una situación muy dolorosa»[1], y –podríamos añadir– por la falta de paz en el mundo, por las injusticias estructurales, por la grave enfermedad del planeta, por conflictos familiares y sociales… Y una de nuestras debilidades podría ser la falta de perseverancia y de confianza plena. «Dios permite que nuestra fe pase por situaciones difíciles y a veces absurdas. Él quiere purificarla, quiere ver si de verdad sabemos abandonarnos en Él y creer que su amor es mucho mayor que nuestros proyectos, deseos y expectativas»[2].

Así le sucedió a Saliba. También él parecía obligado a dejar su ciudad, Homs (Siria) y a sus padres mayores. La tienda de su padre, vidriero, había quedado destruida durante la guerra en una ciudad destrozada. Como otros jóvenes, Saliba pensaba en buscar nuevas oportunidades en otro lugar, pero no se rindió. Con sus 22 años y la tozudez de quien no renuncia a hacer algo por su pueblo herido, aprovechó la ocasión que le ofrecía el proyecto RestarT[3] de abrir una tiendecita donde sus conciudadanos encontrasen queso, yogur y mantequilla artesanos hechos por su madre, además de verdura, aceite, especias y café. Ya cuenta con un frigorífico y un generador. Ayudado por su anciano padre, en los días en que la tienda esté cerrada, repartirá cestas de comida entre las familias sin recursos[4].


VICTORIA GÓMEZ y el equipo de la Palabra de Vida

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida, junio 1994, en Ciudad Nueva n. 300 (6/1994), p. 33.

[2] Ibid.

[3] https://www.amu-it.eu/progetti-int/restart-ripartire-per-restare/.

[4] https://www.unitedworldproject.org/workshop/siria-il-minimarket-di-saliba-alzera-presto-la-serranda/.

 

DAR POR AMAR

 VIDA DE LA PALABRA                    mes de julio

 

 Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de julio («Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa», Mt 10, 42) y la de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros», 2 Co 13, 11):

 

1.-        Ha habido múltiples oportunidades de “vasos de agua fresca” a lo largo de todo el mes. Tendría que haberlas apuntado cada día, pues me llenaban de sencilla alegría. O al menos haberlas recontado para ver si cada día superaba el record, (como hacía santa Clara de Asís usando piedrecitas en un bote o garbanzos).

            Trato de recordar algunas:

            Todas las mañanas que he estado en la parroquia, (después de la primera oración y abrir las ventanas de mi casa), antes de arreglarme y desayunar, bajaba rápido a abrir todas las puertas y ventanas del templo y de todos los salones parroquiales, para que corriera el aire menos caliente y así cuando llegara la gente a Misa de 10:00 esas 3 horas hubieran rebajado el calor embolsado.

1b.-     Por las mañanas antes de desayunar todos los días he estado haciendo distintas tareas de limpieza hogareña. El par de veces que tocaba la entrada y el pasillo, al limpiar el felpudo de mi puerta y el descansillo, también lo hice con los del compañero, (aunque de primeras me había venido la tentación de no hacerlo por la premura de tiempo).

1c.-     Hemos empezado un nuevo voluntariado parroquial en una residencia de ancianos yendo a estar con ellos y, además, una de las tardes al mes ayudarles a rezar el rosario y otra de las mañanas al mes ayudarles a un rato de oración. El primer día fui yo también y antes del rosario traté de conocerles por su nombre y procedencia, apreciar cada una de sus arruguitas como experiencia de vida y sabiduría, hacer que se involucren con peticiones y una canción para cada misterio, etc.

1d.-     Al día siguiente de la boda de mi sobrino, después del paseo matutino en mi pueblo haciendo ejercicio (en el que además aprovecho para ir rezando el rosario y para ir a saludar a Jesús en el sagrario en el Santuario de la Virgen de la Caridad), al emprender el regreso vi que subía por el bonito paseo de la Virgen un hombre con una gran mochila que serenamente iba recogiendo bolsas y botes de bebida tirados en el césped o en medio del paseo. Me admiré y alabé a Dios por la bondad de este hombre. Y de pronto me di cuenta que yo podría hacer lo mismo, aunque me daba un poco de asco y tenía ya prisa. Al menos aproveché mi recorrido de regreso recogiendo lo que podía y tirándolo a las papeleras.

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa», Mt 10, 42), la de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros», 2 Co 13, 11) y la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12, 10):

 

1.-        “vamos adelante tratando de ver el amor de Dios en cada momento. Yo sigo con mis tratamientos lo mejor que puedo y trato de cuidar a mi marido, pues después de estos casi 3 años de cuidarme él, ahora me toca cuidarle pues le han pasado factura y está algo regular. Y juntos tratamos de decir: “Si Tú lo quieres, yo también!!!”.

 

2.-        “ he realizado varias experiencias sobre la PdV, pero una muy literal: he formando parte de  tribunal para una tesis y compré unos botellines de agua fresca para cada uno de los tres profesores y también para la alumna: se quedaron agradablemente sorprendidos todos.

 

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

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sábado, 1 de julio de 2023

UN VASO DE AGUA EN NOMBRE DE JESÚS

 PALABRA DE VIDA                                       julio de 2023

 


«Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca

 a uno de estos pequeños, por ser discípulo,

os aseguro que no perderá su recompensa»

(Mt 10, 42)

 

El evangelista Mateo es un escriba cristiano muy instruido: conoce a fondo las promesas del Dios de Israel, y para él las palabras y las acciones de Jesús representan su cumplimiento. Por eso, en su Evangelio presenta su enseñanza en forma de cinco grandes discursos, como un nuevo Moisés.

Esta Palabra de vida concluye el «discurso misionero» que comienza con la elección de los doce apóstoles e indica las exigencias de la predicación: las incomprensiones y las persecuciones que van a encontrar requieren un testimonio creíble que implica decisiones radicales.

         Pero hay más: Jesús revela que el enviar a sus discípulos tiene su raíz en la misión que él mismo ha recibido del Padre. Una convicción ya viva en el Antiguo Testamento: en el mensajero de Dios, el mismo Dios se hace presente, se compromete. Así pues, es el amor mismo de Dios el que, a través del testimonio de Jesús y de aquellos que Jesús envía, llega en cadena a cada persona.

 

«Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca

a uno de estos pequeños, por ser discípulo,

os aseguro que no perderá su recompensa».

 

Además de la misión específica de algunos –los apóstoles, los pastores, los profetas…–, Jesús anuncia que todo cristiano puede ser su discípulo, al mismo tiempo destinatario y portador de la misión. Y aunque seamos «pequeños» y aparentemente carentes de cualidades o títulos especiales, todos nosotros, por ser discípulos, estamos habilitados para testimoniar la cercanía de Dios. La comunidad cristiana entera es enviada a la humanidad por el Padre de todos.

Todos hemos recibido atención, cuidados, perdón y confianza de Dios a través de los hermanos; todos podemos decir algo a los demás para que sientan la ternura del Padre, como hizo Jesús durante su misión. En esta raíz, en el Padre, está la garantía de que las llamadas «pequeñas cosas» pueden cambiar el mundo. Aunque solo sea un vaso de agua fresca.

«No cuenta si podemos dar mucho o poco. Lo importante es cómo damos, cuánto amor ponemos incluso en un pequeño gesto de atención al otro. A veces basta con ofrecerle un vaso de agua, un vaso de agua fresca […], un gesto sencillo y grande a los ojos de Dios si lo hacemos en su nombre, o sea, por amor. […] La Palabra de vida de este mes podrá ayudarnos a redescubrir el valor de cada una de nuestras acciones, empezando por las tareas domésticas, del campo o del trabajo, el desempeño de trámites administrativos, los deberes del colegio o las responsabilidades de tipo civil, político o religioso. Todo puede transformarse en servicio atento y solícito. El amor nos dará ojos nuevos para intuir lo que los demás necesitan y atenderlos con creatividad y generosidad. Y como fruto, los dones circularán, porque el amor llama al amor. La alegría se multiplicará, porque “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20, 35)»[1].

 

«Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».

 

Lo que Jesús nos pide es muy exigente: no detener el flujo del amor de Dios. Nos pide que lleguemos a cada hombre y a cada mujer con el corazón abierto y un servicio concreto, superando nuestras categorías y nuestros juicios.

Él quiere nuestra colaboración activa, creativa y responsable, por el bien común a partir de las pequeñas cosas de cada día, pero al mismo tiempo no dejará de recompensarnos: estará siempre a nuestro lado para cuidar de nosotros y acompañarnos en la misión.

«[…] Dejé mi trabajo en Filipinas y me fui a Australia para estar con mi familia […] encontré trabajo en una obra como limpiador de los comedores, los vestuarios, las oficinas y la cantina, que utilizan más de 500 trabajadores. Un trabajo completamente diferente del que tenía antes como ingeniero […] Por el bien de los demás, me aseguro de que los comedores estén siempre limpios y ordenados. Sin embargo, hay personas que no se preocupan de la limpieza. […] No he perdido la paciencia porque para mí es una oportunidad de amar a Jesús en cada persona con la que me encuentro. Poco a poco estas personas empiezan a limpiar después de comer y, con el tiempo, nos hacemos amigos y empiezo a ganarme su confianza y su respeto […]. He experimentado que el amor es contagioso y que todo lo que se hace por amor permanece[2].

 

Letizia Magri y el equipo de la Palabra de vida



[1] C. Lubich, Palabra de vida, octubre 2006: Ciudad Nueva n. 435 (10/2006), p. 22.

[2] S. Pellegrini, G. Salerno, M. Caporale (eds.), Una transformación silenciosa, Ciudad Nueva, Madrid 2022, pp. 65-66.