lunes, 13 de abril de 2015

SE 'HIZO UNO' CON NOSOTROS POR AMOR

VIDA DE LA PALABRA                                   primeras semanas de ABRIL

Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de abril («Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos», 1 Cor 9, 22) y la del mes de marzo («El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34):
1.-        El mes pasado, el organismo de mi primo, (casi de mi edad, sólo trece meses mayor), empezó a dejar de responder a la quimio. Cuando lo visité por entonces, (aprovecho, una vez al mes, al ir al pueblo a atender a mis padres), estaban él y su mujer muy serenos,
en un ambiente pleno de esperanza, de fe. Pocos días antes había sido el 7º aniversario del fallecimiento de Chiara Lubich y les habían llevado la estampa con la oración para pedir al Señor por intercesión de ella, así que ellos mismos me la pasaron para que la rezara en ese momento en nombre de los tres.
Ya el año pasado, (cfr. “vuestras experiencias 1”, de segunda mitad de julio), con mis hermanos nos habíamos puesto de acuerdo, (¡sin conocer toda la gravedad!), para pedir el milagro al Señor por intercesión de “Luminosa” y… fue concedido… un año… Dios es Amor y sabe lo que mejor conviene a cada uno en cada instante.
Este domingo pasado también fui a visitarlo, teniendo muy grabadas en mente y corazón las Palabras de vida tanto de marzo como de abril.
Estando allí, llegó el párroco con Jesús-Eucaristía; le di yo la comunión: leyendo el Evangelio del día,
(aparición del Resucitado a los Apóstoles, estando luego Tomás también), me vino el recalcar que la segunda vez que Jesús se dejó ver también “estaban cerradas las puertas”, como la primera, pero ya no añade “por miedo a los judíos”, puesto que habían experimentado ya al Resucitado; y Jesús recalca a Tomás ya con ellos: “dichosos los que crean sin haber visto”, (también por nosotros, siglos después; y, además, nosotros somos “Tomás” de apellido).
Nada más comulgar, suena el timbre y, ¡los 4 pensamos lo mismo!: el párroco se ofrece a abrir la puerta y entretener unos minutos a la visita. Nos quedamos en absoluto recogimiento mi primo, su mujer y yo: verdaderamente se “respiraba” a Jesús-Resucitado, vivo en la Eucaristía ya dentro de ellos.
Tras un buen rato de silencio, les propuse recitar la oración de Chiara y, al acabarla, el Padrenuestro, (se tomaron de la mano ellos dos, y luego, cuando me di cuenta, yo a ambos), Avemaría y Gloria. El fraterno abrazo que uno y otra me dieron reflejaba la intensidad de fe, de oración y de esperanza que acepta todo.
La despedida, (como un rato antes cuando su hija se había marchado a la universidad toda la semana), ellos muy serenos… yo en ambos momentos, con un disimulado nudo en la garganta: ¿quizá… la última o penúltima… antes de “reencontrarnos en el Reino”…? Pero… ¡no cejamos en pedir el milagro y las Gracias para vivir cada uno de estos momentos y los que vengan!


2.-        Al acabar de celebrar la Misa en mi pueblo, entra a la sacristía mi sobrinillo de diez años. Yo estaba hablando con personas mayores que también se habían acercado a saludarme y, sin dejar de prestarles atención, tendí la mano a mi sobrino para que se acercara. En seguida vino, jugueteando para que le hiciera cosquillas. Mi duda: “hacerse uno” dice la Palabra del mes…, pero… ¿con los adultos o con el niño…? Mis amigos adultos, (era charla informal con cada uno que me saludaba), entenderán: ¡con el
“peque”! Así que, sin apartar la vista de los mayores y tratando de seguir la conversación con ellos, me puse a hacerle cosquillas a mi sobrino como a él le gusta, y le susurré que, dentro de unos minutos, “en casa de los abuelitos” tendría la “ración completa” tirándonos también por el suelo.


Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de abril («Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos», 1 Cor 9, 22), la del mes de marzo («El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34) y la de febrero («Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios», (Rm 15, 7):
1.-       le digo a Jesús q le quiero cuando intento curar las "llagas de los pobres": ayer vino a hablar conmigo una señora con muchos problemas q se quería suicidar; desde mi ego, rechazaba totalmente su compañía (no por ella sino por lo q trasmitía), pero al final estuve
escuchándola (por dentro decía: "Jesús, q sean tus palabras q la consuelen"). Me lo agradeció muchísimo y me ponía por los cielos: es una mujer q le gusta alabar mucho al prójimo o el otro extremo. Yo sabía que este agradecimiento era para Jesús y me alegré de (aunque con dificultad) haber elegido escucharla….
            Cuando le escribo pidiéndole “permiso” para poner esto en este correo, me contesta que no es nada, que sólo estuvo hora y media escuchando.
     Le respondo que “nada hay pequeño de lo que hagas por amor” (Chiara Lubich). Al día siguiente me escribe de nuevo:
            “…me acaba de llamar la señora de la que te hablé: después de verme, le dio un "subidón" (ella habla así) de energía para Vivir y tener más Fe, Amar a Jesús. Me daba mil gracias y mejor no te cuento todos los elogios q me ha dicho, ya q lo q le dije no era yo la q hablaba: lo había pedido con antelación.
Ella me dice: -pero si Jesús no te manda…?
Yo le digo: -hubiera mandado a otro.
Ella me dice que no.
            Es grato sentirse utilizado por Jesús para hacer felices a los demás.
            También pensaba en cómo mi vida ha cambiado…, si Jesús no te hubiera mandado, no me puedo imaginar a ningún otro….
     Le contesto: “ya sabes, recogemos tus flores y las mías, y… ¡las flores todas a María!”.

2.-        “no sé si es la mejor palabra de vida que has mandado jamás, o la que más me ha tocado a mí. En todo caso, ¡gracias! 
          No sabes cómo me ayuda en este Jueves Santo y cómo me va a acompañar en todo el Triduo tu magnifico resumen, esquema, que graba las bases de forma sintética y clara en mente y corazón. 
          "Hacerse todo para todos" adquiere un nuevo, y pleno,
significado para mí. Nunca había oído hablar de la diplomacia de la caridad, de la diplomacia de Dios, pero es algo que pareciera haber estado esperando para mí toda la vida. 
          Y las experiencias... Cómo me ayudan a entender, comprender, abrazar el día a día, unirme espiritualmente a personas que viven cruces y momentos duros de forma extraordinariamente callada, discreta, sobrenatural, haciendo que el cielo toque la tierra


3.-        “ayer me acordé un montón de ti porque viví una experiencia muy del estilo de las que cuentas tú.
            Había quedado con una amiga a las 11 en Madrid...: un café rápido porque a las 13 tenía que estar en el cole dando catequesis a mis niños.
            Dejé a mi hijo en el cole a las 8:45. Me fui a casa, aparqué y fui andando hasta un supermercado cerca de casa de mi madre. La compré el pan y un par de cosas que me había encargado, se las subí a su casa y fui a la parada de autobús… y el autobús que no llega. Alguien comenta que había habido un accidente en la carretera y que iban con mucho retraso.
            ¿Lo posponía para otro día?... Pero si lo posponía, no sabía cuándo podríamos volver a quedar. Decidí esperar un poco. Me
 acerqué andando hasta otra parada más céntrica por si allí pasaban con más regularidad los autobuses. Pensé darme un margen: si a las 10:15 no había pasado el autobús, me iría.
            Justo a las 10:15 pasó y estaba en el lugar de la cita a las 10:50. A las 11 me llama y me dice si podíamos quedar en otro café diferente... No estaba lejos de allí, pero eso implicaba contar con cinco minutos menos para mi regreso, (lo cual no era mucho, pero sí me lo parecía en esas circunstancias, dado que no sabía el atasco que me encontraría a la vuelta).
Entre que nos sentamos y pedimos, eran las 11:15; yo había pensado irme como muy tarde a las 11:30...
Y cuando yo iba a decirla que me tenía que ir...: "¿tienes un momento libre? ¿Me gustaría preguntarte una cosa sobre algo que leí en uno de tus escritos? Sé que tienes prisa pero si quieres nos damos un margen hasta las 11:50".
¿Me daría tiempo? “Seguro que no”, me decía a mí misma... Le pedí a Dios que me ayudara a decidir...
Pensé que no podía desaprovechar la ocasión de escucharla. Si me hacía esa pregunta, por algo sería… En catequesis siempre me podrían sustituir, pero ese instante, esa oportunidad de escucharla tal vez no se repetiría hasta Dios sabe cuándo...
Me hizo una pregunta y ahí que nos pusimos a charlar. No recuerdo ni de lo que hablamos, pero sí de lo sorprendida que me quedé.: no sé cuántas veces he quedado para hablar con alguien, tratando de recuperar la confianza que algún día perdí, y nunca lo conseguí. Ahora que no me lo había propuesto, que no tenía pensado para nada hablar con esa persona de mi vida, resulta que me encuentro contándole cosas que nunca le he contado a nadie con una tranquilidad absoluta como hacía años que no recordaba. ¡De sopetón yo había recuperado lo que llevaba años anhelando!
Dieron las 11:55, me tenía que ir. Ya pensaba que ni de broma llegaba... Fui al metro, por los pelos lo cogí. Llegué a la estación, ¡en un minuto hice trasbordo! A las 12:23 salía el autobús, ¡ni rastro del atasco que poco antes había visto! A las 12:50 estaba cogiendo mi coche y a las 13 en punto estaba entrando en catequesis

4.-        “me alegra y me ayuda que te hayas acordado de mí de forma más concreta esta semana enviándome este mail.
Llevo una semana liada yendo y viniendo del pueblo, recogiendo y limpiando la casa, también con alguna que otra “montaña rusa” con los sentimientos, pues no sé si sabrás, pero el
sacerdote que me aconsejaba, marchó a...
Pero por otro lado me alegra poder decirte que mi experiencia con los 5 peques esta Semana Santa me ha hecho no solo encontrarme, sino también encontrar el significado verdadero de SERVIR, encontrando “independencia” en la dependencia



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