Aquí tienes algunos textos que nos ayuden a intensificar la vida de la Palabra de octubre («Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza», 2 Tm 1, 7):
HACER SENTIR LA VERDAD DE LA
CERCANÍA DE DIOS
Dios nos ama, no estamos solos, hemos sido diseñados para amar y Jesucristo ha venido a este mundo porque siendo Dios no tuvo a menos hacerse hombre. Así pudo regalarnos la Buena Noticia que nos dice cómo y hasta dónde debemos amar. Por eso, tendremos que abrir nuestras puertas a todos, salir a su encuentro y hacerles sentir la verdad de la cercanía de Dios. Lo haremos, una vez más, entre todos, con todos y para todos”
CARD. CARLOS OSORO, A la misión:
retornar a la alegría del Evangelio. Carta pastoral, p. 6
MARÍA NOS DEFIENDE
EN UN MUNDO EN CRISIS DE ORFANDAD
Todos los discípulos huyeron, menos Juan y algunas mujeres. A los pies de la Cruz está María, la Madre de
Jesús. Todos la miraban diciendo: ‘¡Esa es la madre de este delincuente!
¡Esa es la madre de este subversivo!’: «Y María oía estas cosas. Sufría humillaciones
terribles. Oía también a los grandes, a algunos sacerdotes, a los que Ella
respetaba…: ‘Si eres tan hábil y capaz, ¡baja! ¡Baja!‘. Con su Hijo, desnudo,
allí. Y María tenía un sufrimiento tan grande, pero no se fue. ¡No renegó de su Hijo! Era su carne».
…en Buenos Aires, yo iba a las cárceles a visitar a los detenidos y veía
una fila de mujeres que esperaban para entrar: «Eran mamás. No se avergonzaban:
su carne estaba allí adentro. Estas mujeres sufrían no sólo por la vergüenza de
esta allí – ‘¡Pero mira a esa! ¿Qué habrá hecho su hijo?‘ – Sufrían también por
las humillaciones de los controles que les hacían antes de entrar. Pero eran
madres e iban a ver a su propia carne. Así como María estaba allí, con su Hijo,
con ese sufrimiento tan grande».
Nosotros los cristianos tenemos
una Madre: la misma de Jesús. Tenemos un Padre: el mismo de Jesús. ¡No somos huérfanos!
Y Ella nos da a luz en ese momento con tanto dolor: es un verdadero
martirio. Con el corazón atravesado, acepta
darnos a luz a todos nosotros en ese momento de dolor. Y, desde ese
momento, Ella se vuelve nuestra Madre, desde ese momento Ella es nuestra Madre,
aquella que nos cuida y no se avergüenza de
nosotros: nos defiende».
Los místicos rusos de los primeros siglos… aconsejaban refugiarse bajo el manto de la Madre de Dios, en el
momento de las turbulencias espirituales… bajo el Manto de María no puede entrar el diablo… porque
Ella es Madre y como Madre defiende… Luego, el Occidente siguió este consejo y
se escribió la primera antífona mariana: ‘Sub tuum praesidium’ ‘bajo tu manto,
bajo tu amparo, Oh Madre’, allí estamos seguros.
«En un mundo que podemos llamar ‘huérfano’, en este mundo
que sufre la crisis de una gran orfandad, nuestra ayuda es decir: ‘¡mira a tu
Madre!’ Tenemos a una Madre que nos defiende,
nos enseña, nos acompaña; que no se avergüenza de nuestros pecados. No se avergüenza, porque Ella es Madre. ¡Que
el Espíritu Santo, este amigo, este compañero de camino, este Paráclito abogado
que el Señor nos ha enviado, nos haga comprender este misterio tan grande de la
maternidad de María».
PAPA FRANCISCO, Homilía en Misa
diaria casa Santa Marta, 15 septiembre 2016
DEJARNOS ENCONTRAR POR CRISTO
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes
se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza del vacío
interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría…
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en la que se
encuentre, a renovar ahora mismo su
encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él,
de intentarlo cada día sin descanso…”
PAPA FRANCISCO, Evangelii gaudium 1
y 6