jueves, 15 de noviembre de 2018

EL SEÑOR LLAMA A TRAVÉS DE CADA SITUACIÓN

VIDA DE LA PALABRA                primeras semanas NOVIEMBRE



No me da tiempo a escribir las de estas semanas, así que te copio (de entre las que no he mandado) alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida del mes pasado («Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley», Ga 5, 18):

1.-        Salía yo contento de visitar a una enferma en su habitación, pues su hijo me acababa de comentar: “¿qué le hizo anoche cuando le llamamos a deshora para administrar la extremaunción?: ¡no esperábamos que durara hasta hoy!”. Les expliqué que no se llama “extremaunción”: la “unción para los enfermos”, sana interiormente y, a veces, también físicamente y que por eso hicieron muy bien en llamarme en cuanto ingresaron, (sin esperar a “que no se enterara”, como muchos hacen muy erróneamente), pues no es solo para el momento extremo, sino también para cuando hay una enfermedad importante, o una hospitalización seria o cuando ya se tiene una edad, y conviene que estén conscientes al recibirla y que participen.
Así que, con él, dimos gracias a Dios y ¡hasta pude dar la comunión (un trocito pequeño, claro) a su madre!

1b.-      Me paré entonces, como hago a menudo, en el mostrador del control de enfermería, para apuntar esos datos en la agenda. Di los “buenos días”: había una médico que, (muy ocupada), ni me vio, aunque justo se sentó (al otro lado del mostrador) ante mí. Así que, tratando de
escuchar al Espíritu Santo en mi interior, pensé: “mejor no reitero el saludo; no debo distraerlas ni un segundo”.
De hecho estaba ella azorada diciendo a la enfermera (o auxiliar, no recuerdo) que ella tenía a su espalda: “¡¡yo no puedo saberlo todo!!; ciencia infusa… [señala en ese momento con el índice de su mano derecha hacia el cielo] ¡solo El de Arriba, eh!”. Era una “frase hecha”, pero ahí noté que el Espíritu Santo me pedía intervenir, (y de forma graciosa, para desdramatizar): “¡lo has dicho clavado!”. La enfermera (que tampoco me había “visto”) entonces le dice: “¡el cura!: ¡¡has metido la pata!!”. Y yo: “¡qué va!: ¡lo has dicho perfectamente!”. Y ella, ruborizándose: “¡perdón, perdón!”. “Que no: que lo has dicho muy bien”. “¿Ah, sí?”, añade extrañándose la enfermera. Y entonces ella: “yo antes entendía de esto; y, además, esta semana he ido a Misa después de 20 años”. La enfermera ya con cara de asombro total: “¡toma!; ¿¡has ido a Misa!?”. Y se va rápida; de pronto oigo casi un grito que viene de la sala de descanso de auxiliares y enfermeras: “¡chicos!: ¡¡que la doctora ha ido a Misa después de 20 años!!”. En ese momento, (a ella siempre la veía yo tan resuelta), la noté como que no sabía dónde meterse: ¿o hubiera matado a esa enfermera o se estaba muriendo de vergüenza o…? Pero reacciona y dice: “¡pues sí!: he ido a Misa; y quiero educar en esto a mi hijo de 3 años”. Le ofrezco entonces mandarle la Palabra de Vida en viñetas para colorear y en seguida me apunta su correo-e.

1c.-      Se la envié al día siguiente y me contestó muy contenta. Desde ese día veo que hay una relación no solo de trabajo, sino de verdadera fraternidad cada vez que nos cruzamos.
            Esa misma mañana, comento todo lo anterior (sin decir nombres ni planta) con otra médico con la que ya tenía confianza y respecto a la señora anciana que había mejorado con la santa unción, me dice: “bueno, eso puede ser la mejoría pre-mortem; seguramente cuando vayas ahora a la habitación, habrá fallecido”. Pero no solo no había fallecido, sino que la tenían sentada en el sillón (con sus noventa y pico años) y les acababan de decir que por la tarde le iban a dar el alta.




Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre 2018 («Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo», Ap 3, 20), la de octubre («Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley», Ga 5, 18) y la de septiembre («Recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas», St 1, 21):

1.-        “…ayer regresamos finalmente a Madrid. Quería contarte mi pequeña experiencia de hoy. Fui al fisio y después de tanto tiempo que no iba, esta tarde he estado KO: creo que el único sitio que no tengo agujetas es en las pestañas... Así que he podido vivir a fondo el pasapalabra de hoy: está siendo un día a tope y tener la ocasión de poder hacer tantos “paquetitos” con actos de amor para mandarlos al cielo, (como dicen los gen4, los más pequeños...). Y como no he tenido muchas personas que hoy han pasado a mi lado para amar, desde casa, desde el sillón, ha nacido un 'amor creativo': si no veo a personas, las busco en la red, en el correo, teléfono, en el wsp y así puedo amar a todos... Mañana un nuevo día, pero hoy he intentado amar con un corazón de carne como María y rezar, que hoy teníamos mucha tarea…

2.-        “estoy bastante bien ,tengo algunas pruebas pendientes, pero procuro vivir el día a día y no pensar mucho en mi enfermedad: hoy estoy un poco de bajón, pero me pongo a leer tus palabras de PAZ y me consuelan mucho; hoy he estado con una amiga que estaba sufriendo por otra amiga suya, (vamos, como si fuera su hermana), y me ha dicho que estaba terminal su amiga y he visto su pena; y me ha afectado quizá porque yo estoy en el mismo barco y aunque yo soy muy positiva, tengo mucho corazón y me ha afectado

3.-        “aunque no te conteste siempre, sigo con mucho interés tus dobles envíos al mes. Seguimos aceptablemente bien, dadas las circunstancias, aunque tengo que dar muchas gracias a Dios por poderte contar esto: hace pocos días, al bajar el primero de un autobús y de haber apoyado mi pie derecho en la acera, no pude hacerlo con la pierna izquierda, ya que se cerraron de repente las puertas sin poder bajar el resto del pasaje. Caí de espaldas sobre la acera, parando el golpe con la coronilla. La consecuencia inmediata fue la sangre, mientras se bajaba el conductor y resto de pasaje que me ayudaron a incorporarme y esperar a una ambulancia que tardó más de lo deseable.
Mientras tanto hubo pasajero que me ofreció la fotografía con la matrícula para denunciar lo ocurrido. No quise hacerlo porque, aunque fuera por la causa de que accidentalmente se cerrará sola la puerta o bien porque el conductor cerrara inconscientemente, él era el que pagaría las consecuencias y la cosa no está como para quedarse sin trabajo.
Me tuvieron que dar cinco puntos en la cabeza y la cosa ha quedado ya como una anécdota a contar, gracias a Dios…
… mi mujer, peor, (le han señalado una minusvalía del 48% y yo le sigo con el 65%), pero estamos muy unidos y contentos porque sabemos que estamos cumpliendo con la voluntad de Dios


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