VIDA DE LA PALABRA agosto 2021
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Ánimo,
hija, tu fe te ha salvado», Mt
9, 22) y la de junio («No todo el que me diga “Señor,
Señor” entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi
Padre celestial», Mt 7, 21):
1.- El miércoles pasado haciendo la
ronda habitual por las habitaciones en el hospital, mientras hablaba yo en el
pasillo con un enfermo, se me acerca un hombre tan atento preguntando si soy el
capellán y la sacristía estaba abierta: era el técnico de aguas y quería él mirar
el lavabo para control de legionella. Naturalmente la puerta estaba cerrada: en
teoría debe pedir a seguridad o mantenimiento que vayan a abrirle, pero me
ofrecí a acompañarle yo aunque estábamos en la otra punta del edificio.
Lo agradeció y me dijo que tenía que ir al final del
pasillo a por el maletín: “no se
preocupe, le espero”. Procuré no impacientarme. Cuando llega, me dice que tiene
que bajar a los aparcamientos a por una probeta: “no se preocupe: le acompaño y mientras vamos charlando”.
Total, que entre unas cosas y otras, la cosa estaba
suponiendo mucho más tiempo de lo que yo suponía.
A cada nuevo requerimiento, le respondía yo con una
sonrisa a través de la mascarilla (el Señor me lo había puesto delante) y sin
contrariarme (me acordaba de la PdV) pensé que era oportunidad que Él me
ofrecía para ir charlando amigablemente: vi que era poco creyente y nada
practicante. Quedó contentísimo, sin embargo, de que le hubiera acompañado y me
hizo muchas preguntas.
2.- Ayer dudaba yo si ir al entierro
de un sacerdote mayor en Cercedilla. Lo
había atendido en el hospital diariamente desde hace más de tres semanas. El otro sacerdote de mi parroquia estaba
fuera: iba yo a andar muy pillado de tiempo. Por otro lado, desde la fe, la
oración y ofrecer yo una Misa, le alcanza y sirve también desde aquí.
No obstante, decidí ir. Cuando quise
acordar, se me había pasado casi la hora. “Ánimo,
tu fe te ha salvado”. Me fie y ¡sin prisa, pero sin pausa! Y confiando en
Él: a pesar de ser viernes por la tarde (¿posible atasco hacia la sierra?). Y
esperando que no empezasen puntuales. Y sintiendo dentro al Señor, procuré no
sobrepasar los límites de velocidad, ni impacientarme con “los lentos”: de
nuevo gracias a la PdV.
Increíblemente llegué solo con 4 minutos de retraso, pero
justo estaban saliendo los 2 obispos para empezar.
Una vez más comprobé que el Señor me va ajustando la
agenda: “ni un minuto antes, ¡pero tampoco uno después!”.
2b.- Me alegré de haber ido por
varios motivos: ver a su familia (que había ido conociendo en el hospital);
celebración litúrgica magníficamente desarrollada; pocos sacerdotes de los
alrededores (¡y así por lo menos estaba yo!); encuentro con un amigo sacerdote a quien yo no veía desde hace años. En fin: quedé muy contento.
Y al acabar, sorpresa mayúscula añadida: estaba también Jesús
Morán (Co-Presidente a nivel mundial del movimiento de los Focolares: habitualmente en Roma, disfrutaba unos días ahí en su pueblo con sus padres).
Se acercó a saludarme y me invitó a tomar un refresco y charlar un ratillo, que
aprovechamos bien, pues yo tenía pocos minutos para regresar rápido a la
Parroquia y celebrar la Misa de la tarde.
2c.- Llegando a esta, me llaman de la
UCI del hospital. Me vino la tentación del agobio, el estrés y la prisa: tuve que
decirles que esperaran pues iba a empezar la Misa. Me fie de nuevo de la PdV, que
me dio paz a pesar del cansancio acumulado.
Cuando fui, era un enfermo de 44 años que ingresó por
covid ¡en octubre! Lo atendí con todos los auxilios espirituales posibles y poniéndome
en todo momento en el lugar del grupo de familiares que le acompañaban. Esta
mañana he sabido que a las pocas horas falleció.
3.- Tontamente se me mojó el móvil
con un hilillo de agua que saltaba de la ducha por encima de la mampara: inservible. No
obstante, (luego, al pensarlo despacio), dando gracias a Dios, pues lo cogí
saliendo mojado y el aparato estaba enchufado cargando. ¿Podría
haberme electrocutado!?
Lo comenté en el Centro Mariápolis y me
prestaron uno viejo para ir saliendo del paso. Y una añade: “le pedimos al Señor por intercesión de Luminosa
uno nuevo en condiciones para ti”. [Allí, en la capillita del Centro, reposan
los restos mortales de Margarita Bavosi, “Luminosa”]. Le contesté que mejor
pedir no para mí y pedir cosas más necesarias. Ella añadió: “sí, por supuesto; ¡pero también el móvil!:
es útil para tu pastoral”.
El móvil estropeado, lo puse en arroz:
quizá así se podría reabsorber la humedad y funcionar. Tres días… ¡y nada! No
lejos de la parroquia, en la tienda de informática me dijeron que no tenía
remedio y que ni siquiera se podría recuperar ninguna información. Así que,
aunque me acordaba de la petición hecha por intercesión de Luminosa, pensé que quizá
el modo en que se cumpliría era encargar uno de la marca con la que se
sincroniza bien con mi ordenador, (pero de media gama: suficiente para lo que necesito,
pero no caro).
Pero… al final de esa tarde, ¡alguien
me regala un móvil que tenía sin estrenar, (pues prefería sentimentalmente
conservar el que tiene)! Aparte del tamaño ligeramente grande, el inconveniente
era sobre todo la marca, pues solo una sincroniza bien con mi ordenador los
contactos y la agenda. Sensación agridulce. ¡Pero contento por la respuesta a
la oración a Luminosa! Y por no dejar de contribuir esa
cantidad a la comunión de bienes.
Y… para que me arrepintiera de esa “sensación”,
a la mañana siguiente en la Misa, tras la lectura del maná en el desierto, el
salmo dice: “El Señor les dio un
trigo celeste. Pero tentaron a
Dios en sus corazones, pidiendo una comida a su gusto”. Me quedé helado al “aplicarlo”
al asunto de mi móvil.
Así que, con esa frase en el corazón, los
días siguientes traté de adaptar y acoplar de mil maneras ese móvil regalado. Me
hubiera sido más cómodo ir a la tienda a comprar el móvil encargado, que ya le
había llegado. El hombre (siempre muy amable), me dijo que lo reservaría por si
dentro de unas semanas al final me decidía a comprarlo. Empleé horas tratando
de ajustar el regalado sin dejarme llevar por la impaciencia; no quería fallar
al Señor: aunque sea en una minucia, “¡ánimo!, tu fe te ha salvado”.
Una semana después, vi que no lo lograba del todo. Me
establecí, pues, un ultimátum: si no lo hago rendir bien, voy esta tarde a la
tienda y, si no han vendido aún el que yo encargué, querría decir que quizá es
Voluntad de Dios que lo compre. Pero ese salmo y la PdV continuaban resonando. Me
regalan al rato, además, una cantidad de dinero “para una parte del móvil o
para que te compres camisetas”. Pero justo antes de “expirar el plazo”, el
novio de una del grupo, versado en informática, logró ajustar casi todo en el
móvil. Así que, (aunque no lo habían vendido), le dije al de la tienda que no
me lo llevaba: no obstante, continuará dejándolo ahí por si a la vuelta de
vacaciones se lo compro.
Continuamente las tentaciones de apego a algo que ni
tengo. Al hablar por teléfono, me dicen que a veces se pierde un poco mi voz. Pero
la PdV y el salmo, me vuelven a poner en “Tú, Señor, eres mi único Bien”. Aunque
sea en una tontería, prefiero esto antes que tener el móvil encargado, (con cuádruple
de capacidad y doble de RAM, aunque no era de alta gama).
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Ánimo, hija, tu fe te ha salvado»,
Mt 9, 22), la de junio («No todo el que me diga “Señor, Señor”
entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre
celestial», Mt 7, 21) y la de
mayo («Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en
él», 1 Jn 4, 16):
1.- “…leyendo todos los textos que has
mandado, pienso en el amor y el perdón... Y sobre todo en la oración y
poner en manos del Señor su voluntad.
Tras
ello pienso en mi hija y todo lo que sufre después de que no cuenten con ella
sus amigas y el sufrimiento que eso conlleva a una adolescente.
Yo también lo paso mal; bueno, creo que peor que ella.
Perdono y rezo para que le ponga en su camino buenas
personas y amistades que le aporten y sepan quererla. Confío y espero.
Estos textos me han dado mucha Paz. Así que, gracias otra
vez, Paco…”.
2.- “…gracias por cada palabra que mandas, y tranquilo, que los calores no dejan
a nadie indiferente.
Este viernes
organizaron una celebración del día de la Virgen del Carmen en Carmelitas
aunque ya no están las monjas. En su grupo de whassap leí, (aunque tarde), que
si alguien podía acompañar con música. Así que, después de 40 años, saqué la
guitarra de su funda y ¡para mi sorpresa aún sonaba! El problema lo tuve al
intentar tocarla: mis dedos ya no me respondían. Y mi segunda sorpresa: al
tocar y cantar intentando acordarme canciones para alabar a Dios, sonaba algo.
Así que, me bajé alguna canción de internet con acordes que me sonaban…
Gracias a Dios,
apareció otro con otra guitarra y alguna canción más. Y así pasamos un rato de
oración a la Virgen, cantando viejas canciones y dando gracias a Dios porque
con Él todo parece fluir solo.
Eso sí, tengo
los dedos que no los siento… por la falta de costumbre y sigo sorprendido: esa
guitarra ha vivido para alabar a Dios; y cantarle (como dijo Agustin de Hipona)
es rezar dos veces…”.
3.- “…en la fecha en que hace años
falleció mi madre, quise pedirle a ella, (con total convencimiento de que se
encuentra en comunión con los Santos), que me ayudara en mi situación laboral,
pidiéndole una luz con la que poder ver el momento de mi jubilación, pues por
motivos de mis vértigos no puedo conducir y este año por el COVID han suprimido
muchos transportes públicos, complicándose más todavía mi situación como
trabajadora itinerante en distintos centros y en distintos lugares, etc.
Después de casi 35 años, tirar la toalla no me parece que
sea el camino, pero cada año que pasa, aumentan más meses y aumenta mi
angustia.
El 2 de julio, fuí a las oficinas de la Seguridad Social
y pregunté el tiempo que me faltaba para poder solicitar la jubilación
parcial con relevo.
Cuál fue
mi sorpresa cuando me informaron que, por tener un hijo y haberle cuidado un
tiempo, me contabilizan seis meses más de trabajo cotizado. Con ello y por la
edad que tengo, ya puedo solicitar a mi empresa ese tipo de jubilación en
noviembre, si se cumplen los requisitos legales, como es mi caso.
Llegué a casa muy contenta, con el ánimo renovado y al
dar gracias a Dios leyendo la Palabra de Vida del mes, me emocioné con la frase
"Ánimo, Hija, tu fe te ha salvado". Estoy convencida de que ese HIJA
viene de Dios Padre... ¡de parte de mi querida madre!…”.
4.- “…te voy a echar un rollo, pero si
me lo callo, reviento😁.
Hoy han resucitado en mí muchas cosas y he tenido muchas
experiencias bonitas y muy positivas.
Para empezar, el haber ido a rezar delante del Señor me
ha alegrado el día de tal forma que no ha habido nada que me sentara mal, ni
siquiera el haber llegado a casa después de la jornada de trabajo, con la
compra, y que mi hermano no se haya levantado para ayudarme a colocar, seguido
de tener que preparar parte de la comida. La mujer que viene de ayuda a
domicilio me ha hecho el siguiente comentario: "ni se molesta, ¿eh? Ya le
vale”. Y yo, tan "pichi", jaja. Es aquí donde todavía no soy capaz de
decir en ese momento, “por Ti, Señor, gracias”. Aunque a lo largo del día
me voy dando cuenta de estas cosas.
4b.- Esta tarde he tenido que venir a otra población a trabajar.
Mi sorpresa ha sido cuando viene un señor que antes me compraba en mi lugar
habitual y que un día le dije que no volviera, porque no le iba a vender más,
(no te cuento la razón, para no alargar más). Yo le he reconocido enseguida y
él, al verme, se ha quedado parado, pero al final ha decidido acercarse a
comprar. Mi primer pensamiento: “no le vendo”, pero... Un segundo después mi
reacción ha sido de amabilidad, deseándole que tuviera suerte.
Me he quedado sorprendida de esa reacción y me preguntaba
por qué he reaccionado así, pues a lo largo de la tarde veo cómo el Señor
actúa, y por eso estoy contenta, ¿no?
4c.- Quiero comentarte algo más. Ayer…
me enfadé con Dios; le decía: “¡vaya!,
ahora que por fin me decidí a ser mejor, a buscar ayuda y a intentar
encarrilarme, te llevas a mi guía”. Pero enseguida pensé, (o Dios me hizo
ver), que no debo apegarme a nada, ni siquiera a mi director espiritual, (si me
equivoco, dímelo).
Espero que la fuerza que Dios me ha dado a lo largo del
día de hoy, perdure durante los siguientes días y no me deje llevar por las
prisas del mundo. Y si no llego a rezar a la hora y cierra la iglesia, haré
como la chica que me contaste ayer: desde dentro de mi coche, “mirando” hacia dentro
de la iglesia.
Buf, creo que he terminado, aunque no sé yo😊
Gracias.
¡Ah sí!: estoy leyendo el libro “Un camino nuevo”, de
Chiara, No logro pasar de determinada página: vuelvo y vuelvo, jajaja. Me
encanta…”.
5.- “…ayer regresé de Lourdes
donde he estado 4 días con Jesús y María, como los apóstoles del evangelio de
hoy. Allí se vive siempre un paraíso, un trozo de cielo en la tierra.
Este año con menos gente y sin enfermos, con muchas
residencias y tiendas cerradas, más apto para el silencio interior donde Dios
habla al corazón, como María a Bernardita. Os tuve a todos muy presentes, renovando
el pacto de unidad el día del Carmen. Fueron las mejores vacaciones para mí:
participando en las procesiones desde mi silla de ruedas, con el alma llena de
gozo. ¡Felices vacaciones a todos! Un fuerte abrazo.”.
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