Aquí tienes unos textos que nos ayuden a recordar e impulsar nuestra vivencia de la Palabra de Vida del mes noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9):
LIBERTAD INTERIOR
Solo Jesús, mediante su muerte,
puede hacer morir nuestro "viejo ego" y, mediante su resurrección,
transformarnos en personas nuevas.
Él puede darnos valor y
determinación en la lucha contra el mal, así como un amor fiel y profundo por
el bien.
De Él proviene la libertad interior, la paz y un gozo inefable que nos eleva por encima de toda la inmundicia del mundo y nos permite experimentar un anticipo del cielo.
CHIARA LUBICH. Comentario
a la Palabra de Vida, de septiembre de 2003.
PURIFICAR LA INTENCIÓN
¿Advertimos
a veces que una persona o una actividad se interponen, como un obstáculo, entre
nosotros y Dios y contaminan nuestra relación con Él? Es el momento de
repetirle: “Eres Tú, Señor, mi único Bien”. Esto nos ayudará a purificar
nuestras intenciones y a reencontrar la libertad interior. La Palabra vivida
nos hace libres y puros porque es amor. Es el amor el que purifica, con su
fuego divino, nuestras intenciones y todo nuestro ser íntimo, porque el
“corazón” según la Biblia es la sede más profunda de la inteligencia y de la
voluntad.
REALIZAR INICIATIVAS DE PAZ.
Para
alcanzar la paz, es necesario producir y desarrollar “instituciones de paz”.
Estas no son solo las instituciones económicas y políticas, que presentan
evidentes límites, sino también aquellas que actúan a nivel asociativo y
cultural. Son realidades predispuestas al gobierno de los diversos aspectos de
la sociedad que favorecen el diálogo y ayudan a hacer emerger y resolver los
problemas antes de que desemboquen en conflictos. En este sentido, es
importante promover el “Ministerio de la Paz” u otras instituciones capaces de
promover acciones reales dirigidas a la paz.
CARLO CEFALON, L’alternativa all’economia di guerra e il mito della pace giusta,
20 Giugno 2025 - Città Nuova.
HUMILDAD SINCERA
Humildad es una palabra
fundamental del humanismo occidental, en el centro de todo proceso educativo,
que está presente en toda persona que estimamos verdaderamente. Pero, como
todas las grandes palabras de la vida, también «humildad» es ambivalente,
porque hay humildad buena y humildad mala. Este uso de la humildad y de la
humillación es todo menos una virtud, y ha generado tanto dolor y ha hecho
marchitar a demasiadas personas. De hecho, no es esta humildad-humillación la
que encontramos en la Biblia y en los evangelios, donde en cambio los humildes
son «enaltecidos» (Magnificat), no son humillados. En el humanismo del
Magnificat lo que se alaba es la redención de quien ha sido humillado y no
dejarlo en su condición de víctima.

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