Estamos en
otoño, ¿qué tal lo llevas? Días más cortos, fresquillo de repente, hojas
que caen…: hay que tener cuidado de que no nos produzca tristeza
inconscientemente.
¡Todo lo contrario!: octubre, (mes del Rosario), ve, además, desarrollarse en
Roma durante tres semanas el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva
Evangelización, (con la que tanto nos jugamos), y ha tenido el día 11 la inauguración del
“Año de la Fe”, con motivo del 50 Aniversario del Concilio Vaticano II (y 20 de
la publicación del “Catecismo de la Iglesia Católica”), que hemos de seguir
leyendo y entendiendo más y mejor para ponerlo en práctica.
A todo ello nos ayudará también la Palabra para este mes; la tienes, además, como ya sabes, adaptada
para jóvenes y en viñetas para niños (y en audio para descargarla en el móvil y
escucharla todos los días) en http://www.ciudadnueva.org.ar/palabras-de-vida
PALABRA DE VIDA – OCTUBRE 2012
“Por tu palabra, echaré las redes”
(Lc 5, 5)
Apenas Jesús acabó de enseñar, sentado en la barca
de Simón, le dijo a él y a sus compañeros que echaran las redes al mar; y
Simón, a pesar de afirmar que habían estado bregando en vano toda la noche,
añadió: “Puesto que Tú lo dices, echaré las redes”.
Y echándolas, se llenaron de tantos peces que se
rompían. Entonces, vinieron otros compañeros a ayudarle y también ellos
llenaron las barcas, hasta tal punto que casi se hundían. Simón, muy
sorprendido, como lo estaban Santiago y Juan, sus compañeros, se lanzó entonces
a los pies de Jesús, pidiéndole que se alejara de él, que era un pecador. Pero
Jesús le dijo que no temiera: desde aquel momento sería pescador de hombres. Y
desde aquel instante, Simón, Santiago y Juan se convirtieron en sus discípulos.
Este es el relato de la pesca milagrosa, que
simboliza la futura misión de los apóstoles. El comportamiento de Pedro sirve
de modelo no sólo para los otros apóstoles y para quienes les sucederán, sino
también para cada cristiano.
“Por tu palabra, echaré las redes”.
Después de una noche infructuosa, Pedro, experto en
la pesca, habría podido sonreírse y negarse a aceptar la invitación de Jesús a
echar las redes de día, momento menos propicio. En cambio, más allá de su
razonamiento, se fió de Jesús.
Esta es una situación típica por la cual, hoy
también, está llamado a pasar todo creyente, precisamente porque es creyente.
De hecho su fe se pone a prueba de mil maneras.
Seguir a Cristo significa decisión, compromiso y
perseverancia, mientras que en este mundo en el que vivimos todo parece invitar
a la relajación, a la mediocridad, al “dejar pasar”. La tarea
parece demasiado grande, imposible de alcanzar y fracasada anticipadamente.
Se necesita entonces fuerza para ir adelante, para
resistir al ambiente, al contexto social, a los amigos, a los medios de
comunicación.
Es una prueba dura de combatir día tras día, o
mejor, hora tras hora.
Pero si la afrontamos y la aceptamos, servirá para
hacernos madurar como cristianos, para hacernos experimentar que las
extraordinarias palabras de Jesús son verdaderas, que sus promesas se cumplen,
que se puede emprender en la vida una aventura divina mil veces más fascinante
que cuantas podamos imaginar, en la que podemos ser testigos, por ejemplo, de
que mientras en el mundo a menudo la vida es tan desganada, monótona e
infructuosa, Dios colma de bienes a quien le sigue: da el céntuplo en esta
vida, además de la vida eterna. Esta es la pesca milagrosa que se renueva.
“Por tu palabra, echaré las redes”.
¿Cómo poner en práctica entonces esta Palabra?
Haciendo nosotros también la misma elección que
Pedro: “Puesto que Tú lo dices…”. Tener confianza en su Palabra; no poner en
duda lo que Él pide. Más aún: apoyar nuestro comportamiento, nuestra actividad,
nuestra vida en su Palabra.
Así basaremos nuestra existencia en lo más sólido y
seguro que hay, y contemplaremos con asombro que, precisamente allí donde
cualquier recurso humano mengua, Él interviene, y que allí donde es humanamente
imposible, nace la vida.
Chiara Lubich
No hay comentarios:
Publicar un comentario