VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de MAYO
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en él», 1 Jn 4,
16) y la de abril («Yo
soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas», Jn 10, 11):
1.- Ayer salí a pasear con mi madre, (como cada vez que estoy con ella). No le apetecía mucho porque le parecía que le faltaban las fuerzas.
Pasito a pasito con su bastón, llegamos a un banco y se
sentó. Y ahí empezó a notar el aire dando gracias a Dios, diciendo varias veces
que hacía una temperatura ideal y que menos mal que sí habíamos salido, que
estaba disfrutando mucho. Y en seguida se puso a tararear canciones religiosas
para dar gracias a Dios. Estaba ella feliz y Dios me hizo feliz a mí de verla a
ella: con qué poquito se contenta. Me emocionaba porque estaba viendo
palpablemente (en ella y en mí) que «Dios es amor, y quien permanece
en el amor permanece en Dios y Dios en él».
2.- La otra mañana estaba en el horario de confesiones
esperando yo a que entrara alguien a recibir este sacramento de la
reconciliación en la sala que ahora dedicamos a ello.
Al rato aparece alguien y… después de saludar yo… no viene a
confesarse: me pregunta si está el otro sacerdote (era evidente que no; además,
era su día de descanso); hace ademán de irse, pero añade “quería hablar con él para encargar la intención de una Misa”; se
queda dubitativa: “es que quiero que
celebre una Misa en sufragio por el alma de mi padre, que falleció anteayer”.
Le dije que hasta la tarde él no estaría. Y salió, pero al cruzar la puerta no
entendí si murmuró algo.
A los 10 minutos vuelve a entrar: “¿en qué le he ofendido?, ¿tiene usted algo contra mí?”. Sin
entender yo nada, le pido perdón si es que he dicho o he hecho algo que pudiera
molestar. Sigue con lo mismo y solo al final dice: “es que he mencionado que ha fallecido mi padre y usted no me ha dado el
pésame; ¿qué le he hecho yo?”. Y entonces caí en la cuenta… pensando en qué
iba a querer si no era hora de despacho y no se iba a confesar, y pensando solo
en que quería hablar con el otro compañero, yo no quería interferir…: ¡no caí
en la cuenta! Le pedí mil veces perdón.
Noté ahí a Dios Amor que me corregía, (aunque me tuviera que
poner colorado): siempre contando yo actos de amor y, ante uno tan pequeño y
tan evidente, ¡ni se me había ocurrido! Debo estar más atento, igual que lo
estoy con personas con las que hay mucho trato, o con aquellos que vienen por
primera vez, para que se sientan acogidos en parroquia como en familia. ¡Y con
esta, (que viene casi a diario, pero no hemos hablado casi nunca), metí la pata
hasta el fondo! Traté de arreglarlo un poco poniéndome a amar en ese momento
presente: preguntando si estaba ya malito, cómo se llamaba, etc. Agradecí que me lo dijera, pues seguro que alguna vez más
me ha ocurrido y tampoco estuve atento, y la persona se quedaría mal y no
comentó nada. Agradezco al Señor el mal rato, y ahí vi Su Amor, pues en
ocasiones similares creo que a partir de ahora no me descuidaré.
La
Misa que inmediatamente después celebré, la ofrecí por su padre, aunque no me
lo había pedido.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en él», 1 Jn 4, 16), la de abril («Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la
vida por sus ovejas», Jn 10,
11) y la de marzo («Muéstrame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas», Sal 25, 4):
1.- “…Me gustó mucho la
experiencia que contaste atendiendo a la viejecita que había fallecido sola en
una habitación del hospital. Gracias.
Yo estuve trabajando con una anciana y tengo el
gozo de haberla acompañado siempre y, sobre todo, en los últimos días e
instantes de su vida; al principio ella (aunque era una persona con fe) no
rezaba el Rosario, pero poco a poco conmigo fue aprendiendo y al final era una
oración que le agradaba mucho.
Después que ella falleció, logré encontrar trabajo con
otra señora mayor; como ya tengo algo de confianza con ella, desde hace unas
semanas también le estoy enseñando a recitar el Rosario y a sacarle gusto
espiritual…”.
2.- “…y gracias como siempre por tu email con la Palaba de Vida y las
experiencias.
En esta ocasión al
abrirlo, he leído justo lo que necesitaba escuchar y en mayúsculas, como si
Dios me lo estuviera diciendo claramente; TAMBIÉN EN MEDIO DE LAS TRIBULACIONES,
CONFIAR EN EL AMOR DE DIOS.
¡Qué
importante y qué bonita la Palabra de Vida de este mes! «Dios es
amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él»
No te lo
he contado antes porque hasta esta semana, por el COVID, no hemos podido
reunirnos con la familia para decírselo en persona, así que no lo sabe casi
nadie. Estoy embarazada de 5 meses, va todo bien en el embarazo y estamos muy
felices, pero la verdad es que estoy bastante preocupada con toda esta
situación y porque mi marido cada vez está peor…, aunque tenemos fe en que
finalmente y tras varios años esperando, pueda recibir ese tratamiento (en el
que los médicos no le piden que haga algo antiético si lo recibe) tan caro e
inaccesible que te comenté. Confiemos en Dios en ambas cosas y dejemos nuestras
vidas en Sus manos: me lo voy a tener que apuntar bien grande en algún sitio
visible para recordarlo a todas horas 😃…”.
3.- “…muchas gracias Paco. Estamos viviendo el mes lo
mejor que podemos aunque siempre se puede hacer mejor. Dios nos mantiene juntos
día tras día aunque nuestros achaques vayan avanzando…”.
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