miércoles, 31 de octubre de 2018

IMPULSADO DESDE TU INTERIOR POR EL ESPÍRITU SANTO

VIDA DE LA PALABRA              últimas semanas de OCTUBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley», Ga 5, 18):

1.-        Decidí (en otras ocasiones similares resulta francamente imposible) ir al funeral por la madre de un amigo obviando todos mis inconvenientes: más de una hora de coche, pedir favores (o aplazar o suspender algunas cosas), atasco de circulación de los viernes (luego incluso fue mayor de lo previsible), mal tiempo que empezaba ese día y regresar muy tarde por la noche (me entra mucho sueño temprano). Los días previos, conforme me iban viniendo a la mente esas contrariedades, me volvía yo a poner a la escucha del Espíritu Santo en mi interior para tratar de discernir lo más adecuado; y siempre: “¿qué es más amor hacia tu amigo y todos los que posiblemente encuentres?”. La verdad es que compruebo ahora con alegría que lo más adecuado fue, efectivamente, compartir ese momento y juntos rezar presencialmente por la madre de este amigo.
            Además, al llegar a aquella ciudad, venía de frente por la calle uno de nuestros profesores del seminario, ya muy mayor y enfermo, del brazo de su hermana, que iba también a concelebrar el funeral. Me presenté por si no se acordaba de mí y sonrió en seguida; después de un poquito noté un impulso interior para decirle: “¿le podría dar un abrazo?”. Aunque por allí son parcos en gestos, se le iluminó el rostro afirmativamente. Y después me dijo: “¡no te imaginas cuánto te agradezco el abrazo!”, (siempre había tenido fama de ser de los profesores más “hueso”, serio y adusto, pero en el fondo nos quería mucho), y añadió: “no sé si sabes que tengo cáncer”. Su hermana continuó, incluso con una lagrimilla: “muchísimas, muchísimas gracias por ese abrazo que le has dado”. La verdad es que esas muestras de agradecimiento me llenaron el alma de gratitud al Espíritu Santo que me había impulsado. Y continué feliz hacia la iglesia para el funeral, como si me llevaran en volandas. Alegría que continuó al entrar en la sacristía viendo a tantos amigos y compañeros con los que no me encontraba desde hace mucho.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley», Ga 5, 18) y la de septiembre («Recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas», St 1, 21):

1.-        “esta PdV me ha gustado especialmente porque me ha hecho descubrir de forma más profunda cómo el Espíritu Santo nos guía y acompaña siempre. Me está ayudando a invocarlo con mayor frecuencia y a ser más consciente de su acción, más allá de nuestra pequeñez.
Comparto con vosotros dos experiencias concretas que, volviendo a leer el comentario de la PdV en estos últimos días del mes, me parece que confirman algunas de las frases escritas:
1b.-      A mitad de mes me llamó la esposa de un antiguo compañero de uno de los Instituto en los que trabajé, allá por los años 80. Se jubila en breve y quería organizarle una comida sorpresa con la presencia de algunos compañeros de cada uno de los Centros en los que él ha trabajado. Se celebraba en una ciudad lejos de donde ahora resido y, aunque me hacía ilusión reencontrarme con esos compañeros, no me venía nada bien ir, pero tratando de actuar con el amor que busca el bien del otro, comprendí que debía asistir. Ha sido una gran alegría para todos y para mí “una prueba tangible de que las relaciones que hemos construido dan fruto” cuando se vive por la fraternidad. En los postres, una persona hizo el resumen global y, de aquel periodo, dijo: “En ese Instituto te encontraste a un equipo directivo (yo era entonces la Directora del Centro) que estaba intentando, con todas sus fuerzas y con las de gran parte del claustro, desterrar rencillas del pasado y nocivas costumbres. Era un grupo de grandes profesionales y mejores personas que dejaron huella en ti…”.
1c.-     Al mirar el extracto bancario de los gastos con mi tarjeta, advierto un cobro periódico que no reconozco. En un primer momento siento gran rebeldía, por las molestias que supone (anulación de la tarjeta, reclamaciones, etc.) y, sobre todo, por la forma injusta de proceder de estos grupos. Después de un rato, el Espíritu me recuerda que “el amor nos empuja a ser personas responsables… y estamos llamados a construir relaciones de paz, justicia y legalidad”. Ante todo, traté de eliminar dentro de mí todo rencor y recé por estas personas desconocidas. Al día siguiente fui a hacer la denuncia, pero me encontré con varios inconvenientes y no pude hacerla. Como no era una gran cantidad de dinero, me venía la tentación de dejarlo pasar, pero Él me dio la fuerza para salir de mi comodidad y aprovechar este incidente para amar también a los empleados del banco, a los policías de la Comisaria, a las personas que esperábamos ser atendidas,… y así pude experimentar la libertad de amar en cualquier circunstancia




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