sábado, 31 de agosto de 2019

DIOS, JESÚS EN MEDIO: NUESTRO TESORO

VIDA DE LA PALABRA                agosto 2019



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de agosto («Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón», Lc 12, 34) y la de julio («Gratis lo recibisteis; dadlo gratis», Mt 10, 8):
1.-       Del 4 al 11 he podido participar en la 4ª de las Mariápolis europeas en los Alpes Dolomitas, (unas 600 personas, en cada una de ellas), en los mismos lugares donde se realizó hace 70 años por primera vez esa “ciudad de María” temporal y donde hace 60 se realizó con 12.000 personas la última a nivel mundial, (para empezar al verano siguiente a multiplicarse en cada país).
El objetivo: contribuir a la unidad de las personas y naciones del viejo continente y revitalizar las relaciones recíprocas para dar un alma a este continente que está perdiendo sus raíces.
          Más allá de las dificultades de lenguas y costumbres, era muy bonito entablar trato con cualquier persona: intentar comprendernos y ayudarnos mutuamente, organizarnos para los desplazamientos, etc. Todos viviendo por y para todos.
          Me admiró también la bondad y paciencia de los lugareños de esos pintorescos pueblecitos de montaña. Literalmente “invadidos” durante un mes, ni una mala cara, ni un pitido de coche, (a pesar de que a veces interrumpíamos las callejuelas).
          Marco de esta convivencia que nos hacía crecer como hermanos, eran las majestuosas montañas y picos de más de 3.000 m. y los abigarrados bosques de coníferas apuntando hacia el cielo, como para dirigir mirada, corazón y vida al Dios creador de tan esplendorosa belleza.
          La excursión a Trento (ciudad del gran Concilio de la Contrarreforma y ciudad natal de Chiara) invitaba a meternos como protagonistas para seguir construyendo la historia, ahora desde el carisma de la unidad. “Sería interesante hacer una historia desde el Concilio trentino a Chiara trentina”, había augurado Juan Pablo II cuando visitó la ciudad.
Impresionaba estar en los mismos lugares e iglesitas donde hace 70 años Chiara Lubich y sus primeras compañeras recibieron esas gracias especiales (y que quizá el próximo año –centenario del nacimiento de ella– se publicarán íntegras por primera vez, con el título de “Paraíso ‘49”). Tratábamos de realizar por el amor recíproco esa misma vivencia también hoy entre nosotros en las tareas cotidianas, en las diversas actividades y en la conversación con cada uno: “viaggiare il Paradiso”.
          El último día, (en presencia del alcalde, del arzobispo de Trento y de la Presidenta y Co-presidente del movimiento), se dedicó una calle del pueblo a Chiara y luego, en el templo arciprestal de la zona, al acabar la Misa, se repitió la consagración a María de todos los participantes y de los pueblos y naciones de todos los que allí estábamos, (similarmente a como se hizo el 22 de agosto –fiesta de María, Reina de todo lo creado– en 1959 en esa misma iglesia), en 8 o 10 lenguas, (incluidos árabe y chino).
          Con el alma henchida de paz y gozo, acabábamos con la idea de permanecer en la sencillez de esa altura espiritual para donárosla por doquier en lo cotidiano a todos los ambientes y personas que os encontremos.

2.-        Muchas veces me ha venido a la mente durante el mes la frase de la PdV y a veces también la de su explicación “…necesidad de hacer una opción radical, definitiva y propia de quien es discípulo de Jesús: Dios Padre es el verdadero Bien, quien debe ocupar todo el corazón del cristiano. Esta opción exclusiva conlleva abandonarse con confianza a su Amor. Es una cuestión de libertad: no dejarnos poseer…”.
          P. ej., durante la Mariápolis (y los 3 días previos y posteriores de convivencia con un grupito), a veces me apetecía ir a mi ritmo, pero luego me adaptaba al gusto, tranquilidad o programa de los demás;
daba tentación de “apoderarse” con la vista de aquellas montañas y paisajes, y entonces le agradecía más a Dios, y me ponía a lo siguiente que tocaba;
quería meditar varias veces en los mismos lugares en los que Chiara Lubich recibió esas Gracias, pero había que acompañar a alguien, traducir, etc… y era el modo de sentirse libre hasta de las cosas bonitas, hasta de las que pueden conducir a lo sagrado… para tener el corazón en solo Dios, (ni siquiera en las cosas de Dios);
o unos días que he podido estar con mi madre y mi hermana en un piso que me han prestado al lado de donde vive otra de mis hermanas, frente al mar (me encanta nadar en la orilla al poco de amanecer y al atardecer), y contemplar, y procuraba no quedarme en ello, sino en Dios, que es quien nos presta la creación y pone personas buenas a nuestro lado.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de agosto («Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón», Lc 12, 34), de julio («Gratis lo recibisteis; dadlo gratis», Mt 10, 8) y la de junio («Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8):

1.-        “…leyendo tu correo de la Palabra de Vida, me llenó la experiencia que tuviste con la cajera del súper regalándole un rosario. No sé por qué razón, empecé a rezar el santo rosario todos los días. No sabía rezarlo, aprendí y ahora me llena, me siento bien….

2.-        “me llegan tus correos puntualmente, gracias; y sí, los leo siempre. Por lo menos la palabra de vida y sus comentarios...
Este curso ha sido muy duro para nosotros: ha habido un problema muy gordo que llevó a uno de nuestros hijos al borde del abismo. Gracias a Dios acudió a nosotros a tiempo...
A la pequeña le afectó tanto, que tuvo un grave trastorno psiquiátrico.
Nosotros nos hemos centrado cada uno en uno de ellos para poder abarcar mejor. Toda la familia nos hemos mantenido muy unida y, apoyándonos en el amor de Dios y el amor entre nosotros, hemos salido de ello y fortalecidos.
Todos los médicos decían que no podríamos ser una familia de nuevo... Pero se confundían: el amor todo lo puede. Ahora estamos todos juntos otra vez, disfrutando de cada detalle, riendo juntos. No hacemos más que dar gracias a Dios.
Ahora toca disfrutar, ya hemos llorado bastante.
            ¿Te puedo pedir que apliques una misa de acción de gracias por nuestra familia? Nuestros hijos y nosotros estamos bien y juntos otra vez, después de todo un año luchando. La salud mental es tan importante...
Perdona por alargarme tanto. Pero sé que me escuchas con cariño. Gracias.

3.-        “…estoy releyendo lo que escribí durante los ejercicios en el Centro Mariápolis: cuánto amor hay en ello. Un pedazo de vida que sanó y salvó mi corazón. Reza porfa para que así siga….



Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo, o también
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ
o también AQUÍ

N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,

mándamela por  correo-e.




jueves, 1 de agosto de 2019

TESORO-CORAZÓN


PALABRA DE VIDA                         agosto 2019
 
«Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón»
(Lc 12, 34)

El «corazón» se refiere a lo más íntimo que tenemos, lo más escondido y vital, donde residen nuestros valores; el «tesoro» es lo que tiene más valor, lo que nos da seguridad para el hoy y para el futuro.
En nuestra sociedad consumista, todo nos empuja a acumular bienes materiales, a concentrarnos en nuestras necesidades y desinteresarnos de las necesidades de los demás en nombre del bienestar y de la eficiencia individual. Ya el evangelista Lucas cita estas palabras de Jesús como una enseñanza decisiva y universal. Subraya con fuerza la necesidad de hacer una opción radical, definitiva y propia de quien es discípulo de Jesús: Dios Padre es el verdadero Bien, quien debe ocupar todo el corazón del cristiano. Esta opción exclusiva conlleva abandonarse con confianza a su Amor.
Es una cuestión de libertad: no dejarnos poseer por los bienes materiales, sino ser más bien nosotros sus amos.
Cada cristiano personalmente y toda la comunidad de los creyentes pueden experimentar la verdadera libertad compartiendo bienes materiales y espirituales con quienes más los necesitan: este estilo de vida testimonia la verdadera confianza en el Padre y sustenta la civilización del amor.

«Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón»

Es esclarecedor lo que sugiere Chiara Lubich para liberarnos de la esclavitud del tener: «¿Por qué insiste tanto Jesús en que nos desapeguemos de los bienes, hasta convertirlo en una condición indispensable para poder seguirlo? ¡Porque la primera riqueza de nuestra existencia, el verdadero tesoro, es Él! […] Él nos quiere libres, con el alma limpia de cualquier apego y de cualquier preocupación, para así poder amar de verdad con todo el corazón, la mente y las fuerzas. […] Nos pide que renunciemos a las posesiones porque quiere que nos abramos a los demás […]. El modo más sencillo de “renunciar” es “dar”.
»Dar a Dios amándolo. […] Y para demostrarle este amor, amemos a nuestros hermanos y hermanas. Aunque nos pueda parecer que no, tenemos muchas riquezas que poner en común: tenemos afecto en el corazón para dar, cordialidad para exteriorizar, alegría que comunicar; tenemos tiempo para poner a disposición, oraciones, riquezas interiores; a veces tenemos cosas, libros, ropa, vehículos, dinero […]. Demos sin razonar demasiado: “Es que me puede hacer falta en tal o cual ocasión […]”. Todo puede ser útil, pero mientras tanto, si hacemos caso a estos pensamientos, se infiltran en el corazón muchos apegos y se crean cada vez nuevas exigencias. No, procuremos tener solo lo que necesitamos»[1].
Cuentan Marisa y Agostino, casados desde hace 34 años, quienes se trasladaron a América Latina a los ocho años de matrimonio para sostener a una joven comunidad cristiana: «Una noche habíamos organizado una pequeña fiesta y cada familia llevaba algo típico para la cena. Nosotros acabábamos de volver de un viaje a Italia con un buen trozo de queso parmesano. Indecisos entre el deseo de compartir una parte con otras familias y el pensar que en poco tiempo nos quedaríamos sin él, recordamos la frase de Jesús: “Dad y se os dará…” (Lc 6, 38). Nos miramos y nos dijimos: hemos dejado la patria, el trabajo, la familia, y ahora nos apegamos a un trozo de queso. Así que cortamos una parte y la llevamos. A los dos días llaman al timbre: era un turista que no conocíamos, amigo de unos amigos nuestros, que nos traía un paquete de su parte. Lo abrimos, y era un trozo grande de parmesano. La promesa de Jesús: “…una medida remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos” es cierta».

LETIZIA MAGRI


[1] C. Lubich, «Palabra de vida, septiembre de 2004», en Ciudad Nueva n. 412 (8-9/2004) p. 23.



N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.


en más de 30 idiomas.