miércoles, 17 de mayo de 2017

CON NOSOTROS HASTA EL FIN

Comparto estos textos para reforzar el vivir la Palabra del mes («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20), continuando también en la vivencia de la cincuentena pascual y del mes de María: 

VIVIR PARA QUE LA HUMANIDAD
SE CONVIERTA EN UNA FAMILIA

Salvar la familia es salvar la civilización. El estado está compuesto por familias; si éstas decaen, también aquél vacilará...
…Los esposos se convierten en colaboradores de Dios al dar a la humanidad vida y amor… Amor que desde la familia se extiende a la profesión, a la ciudad, a la nación, a la humanidad, propagándose como una onda en círculos concéntricos hasta el infinito. Desde hace veinte siglos arde una inquietud revolucionaria, encendida por el Evangelio, y pide amor...

IGINO GIORDANI (1894-1980)





EL RESUCITADO EN MEDIO DE NOSOTROS

"Yo estoy con vosotros siempre, hasta la consumación del mundo". A punto de dejar este mundo, Jesús reunió a sus apóstoles en torno a Sí por última vez. Durante su vida terrena les había dedicado sus más valiosas energías para unirlos a Sí cada vez más y de este modo fuesen con Él una cosa sola. Y ahora, despidiéndose de ellos, les envía al mundo con sus plenos poderes para continuar su misión, que es anunciar el Evangelio y reunir a toda la humanidad en su amor, como una sola gran familia.
Los apóstoles encontrarán muchas resistencias y dificultades. Pero Jesús los tranquiliza. Si bien ya no lo volverán a ver durante su vida terrenal, Él permanecerá siempre con ellos para guiarles y sostenerles. Será Él quien los mantenga unidos incluso cuando se dispersen por el mundo para que siempre sean una sola mente y un solo corazón con Él. Y será Él quien actúe a través de sus actividades apostólicas.
Estas palabras que cierran la vida de Jesús, no por casualidad nos recuerdan aquella realidad que constituye la fuente de toda la vida y la fecundidad de la Iglesia: la presencia continua de Jesús en medio, no sólo de los apóstoles y de sus sucesores, sino también en medio de todos sus discípulos. Jesús no nos ha dejado, sino que, aunque no lo vemos con los ojos del cuerpo, está siempre en medio de nosotros. Él sigue iluminándonos con su Palabra, comunicándonos la vida divina mediante sus sacramentos (especialmente la Eucaristía), guiándonos mediante sus pastores. Jesús continúa santificando al mundo a través de sus discípulos unidos en su nombre.
Jesús nos envía también a nosotros para dar testimonio de su Evangelio en el ambiente en el que vivimos, pero también nosotros, al igual que los apóstoles, y sobre todo en estos tiempos, podemos advertir la gran dificultad de esta misión llegando a sentirnos casi aplastados por el ambiente de secularización y por la invasión del mal que nos rodea.
Ahora bien, Jesús quiere recordarnos que Él está siempre con nosotros. Quiere asegurarnos que será Él quien actúe a través de nosotros. Y si Él está en medio de nosotros, el mundo no nos dará miedo, porque Él ha vencido al mundo.
Naturalmente esta maravillosa y activa presencia de Jesús tiene una condición: que estemos unidos en su nombre.
…creando las condiciones para que Jesús esté siempre presente en medio de nosotros. Por tanto, nos ayudaremos mutuamente a vivir su Palabra, sobre todo el mandamiento del amor recíproco. Prestaremos mayor atención a todo aquello que pueda acrecentar la unidad con nuestros pastores y en nuestras comunidades. Y las ocasiones son muchas...
…Es Él, el resucitado en medio de nosotros, quien puede devolver al mundo la esperanza.
Con su ayuda, fuertes por su presencia, ¡vayamos! ¿A dónde? A donde Él nos lleve, a donde su voluntad nos indique: al trabajo, a casa, al colegio, etc. Y, a donde quiera que vayamos, llevémosle a Él presente entre nosotros.

CHIARA LUBICH, Comentario a Mt 18,20, enero 1992







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