VIDA DE LA PALABRA noviembre 2024
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44) y la de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):
1.- Iba con mi madre empujando yo su silla de ruedas en el pueblo por el bonito paseo del santuario de la Patrona, la Virgen de la Caridad. En esto oigo a nuestras espaldas unos jóvenes malhablados, con risotadas y gritos. Nos adelantan y al instante tiran una lata de refresco en medio del césped: ¡había una papelera 5 metros antes y otra 5 metros después! Se me enciende la sangre, pero calmadamente los llamo: “¡oye!”. Varias veces: sé que me oyeron, pero no se pararon. Hasta que no tienen más remedio cuando se cruzan con un señor que les dice: “os llaman desde allí atrás”. Con una sonrisa y amablemente les digo: “por favor, ¿podríais tirar esa lata en la papelera? El paseo está bien bonito sin basura en el césped. Este verano estuve una mañana recogiendo latas y bolsas”.
Con una sonrisa burlona, vuelven sobre sus pasos y recogen la lata
y la depositan en la papelera. Los oía hablar a mis espaldas mientras nosotros
seguíamos caminando, lo cual no me daba ninguna tranquilidad, pero oigo otra
lata que sí cae en una papelera.
Pasan al lado para adelantarnos y entonces, sonriendo, les digo:
“me llamo Paco, ¿y vosotros?”. “Yo, Rubén”. “¡Cómo mi sobrino!”. “Yo, José”.
“¡Cómo mi parroquia!”… Sorprendidos empiezan a sonreír, aunque hablando un poco
descreídamente. Les echo la mano y les deseo buen día y que sean buenas
personas, mientras mi madre y yo nos encaminamos hacia la puerta del santuario.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44), la de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22) y la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4):
1.- “…en nuestra familia he pasado por
un tiempo de enfermedad y baja laboral, que me ha permitido reponerme de mi
agotamiento físico y mental... a la par mi marido también ha experimentado
algún susto y se encontraba mentalmente muy agotado a causa del trabajo....
Esto nos hizo plantearnos muy seriamente nuestra
salud, y la necesidad de parar pese a todo... ambos experimentábamos que no
podíamos seguir desarrollando el mismo trabajo por el estrés y malestar que nos
generaba. Él es autónomo y nos surgían preguntas sobre cómo íbamos a hacer
frente a los gastos, cómo íbamos a comprar un coche (porque el que tenemos ya
nos está dando muchos problemas), la incertidumbre de volver a reinventarse
laboralmente que conlleva un tiempo de cero ingresos...
Le planteé a mi marido que no fuésemos nosotros
solos quienes viviéramos esta situación, sino que teníamos que contar con el
mejor Socio que podemos tener, confiándole a Él nuestra situación y Él como un
socio más de nuestro proyecto nos orientaría en nuestras decisiones con su
Luz... ¡y en eso estamos! Y cuando tenemos momentos de reflexión o bajoncete,
porque no lo vemos claro, nos da mucha tranquilidad pensar que ¡somos 3 en esto
y no vamos solos! Seguimos trabajando en ello y confiando... tratando de ver
hacia donde Nos quiere llevar...”.
2.- “…me ha gustado mucho leer en oración a San Antonio
en mi casa: gracias a mi abuela, le tenemos mucha devoción. ¡Hasta el punto que,
a mi hija, él le ha encontrado hasta la universidad este
año!
Te
cuento: un día llegó mi hija a casa y dijo que ya no quería ser futbolista, que
quería ser médico para ayudar a los demás, pero la nota de medicina es
prácticamente un 14. Primero de bachillerato lo terminó con más de un 9 de
media, pero en segundo tuvo una profe de lengua y otro de mate que bajó de
tener un 8 ó 9 en esas asignaturas a un 6. Lo pasó bastante mal durante todo el
curso: yo siempre la animaba, diciéndole que todo lo que nos pasa es por
algo y que Dios siempre nos tiene algo guardado a cada uno. Pero con 17 años y
con la poca amabilidad de los dos profesores era difícil que ella se
sintiera mejor. Pero bueno, al final entendió que es mejor ser buena persona y
no estar enfadado con los que no lo son tanto.
Ya
en mayo, le dije que si la medicina era lo suyo, que no se preocupara, que San
Antonio le encontraría Universidad.
La
nota estaba en más de un 13 y ella había sacado un 12; las universidades
privadas ya no la admitían porque no habíamos hecho la preinscripción en
febrero, y un día buscando por internet, me sale la universidad católica de
Murcia. Llamo y me dicen que no hace falta prescripción, que sólo necesita
tener más de un 11,5 para poder optar a una plaza. Así que en agosto la
admitieron y allí está. Y… ¿sabes quién es la figura principal de esa Universidad??????:
“Universidad católica SAN ANTONIO”!!!!!…”.
3.- “…Ay Paco, qué apropiados son siempre tus correos con las palabras de vida… Llevo unas semanas rezando la Oración del abandono, y siento tanta paz al tomar conciencia de que puedo decirle a Jesús que se ocupe Él, que sabe mejor que nadie lo que hacer… Siempre recuerdo cuando mi madre decía que estaba cansada de vivir y yo le decía “¿le vas a enmendar la plana a Dios, que si te tiene aquí es por algo y sus planes son siempre mejores que los nuestros?”…”.
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