VIDA DE LA PALABRA mes de JULIO
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre
celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre», Mt 12,
50) y la de junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y
quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40):
1.- A principios de mes se me bloqueó mi cuenta de correo-e.
sin percatarme, pero la pude rescatar tres días después.
Una semana más tarde mi móvil se quedó negro
inexplicablemente (y sin ningún tipo de “señal de vida”), sin embargo (cuando
ya me habían prestado otro móvil) al enésimo intento 24 horas después (igual de
inexplicablemente) empezó a arrancar.
Días después mi ordenador portátil no
arrancaba: todo negro aunque se oía el ruidillo del motor; de cenas de intentos
de vez en cuando… a ver si… ¡nada!, (precisamente cuando ya tenía yo casi
preparado el correo “mitad de mes”); varios días después, ¡arrancó!
A la semana fui yo el que se “estropeó”, se
me pasó al rato, pero al día siguiente (mientras hacía las visitas en el
hospital) me encontré mal: neurólogo, oftalmólogo, escáner cerebral…; parece que
solo una migraña con aura sin cefalea (esta tarde me hacen resonancia magnética
para seguir descartando daños cerebrales o vasculares) y toda esta semana he
seguido con vida y múltiple actividad absolutamente normales.
Algo en
común a todo esto (y a otras pequeñas ocasiones): decirle de corazón al Señor “Tú,
eres mi único Bien” y repetírselo decenas de veces: “ni agenda, ni contactos,
ni aparatos buenísimos como son –aunque viejecitos-, ni horas empleadas, ni
salud… ¡sólo Tú eres mi único Bien!”. No quiero apegarme ni a cosas, ni a
personas, ni a situaciones, ni a nada… “Nada te turbe, nada te espante… quien a
Dios tiene nada le falta; solo Dios basta”.
También
me ayudaba muchísimo en todo esto la Palabra de Vida del mes: el aceptar todas
esas pequeñas contrariedades como permitidas por la Voluntad de Dios, (aunque
cada una me hacía “perder” muchas horas), era fiarme del Señor y entender que
incluso así yo estaba siendo “hermano” suyo y que, incluso así, yo estaba
siendo “madre” suya, es decir, estaba haciendo nacer a Jesús en otros (aunque fuera
en otra parte del mundo o yo no lo viera; sí que comprobé, por ejemplo, esas
horitas que estuve en urgencias, tratando de ser amable y sonriente con todos,
-algunos sabían que yo era el capellán del hospital-, y llamándolos por su
nombre, ha hecho nacer una nueva corriente de simpatía entre nosotros).
1b.- Pequeñas
cosas (gestos de cercanía del Señor, a través de las personas) también me
hacían emocionarme interiormente:
- el día de mi aniversario, pensé llevar bombones al Centro
Mariápolis para invitar a la gente después de la Misa, ¡y me los dejé en casa!;
me di cuenta en el coche a mitad de trayecto, pero como que me vino a la mente
que a lo mejor la divina Providencia suplía; ¡y así fue!: precisamente de
Villalba me llevaron allí otros bombones y pude invitar a todos…
- Las atenciones de varios de los médicos en el hospital…
- El decir “gracias” de algunas personas que no suelen
explicitarlo, me llegaba al alma pues notaba que era de corazón…
- El otro día, después de una reunión, alguien de otro
pueblo me trajo una cena sustanciosa y rica: “te vi el otro día muy delgadillo”.
¡Y tuve para comer y cenar también al día siguiente!
Veía con
gozo que también así todos ellos eran “hermanos, hermanas, madres” de Jesús (en
mí y en otros) y que, yo a la vez, lo estaba siendo para ellos. Y en todo ello
experimentaba caricia del amor de Dios.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre
celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre», Mt 12, 50)
junio («Quien
a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que
me ha enviado», Mt 10, 40) y
la de mayo («Vosotros estáis ya limpios
gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15,
3):
1.- “…he leído tu mail “Palabra
de Vida” y me ha encantado como siempre. Me gustan mucho los comentarios de las
experiencias de otras personas: es muy curioso porque son cosas que nos pasan
en el día a día. Me identifico mucho con la señora que dice que desde que lleva
consigo a Jesús, ya no vive con miedo y disfruta la vida. Yo soy una persona
muy miedosa y vivo siempre con miedo a la vida y con miedo a la muerte por eso
no termino de disfrutar de la vida y de ser completamente feliz, de hecho
tiendo a la depresión, pero ya lo tengo controlado gracias a Dios. Me ha
encantado la historia de las gafas de sol... En eso tú y yo somos igual de
perseverantes… Como siempre, Paco, que alegra enormemente recibir tus mails…”.
2.- “…estamos a punto de terminar
el mes y comenzar otro con una nueva PdV, que siento me implica vivir más cada mes,
me parecía haber sacado todo el jugo a la de junio, donde he tratado de acoger
al otro, estar cercana a los que sufren yendo ligera de equipaje para poder
construir la civilización del amor.
Meditando la de julio, descubro que
Jesús me pide un paso más: 'Hacer Su voluntad'. Y me dice que cualquiera la
puede hacer, esté sano o no, sea adulto o niño... Cada persona lleva en sí la
imagen de Dios Amor Que no tengo excusa, ya que cada persona es el tú de Dios,
con el que puedo entrar en una nueva relación de amor a Él y si amo me reconoce
como de su familia... Es la gran suerte que tenemos, nos sorprende y libera del
pasado y desde las limitaciones puedo ser trampolín de lanzamiento para
realizarme. Es un gran paso.
Chiara nos lo facilita invitándonos a vivir
la Palabra de Dios: "sed una familia". Todo un programa para vivir
durante este mes…”.
3.- “…aquí sigo en casa: salgo
poco, (ya sabes que soy de altísimo riesgo); gracias a tus PdV: las espero
todos los meses. Espero te encuentres bien. Yo estoy muy deprimida, cada vez
peor; tengo muchos dolores, aunque a mi familia no les cuento nada: con
sufrir yo es bastante y la metástasis de la cabeza me ha crecido. Solo te lo
digo a ti. Gracias por todo. Te seguiré escribiendo mientras esté aquí y pueda…”.
4.- “…ayer tras el
análisis me fui a desayunar con mi hermana y me comenta: "hoy es nuestro
cumpleaños. Hace 34 años del trasplante".
Al escuchar esas palabras, por un instante, retrocedí
en el tiempo. Recuerdo que estaba algo confusa cuando me dijeron que a mi
hermana había que hacerle un trasplante de médula y que de todas las personas a
las que habían hecho pruebas, yo era la única candidata posible para el
trasplante.
En ese instante estaba confusa. No
tenía muy claro de qué me estaban hablando. Cómo funcionaba la médula. ¿Por qué
solo yo, en qué consistía eso del trasplante...?
Estaba confusa pero una cosa tenía clara: mi
hermana me necesitaba y no me hacía falta saber nada más para ponerme en manos
de los médicos. No sabía muy bien lo que me iban a hacer, el proceso, las
consecuencias... Me daba igual. Allí que fui sin pestañear.
Tras el desayuno llego a casa. Descansé un
rato y luego hablo con alguien por teléfono y en medio de la conversación me
dice una frase que me deja pensando: "dame un punto de apoyo y moveré el
mundo". No la recordaba, pero según la escuché pensé en Dios y me
preguntaba si realmente era Él mi punto de apoyo.
Porque si realmente lo era, ¿no tenía que
tener confianza ciega igual que cuando la tuve con mi hermana?
Me puse a pensar en situaciones en las que
había sentido que ciertamente dejaba mi vida en manos de Dios y me daba cuenta
que aunque el resultado a veces no era lo que yo había pensado, estaba tranquila,
serena, en paz, feliz…
Todo lo contrario que cuando le ponía alguna
excusa, trabas, preguntas.... Luego me sentía mal conmigo misma.
No lo había pensado pero es verdad: apoyarse
en Dios, pero de verdad, sin preguntas, con confianza, dejándote llevar sin más,
da paz y seguridad
Ahora me doy cuenta que con mi hermana no
dudé. Saber que me necesitaba me fue suficiente para ponerme en manos de los
médicos sin tener muy claro dónde me metía.
No sé si lo he tenido siempre tan claro con
Dios cuando, al igual que mi hermana, sentí que me pedía no mi médula, sino mi
corazón…”.
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