miércoles, 30 de abril de 2025

SEÑOR, QUIERO QUERER QUERERTE

 PALABRA DE VIDA                                            MAYO 2025

 


«Señor, tú lo sabes todo;

tú sabes que te quiero»

(Jn 21, 17)

El último capítulo del Evangelio de Juan nos lleva a Galilea, al lago de Tiberíades. Después de la muerte de Jesús, Pedro, Juan y otros discípulos han vuelto a su trabajo de pescadores, pero por desgracia la noche no ha sido fructífera.

El Resucitado se manifiesta allí por tercera vez y los exhorta a echar de nuevo las redes, y esta vez recogen muchos peces. Luego los invita a compartir la comida en la orilla. Pedro y los demás lo han reconocido, pero no se atreven a dirigirle la palabra.

Jesús toma la iniciativa y se dirige a Pedro con una pregunta muy comprometida: «Simón de Juan, ¿me amas más que estos?». Es un momento solemne: por tres veces Jesús renueva la llamada a Pedro (cf. Mt 16, 18-19) para cuidar de sus ovejas, de las que Él mismo es el Pastor (Jn 10, 14).

 

«Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero».

 

Pero Pedro sabe que ha fallado, y esta trágica experiencia le impide responder positivamente a la pregunta de Jesús. Y responde con humildad: «Tú sabes que te quiero».

Durante todo el diálogo, Jesús no le echa en cara a Pedro su traición, no se explaya subrayando el error. Se acerca a él mostrándole sus posibilidades, lo introduce en su dolorosa herida para sanarla con su amistad. Lo único que pide es reconstruir la relación con confianza recíproca.

Y brota de Pedro una respuesta que es un acto de consciencia de su debilidad y, al mismo tiempo, de confianza ilimitada en el amor acogedor de su Maestro y Señor:

 

«Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero».

 

También a cada uno de nosotros Jesús le hace la misma pregunta: ¿me amas? ¿Quieres ser mi amigo?

Él lo sabe todo: conoce los dones que hemos recibido de Él mismo, y también nuestras debilidades y heridas, a veces sangrantes. Y aun así renueva su confianza, no en nuestras fuerzas, sino en la amistad con Él.

En esta amistad Pedro encontrará el valor de testimoniar el amor a Jesús hasta dar la vida.

«Momentos de debilidad, de frustración y de desaliento tenemos todos: […] adversidades, situaciones dolorosas, enfermedades, muertes, pruebas interiores, incomprensiones, tentaciones, fracasos […] Precisamente quien se siente incapaz de superar ciertas pruebas que se abaten sobre el cuerpo y sobre el alma, y por eso no puede contar con sus fuerzas, está en condiciones de fiarse de Dios. Y Él, atraído por esta confianza, interviene. Donde Él actúa, obra cosas grandes, que parecen más grandes precisamente porque brotan de nuestra pequeñez»[1].

En el día a día podemos presentarnos a Dios tal como somos y pedir su amistad, que cura. En este abandono confiado en su misericordia podremos volver a la intimidad con el Señor y reanudar el camino con Él.

 

«Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero».

 

Esta Palabra de vida puede convertirse en oración personal, en nuestra respuesta para encomendarnos a Dios con nuestras pocas fuerzas y darle las gracias por los signos de su amor:

«[…] Te quiero porque has entrado en mi vida más que el aire en mis pulmones, más que la sangre en mis venas. Has entrado donde nadie podía entrar, cuando nadie podía ayudarme, cada vez que nadie podía consolarme. […] Concédeme estarte agradecida –al menos un poco– durante el tiempo que me queda, por este amor que has derramado sobre mí y que me ha obligado a decirte: te quiero»[2].

También en nuestras relaciones familiares, sociales y eclesiales podemos aprender el estilo de Jesús: amar a todos, ser los primeros en amar, «lavar los pies» (cf. Jn 13, 14) a nuestros hermanos, sobre todo a los más pequeños y frágiles. Aprenderemos a acoger a cada uno con humildad y paciencia, sin juzgar, abiertos a pedir y recibir el perdón, para comprender juntos cómo caminar en la vida unos al lado de otros.

LETIZIA MAGRI y el equipo de la Palabra de vida

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida de julio de 2000: Ciudad Nueva n. 367 (2000/7), p. 24.

[2] C. Lubich, «Gratitud», en Pensamientos (1961): Escritos espirituales/1, Ciudad Nueva, Madrid 1995, pp. 156-157.


EL DESIERTO FLORECERÁ

VIDA DE LA PALABRA                         últimas semanas de ABRIL

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19) y la de marzo («¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?», Lc 6, 41):

1.-        Durante 3 días y medio he estado con otros veintitrés amigos sacerdotes descansando de la Semana Santa y viviendo en unidad la Pascua, tanto en los momentos de espiritualidad y formación, como en los de asueto y de conocer Málaga, en cuya casa diocesana estábamos alojados, (sitio de paraje envidiable en pleno monte y, a la vez, colindando con la ciudad).

         En todos esos ámbitos tratábamos de vivir el amor recíproco entre nosotros, que hacía posible que experimentáramos las “huellas”, (paz, alegría, gana de crecer interior y comunitariamente, etc.) del Resucitado, quien prometió “donde dos o más están unidos en mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.

         Y ciertamente nos parecía a todos, aunque nos vemos todos los años, que “algo nuevo” está creciendo: verdaderamente el Resucitado se dejaba percibir. “¿No lo notáis?”. Estos días varias personas me han dicho: “se te nota renovado”, “transmites más todavía”, “te percibo pletórico”.

 

Alguna de  vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19), la de marzo («¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?», Lc 6, 41) y la de febrero («Examinadlo todo y quedaos con lo bueno», 1 Ts 5, 21:

1.-        “estamos todavía impresionados por la marcha del Papa Francisco, la Iglesia está celebrando todavía los novendiales pidiendo todos por su alma. 

A la vez me surgía un profundo sentido de gratitud hacia él, nuestro afecto por él, que se está manifestando en estas horas, no debe quedar como una simple emoción del momento: debemos acoger su legado y hacerlo vida, abriéndonos a la misericordia de Dios y siendo nosotros también misericordiosos los unos con los otros, palabras de Mons. Parolin a los fieles, muchos de ellos jóvenes que estos días llegaron a Roma para participar también en el Jubileo de los Adolescentes.

El Evangelio nos dice que precisamente en estos momentos de incertidumbre Jesús se presenta ante nosotros con la luz de la resurrección, para iluminar nuestros corazones. El Papa Francisco nos lo ha recordado desde su elección y lo ha repetido con frecuencia, poniendo en el centro de su pontificado esa alegría del Evangelio.

También nos ha recordado que no puede haber paz sin que reconozcamos el valor del otro, sin la atención al que es más débil y, sobre todo, que no puede haber nunca paz si no aprendemos a perdonarnos.

 

2.-        “ahora bien, que ha venido la familia y podemos compartir estos momentos del año tan especiales como es la Pascua. Después de meses en paro he empezado a trabajar para arreglar caminos rurales. El caso es arreglar cosas que están rotas, que es lo que se me da bien. Doy gracias porque todos tenemos salud y por todo lo que nos rodea. Cada día es un tesoro que se nos da y lo que hagamos con él, es lo que nos diferencia. Gracias por seguir ahí al pie del cañón.

 

3.-        “acabamos de salir de la Vigilia Pascual y solo quería desearte una muy feliz Pascua.

Estamos muy bien, gracias a Dios, echando mucho de menos nuestra tierra, pero felices y agradecidos de la oportunidad que Dios nos ha dado.

Mi hija se confirmará en junio y estamos muy felices; un poco con la pena de no poderlo hacer ahí en nuestra parroquia y con nuestra gente, pero al final lo importante y lo que nos llena de alegría es que está preparada para recibir el Sacramento. Ha sido un proceso maravilloso en el que ha hecho un gran grupo de amigos que la van a acompañar ya siempre.

Me tuvieron que volver a operar de mi cáncer: todo bien, aunque en los momentos de flaqueza piensas “¿por qué otra vez?”. Pero, ¿cómo quejarme, si mucho más sufrió Jesús por nosotros?. Yo doy gracias de que me pase a mí y no a mis hijos o a mis padres.

La verdad es que echo de menos nuestras charlas y confesiones.

 

 

 


miércoles, 16 de abril de 2025

NOVEDAD DE VIDA

             Nos ayuda la Palabra de este mes («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?»), te copio abajo unos textos que nos impulsen a vivirla más: 

  


RECONOCER LA DIGNIDAD DE NUESTROS PRÓJIMOS

Se notará ese reconocimiento por mi manera de hablar de ellos. Si creo firmemente que la persona es "imagen de Dios", por mucho que esté esa imagen desfigurada, distinguiré sus males de fuera de su dignidad de dentro.  Acogida sin reservas, sea esa nuestra primera reacción ante cualquier encuentro: una actitud abierta y humilde. Son odiosas las actitudes de superioridad. Dice el Papa Francisco que solo nos es lícito "mirar de arriba abajo" a alguien, si nos toca levantarlo del suelo. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al pasapalabra diario 10 abril

 

  

 

SER MANSOS

Manso, es decir, sin poder. Chiara Lubich y los suyos no han pretendido ni pretenden ocupar escaños, tener poder, pedir privilegios. ¿Qué consignas pueden ser más mansas que las suyas?: ama al partido de los demás como si fuera el tuyo, ama la Iglesia de los demás como si fuera la tuya, ama el movimiento de los demás como si fuera el tuyo. Lo cual no significa en absoluto abdicar de la propia identidad, ni ceder al sincretismo ni al irenismo. Manso, es decir, desarmado, armado sólo de amor.

MICHELE ZANZUCCHI, Chiara mite e forte, en Città Nuova, 24 Aprile 2008

 

 

 

ACOGER LAS DIFICULTADES

No debemos contemplar las diversas dificultades que encontramos en la vida, sean cuales sean, simplemente como mala suerte o tal vez como un castigo, sino como una señal del amor de Dios. Él nos acompaña y quiere unirnos cada vez más cerca de sí mismo. En cada prueba hay una gracia especial a través de la cual Dios quiere cumplir su plan de amor para cada uno de nosotros.

CHIARA LUBICH

 

 

 

 


martes, 15 de abril de 2025

DIOS RENUEVA LAS COSAS

 VIDADELA PALABRA                             primeras semanas ABRIL

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19) y la de marzo («¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?», Lc 6, 41):

1.-        Ayer martes, (aunque lo suyo sería mañana Jueves Santo por la mañana), concelebramos la Misa Crismal en la Catedral de Madrid. Yo creo que había más sacerdotes y más fieles laicos que nunca: una mitad longitudinal de la Catedral para cada. Esa misma distribución ya era algo bonito. Solo los sacerdotes ya seríamos unos 800 más 9 obispos, (incluidos los 3 cardenales de Madrid: titular y eméritos).

Yo creo que esa distribución longitudinal influyó también para la mayor resonancia de los cantos y oraciones. De hecho, si te conté que el año pasado me impresionó el eco de nuestras respuestas en la renovación de las promesas sacerdotales, este año ha sido mucho más: no sólo nuestros 3 “sí, quiero” con voces varoniles retumbaron en las bóvedas de la Almudena como nunca, sino también cada “amén”, “y con tu espíritu”… y demás oraciones comunes de todo el pueblo de Dios, (tanto laicos como sacerdotes). Lo mismo también que los cantos dirigidos por la escolanía de El Escorial y entonados por todos: sobre todo la Misa de Angelis, que siempre me emociona.

Unos minutos antes también pude confesarme, (aunque no habían pasado los 15 días), con el sacerdote que tenía al lado, providencialmente gran amigo, además, con quien pude renovar la unidad directamente.

Viví con intensidad, (esa, además, había sido la penitencia por la confesión), la bonita y larga ceremonia. Quizá también porque la víspera la expliqué a la comunidad parroquial y, con ello, como que los sentía involucrados en el orar por nosotros, aparte de que algunos de ellos también estuvieron presencialmente. Es más: uno se había ofrecido a llevarnos a nosotros, los dos sacerdotes de la parroquia, en su coche, pues tiene etiqueta medioambiental 0, con lo cual puede entrar en el centro de Madrid.

 

1b.-     Al hilo de esto último: el domingo al acabar la Misa de Ramos, mientras yo saludaba a la gente que salía, uno me pidió venir a hablar conmigo el martes. Con el bullicio, le contesté que “encantado”, sin percatarme en ese instante que a la hora que me dijo, habría debido estar yo saliendo para coger el tren hacia la Misa Crismal.

         Cuando el martes bien temprano me puse nervioso al ver la confluencia de ambas tareas…, fue providencial que el otro sacerdote me mandara un whatsapp anunciando que, (como he contado en la experiencia anterior), un feligrés se había ofrecido a llevarnos en su coche a dicha Misa, con lo cual yo pude atender hasta el final a este que me había pedido charlar despacio y confesar.

         “¡Hay que ver, Señor!: yo mismo me estropeo mi horario haciendo confluir varias cosas y Tú tienes que salir a arreglármelo una vez más. Sí, Señor, también ahora recuerdo lo que siempre me dices: ‘ni un minuto antes, ¡pero tampoco uno después!’.

 

2.-        El finde de Ejercicios Espirituales de Cuaresma fue todo un desafío: por confusión mía de fechas, eran los días en los que yo estaría solo en la Parroquia.

Me fie de la Providencia, más allá de mi despiste. Y un buen sacerdote y amigo, Manuel, pudo estar casi todo el tiempo con los Ejercicios, y llevó él casi todo el peso de las predicaciones, aunque ya sabes que este tipo de Ejercicios los “construye” toda la comunidad del entorno del Centro Mariápolis y todos los participantes en el finde.

No obstante, yo también pude organizarme para estar casi todo el tiempo en los Ejercicios, sin dejar, a la vez, de celebrar todas las Misas de la Parroquia. Resultó muy fructuosa toda la combinación. Y cada cosa venía como que medida en el tiempo y circunstancia justa, tanto en un sitio como en el otro.

Hubo unos 31 ejercitantes, (más algún niño que traían sus padres), esta vez, casi todos de Madrid y su provincia. Todos han salido muy contentos de la experiencia comunitaria de encuentro con Dios. Te comparto algunos ecos de los participantes:

 “muy buena impresión, buena organización, orden, buena limpieza de la casa y se come muy bien. El programa muy bueno, adecuado y excelentes los testimonios; no falta de nada, formación adoración, rosario y espacios de oración y silencio” (M.);

“cada año me parecen mejores y cada vez saco más provecho y más experiencias. Este año me ha impresionado mucho la meditación de la oración y las maneras de orar. Me voy contenta, porque me dicen que parece que voy buscando el sufrimiento, pero voy a tratar de superarlo”;

“me siento satisfecha de haber realizado estos ejercicios espirituales. Realmente no me esperaba tanto contenido en tan poco tiempo. Todo ha sido muy enriquecedor para el estado espiritual en el que me encuentro Los necesitaba mucho. Creo que, conforme vayan pasando los días, todo me irá calando más, restaurando mi alma y preparándome para vivir con más intensidad la Semana Santa. Quiero agradecer de corazón el haber tenido esta oportunidad de crecer en el AMOR de Jesucristo” (A.).

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19), la de marzo («¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?», Lc 6, 41) y la de febrero («Examinadlo todo y quedaos con lo bueno», 1 Ts 5, 21):

1.-        “como siempre, gracias por tu PdV. En esta Cuaresma siento que estoy un poco de “cumpleaños”, porque hace justo un año, el Domingo de Resurrección, me reencontré con mi fe y con vosotros, con la comunidad de la Parroquia. Fue un brote de los que hablas en tu correo, porque tras muchos años alejada de la Iglesia, algo me impulsó a ir a Misa ese día y ahí comenzó todo de nuevo.

         Ha sido un año magnífico: he conocido a gente estupenda, he hablado mucho con vosotros -y cada vez que os escucho siento que aprendo más y más-, y tengo a Dios mucho más presente en mi día a día.

Muchos días mi familia ha compartido la Misa conmigo los domingos, y también día a día descubro a mi alrededor personas que antes no sabía que eran creyentes y ahora, en ratos de charla muy gratificantes, Dios está con nosotros mientras hablamos de Él.

         Así que de nuevo, gracias. Gracias por permitirme participar en la vida de la Parroquia y disfrutar de esos ratos de paz y silencio que tanto bien me hacen.

 

2.-        “Muchas gracias Paco como siempre por estos recuerdos que me hacen sentir que seguimos en el mismo camino.

Y no puedo estar más de acuerdo cuando dices que Él sigue con nosotros aunque, ciegos y sordos por el ruido del mundo no seamos conscientes.

Con la experiencia de los muchos años a cuestas, y mirando con perspectiva mi vida, ahora veo claramente la mano del Señor que siempre me ha guiado y ha acompañado mi camino. 

         Hacerse mayor nos proporciona una riqueza extraordinaria y es un buen momento para agradecer y ofrecer los momentos oscuros que todos debemos atravesar en algún momento de nuestra existencia.

No suelo contestar a La Palabra de Vida, pero te agradezco siempre que me tengas en tu “agenda” y siempre la aprovecho en mis oraciones.

 

3.-        “admiro mucho como escribes tu vida-reflexión desde principio que llegué a España. Los detalles de las pequeñas expresiones de amor a tu madre y a los demás, así vives bien la PdV. He leído la PdV en avión hoy… Mientras leyendo tus experiencias me acuerdo también de mis padres, que ahora están conmigo…: daré más cariño los años que puedan vivir conmigo y con nuestra familia. También sigo intentando poner a Jesús en Medio por el amor recíproco en mi parroquia.

 

4.-        “qué suerte tiene Marisa de teneros... Y qué suerte tenéis vosotros de tener a vuestra madre... Muy emotivas todas "mis experiencias", más aún para mí, que he podido conoceros y compartir con vosotros, de alguna manera, algunas de las vivencias que refieres...Yo también tengo suerte.

 

5.-        “has notado que llevo un par de domingos sin poder ir a misa y no es que esté en el pueblo o que tenga que ver a mi madre, que por supuesto, voy a verla cada fin de semana. El domingo pasado por la mañana tuve un accidente con el coche: me dieron un buen golpe por detrá,s cuando me incorporaba a la A6. Me llevaron al hospital y afortunadamente no tengo nada roto, pero sí un golpetazo en todo el cuerpo. No puedo conducir y coche tardaré en tenerlo. Pero espero el próximo domingo encontrarme mejor y que alguien me pueda llevar. Solo que lo supieras, que estoy bien gracias a Dios, porque podía haber sido una tremenda desgracia. Cuando me dicen que qué mala suerte he tenido, les digo que no, ¡que he tenido muchísima suerte!: tengo a mis ángeles de la guarda a tope.

 

5.-        “escribo desde Argelia, donde llegué ayer... Ahora estamos en coche hacia…, donde viviremos tres días de comunión con la comunidad algerina focolarina, por tanto musulmana casi al 100% con un pequeño pequeñísimo racimo de cristianos.

No tuve tiempo de contaros que dejaba España después de estos 5 años estupendos y creativos y formativos vividos con todos vosotros.

El proceso (permisos, visado, cuestiones que cerrar...) ha sido muy rápido y ágil, mucho más de lo previsto...

Se abre ante mí un tiempo nuevo, (según la Palabra de vida de este mes de abril). Y deseo que Dios pueda hacer en mí y conmigo eso "nuevo" que está en su plan de amor.

Llevo pocas horas aquí, pero escribiría ya páginas con las impresiones que me han suscitado los rostros, las palabras, los gestos, la acogida, los abrazos, por no hablar de la prisa que noté ayer, dando una vuelta alrededor del focolar, en las personas que se dirigían a rezar juntos en la mezquita, o en la llamada del almuecín a la oración, incluso en plena madrugada... Todo nuevo.

Trataré de vivir este tiempo que se abre con en el corazón vuestra unidad, enriquecida de cuanto hemos visto realizarse ante nosotros con la gracia de Dios. Cuento también con vuestra oración y vosotros contad con la mía, para que la intensidad del amor aumente en el mundo.