VIDA DE LA PALABRA primeras semanas MAYO 2018
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («En
cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí», Ga 5, 22-23) y la de abril
(«En verdad, en verdad os digo: el que
cree, tiene vida eterna», Jn 6, 47):
1.-
El mes escaso que
mi hermana Miriam ha pasado en España (ya la llevé el viernes al aeropuerto
para que regresara a Chad) ha sido una oportunidad de prodigarnos en la familia
para manifestarnos el cariño y realmente ha producido los frutos del Espíritu
Santo que nos elenca la PdV del mes. Y no solo en nosotros cuando nos veíamos
los hermanos y sobrinos (solo una vez hemos podido casi todos a la vez):
también se han notado en todos los lugares en los que se ha multiplicado mi
hermana contando su experiencia y mostrando fotografías de su misión en África;
también aquí, en la parroquia, las 2 tardes que habló a adultos y niños: paz,
alegría, bondad, afabilidad… Algunas manufacturas hechas por la gente de allí,
las ha vendido todas apenas insinuando, además de que, sin haber pedido ella
ni
nosotros nada, muchísima gente ha solicitado la cuenta dar donativos para
ayudar allí. Y, además, ya han quedado que, cuando venga en verano otro
misionero a descansar, una de las maletas (cargadas de manteles, bolsos, mochilas, pulseras… de las que hacen allí), nos la hará llegar para venderlo por aquí. Y
varios niños, al escuchar que alguno de los de allí quisiera ser sacerdote pero
no tiene medios, se comprometerán a mandar algo estos años y a involucrar a
otros jóvenes también en ello.
2.-
Esta mañana pedía
luz al Espíritu Santo para que me diera tiempo a conjugar todo: parroquia
(confesiones y Misa), visita diaria a los enfermos en el hospital e ir a Madrid
a reunión de sacerdotes con el Vicario. Trataba yo de ir ganando minutos al
tiempo: hice la homilía brevísima, p.ej. Pero luego… el mando del portón de la
cochera no abría (y no estaba por aquí nadie de los otros 3 tienen): “¡horror!:
no podré sacar al coche para ir al hospital y luego a Madrid”; y encima no sé
dónde venden pilas de mando automático (además, en 600 metros a la redonda no
hay nada cerca de la Parroquia). Con paz (espero que fruto del Espíritu) me
acerco de nuevo a ver si providencialmente funcionara el mando, pero esta vez
desde fuera en un último intento: ¡nada!, pero veo a una feligresa que estaba en
su coche arrancando. Le pido el favor de llevarme a por pilas y le explico:
dice que el sitio más cercano está muy lejos y, como un verdadero ángel de la
guarda, al final, en cambio, me lleva al hospital, (mientras me recuerda que por
mil actividades que tenga, no disminuya la oración) y se queda con el mando
para ir a por las pilas; visito yo mientras a los enfermos a “mil por hora”
cada uno, pero con una sonrisa, sin darles muestra externa de prisa…;
¡increíble!: ni del modo más optimista pensé que me diera tiempo a casi todos;
ella vuelve con el mando con las pilas, (pero diciendo que el técnico le ha
avisado que, además, tiene una pieza que se la ha roto la soldadura y que quizá
no funcione), me recoge en el hospital y me lleva a la Parroquia: ¡y sí
funciona el mando! No obstante, ya salgo con retraso hacia Madrid… ¡Atasco, aunque
no es hora punta!: un accidente que obstaculiza. Paz: será que no tengo que llegar,
(lo malo es que llevaba una carta de otro para el Vicario, para los votaciones
de esta mañana). Llamo avisando. Al final, aunque llego tarde, pero con paz, es
justo el momento en el que empieza todo, (entre otras cosas, varias votaciones;
¿uno de los resultados?: ahora, además de ser arcipreste de Villalba y sus
pueblos, lo soy también de Cercedilla y los pueblos de alrededor… ¡Más
trabajo!: pero si Dios ha provisto para que “esta mañana de locos” me diera
tiempo a todo, (“sin pausa, pero sin prisa”), también proveerá para todas las
futuras y actuales tareas.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («En
cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí», Ga 5, 22-23), la de abril («En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna», Jn 6,
47) y la de marzo («Muéstrame tus
caminos, Yahvé, enséñame tus sendas», Sal 25, 4):
1.- “…en menos de un mes mi madre ha sufrido dos tromboembolismos, uno en cada
pulmón. El último fue ingresada el día de su santo... La estancia en el
hospital toda la Semana Santa, y más, ha sido para mis hermanos y para mí una
Gracia: las experiencias de amor concreto se han sucedido una tras otra.
Mientras aguardaba sentada la
hora de la visita, porque solo podía estar dentro una sola persona, escuché
rezar. Eran tres personas sentadas cerca de mí. Les dije: “Yo tb quiero rezar”.
A partir de ahí surgió una preciosa relación.
1b.- Hemos tenido
diferentes compañeras de habitación, con todas el amor concreto.
Una tarde me pidieron cambiar a mi madre de planta pq necesitaban bajar y
monitorizar a otra señora que estaba empeorando. Fue rápido, aunque me dolía
que hubiera sido ella la elegida, ya que se desorienta por su enfermedad. La
señora de al lado lloraba: la cuidábamos como a nuestra madre. Rezábamos el
rosario cada tarde y su hija dormía tranquila pq sabía que estando nosotros no
le faltaba nada.
Esta relación perdura. Aún nos
escribimos y no para de decirme lo estupendos que somos mis hermanos y yo.
1c.- La relación
con mi madre es más linda. La veo más allá más en la trascendencia. Esto me da
fuerzas y esperanza aunque la vea empeorar…”
2.- “¡Feliz próxima fiesta de Pentecostés, Paco!
Ya casi terminando el Tiempo Pascual, doy gracias a Dios porque este año lo
estoy viviendo con una intensidad especial. Me está ayudando a ello, no sólo
las PdV, sino además la Exhortación apostólica del Papa “Gaudete et
exsultate” y la lectura completa, meditada día a día, de los Hechos de los
Apóstoles. Es difícil de sintetizar la experiencia con palabras, pero estoy
percibiendo más que nunca la acción del Espíritu Santo en la Iglesia. Es como
verla en su unidad desde los primeros cristianos hasta nuestro tiempo, con la
continua llamada de Dios a la santidad en medio de luchas y dificultades.
Trato de responder a este regalo de Jesús,
con un mayor compromiso en no centrarme en mis problemas y limitaciones para
poder escuchar y acoger la voz del E.S. y permitir que Él siga actuando en la
historia.
Comparto algunas cosas concretas:
2b.- En un viaje largo en autocar, la persona que se sienta a mi lado se mueve y
protesta en voz alta, con exclamaciones que me molestan, desde el principio. Al
rato, estoy a punto de “saltar” y decirle que ocupe sólo su lugar y esté en
silencio. Pero siento dentro que antes tengo que amarla y soportar su estado de
agitación. Rezo el Rosario confiándola a María y poco a poco parece algo más
serena. Pasadas unas horas, se dirige a mí con amabilidad y me pide excusa
porque había abierto la ventilación (hacía ya tiempo) sin preguntarme si me
molestaba. Fue una alegría comprobar que estaba calmada y se había puesto
también ella a pensar en los demás, me parecía un fruto del Espíritu. El resto
del viaje fuimos hablando con normalidad.
2c.- En octubre, una persona me pregunta si puede estar en mi casa el día
semanal que descansa de su trabajo como interna, ya que su marido se ha ido a
Alemania y en breve ella se reunirá con él. La conozco de años, es de total
confianza y me parece que Dios me da la oportunidad de compartir los bienes que
Él me ha dado. Pero, no podrá irse hasta agosto y empiezo a sentir que “ya es
demasiado”. Pensé que podría decirle que buscara otro sitio... Pero en este
periodo, he sentido que Jesús me pedía seguir amando hasta el final y en las
últimas semanas están siendo preciosas las conversaciones profundas que
tenemos, también sobre temas de nuestra fe, y ayer me daba las gracias por lo
que está aprendiendo.
2d.- Una experiencia fuerte está siendo que últimamente hay siete personas
cercanas y queridas con enfermedades serias, dos de ellas muy graves. Aquí
intento de forma especial seguir la voz del E.S. para poder acompañarlas con
delicadeza y estar a su servicio en el momento oportuno, también atenta a las
necesidades de sus familias. En muchas ocasiones me parece que Él me guía y
llego a visitar a uno al Hospital cuando están necesitando que alguien les
proporcione algo que puedo llevarle enseguida o voy a ver a otra en el momento
que llega el médico a su casa y que es conveniente que yo hable con él o puedo
llevar con el coche a un familiar que ya está bastante cansado para ir en
trasporte público, etc., etc..
Si
quieres leer más experiencias similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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