miércoles, 31 de agosto de 2016

VERANO CON JESÚS-MAESTRO

VIDA DE LA PALABRA                            agosto 2016


Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de vida de agosto («Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos», Mt 23, 8) y  la Palabra de vida de julio («Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo», Ef 4, 32):
1.-        Durante todo agosto he estado procurando aprender del Maestro a través de toda circunstancia y de cada persona, tanto en la Mariápolis, como los 4 días siguientes de vacación con los sacerdotes focolarinos, como en los distintos sitios que he estado acogido en casas de amigos de distintos lugares (además de unos días en mi pueblo).
Vamos, que todo el mes ha sido en verdad una Mariápolis continuada por el “clima” de servicio mutuo por amor y alegría sencilla.
Jesús me ha enseñado mucho a través de la vida cotidiana de los que me han recibido en sus hogares, (ya sin tantas preocupaciones, estaba yo más receptivo aún): generosidad sencilla sin límites, atención continua (y a la vez discreta y respetuosa) hasta el mínimo detalle, posponer salida de un viaje o pequeños planes cotidianos, llevarme a ver los sitios más bonitos (o a nadar, pues saben que me gusta y que lo necesito por salud…), comidas sin sal (no sé cómo se acordaban; hasta los niños estaban pendientes de ello), invitarme a todo, regalos al final, poder hablar detenidamente de modo personal con cada uno de ellos y confesarlos (¡a alguien hasta en una cafetería!, (ya sabes que es un ministerio que me encanta), etc. Con sus preguntas hambrientas de sabiduría o llenas de simplicidad (y no solo los niños), con su petición de consejo o de oración, o comentando (en familia hasta los niños dan consejo espontáneamente)...; con el interés de unos por aprender a rezar la Liturgia de las Horas o a hacer meditación, o a comprender más la Palabra de Dios o las oraciones de la Misa (¡sobre todo la “oración colecta”!) o la posible llamada personal...: ¡la vacación con Jesús en
medio por el amor recíproco es la mejor escuela continuada! Todos son hermanos y… por el amor recíproco… nadie es más ¡y sólo Él es Maestro! ¡¡Y lo ha sido para mí!!
Me he sentido hasta “mimado” por Él a través de todos y cada uno de estos amigos que auténticamente se han volcado con alegría para hacerme reposar “a toda costa”.
Él se me ha regalado en todos ellos, (y a través de otros conocidos), pero también me tenía otras sorpresillas de las que hacen ilusión por lo “rocambolescas”: recién llegado a mi pueblo voy a Misa y… me encuentro a una focolarina casada… ¡de Canarias! que con su marido decidieron hacer noche, precisamente aquí, en su viaje de muchas horas por la península; en Granada, (aparte de la acogida de Paco Molina con corazón desparramado como siempre, a pesar de su enfermedad), en la Misa estaba… una focolarina casada… ¡de Filipinas!; en Málaga, la hija de una amiga a cuyos nietos todavía yo no conocía; en Córdoba, una amiga que hacía 29 años no veía y, además, en la capilla que quedé con ella, justo pasó un sacerdote del movimiento de mis hermanas y me reconoció.
Pero también Jesús-Maestro me ha enseñado no sólo teniéndole a
Él en medio allí “donde dos o más…”, sino también en pequeños reveses y contrariedades: p.ej., se me reventó una rueda por mi descuido al pillar un bordillo; quiso Él así educarme delicadamente: no debo confiarme y debo conducir con más atención todavía; no apegarme ni a dinero (“tirado tontamente”), ni a coche (la rueda era nueva; providencialmente había un taller de ruedas a 300 metros -y al lado gente amiga con quien quedarme mientras-) quizá los del taller se aprovecharon de la circunstancia o por allí un solo neumático es así de caro, pero fueron muy amables; aprendí también a no apegarme a mis planes.
Y en esa ocasión y otras (como ya otras veces he experimentado), Él lleva mi agenda y mi horario puntualmente: me había ofrecido yo a llevar a una persona a un punto de encuentro, (que casi me pillaba de paso), desde donde se iba de viaje con más gente: pues… me tuvieron la rueda nueva del coche (tuvieron que pedirla fuera) varias horas antes de lo previsto… y la gente de ese grupo se había retrasado bastante.
Y otro ejemplo: finalmente he podido presidir, no lejos de mi pueblo (precisamente en el arco de los días que iba a estar yo), la celebración de una boda (la única este año) fruto de uno de mis "saludos en el tren” de marzo del año pasado.
En fin, podría decir que Jesús, divino Maestro, ha estado pendiente de reciclarme valiéndose discreta y casi desapercibidamente de lo bueno, (y de lo negativo transformándolo). “¡¡Uno sólo es vuestro Maestro!!”. Y… “todos vosotros sois hermanos”… ¡y cuántos me ha puesto el Señor este mes en mi camino!


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida de agosto («Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos», Mt 23, 8), la de julio («Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo», Ef 4, 32) y la de junio («Vivid en paz unos con otros»Mc 9, 50):
1.-        “así que ahí va algo sobre la Mariápolis en Logroño del 1 al 5 de agosto:
Han sido unos días preciosos de convivencia vividos en armonía con Dios, las personas y la naturaleza.
El tema central ha sido “La unidad en la diversidad” y los lemas de cada día, (Vivir la diversidad - Escuchar sin prejuicios - Transformación - Mejorar con el otro - Acoger+Dar: degustar la fraternidad), siguiendo el proceso de elaboración del vino (¡estábamos en La Rioja!) nos ayudaban a profundizar y, sobre todo, a poner en práctica ese estilo de vida: cercanía al desconocido,
escucha profunda, servicio concreto, apertura al otro, compartir con sencillez, dejarse transformar por Dios (para los que tenemos el gran regalo de la Fe, hasta que sea Él quien vive en nosotros, como el vino que se convierte en la sangre de Cristo).
El programa, variado: excursiones, talleres, mesas redondas en la sala seguidas de intenso diálogo en pequeños grupos donde todos podíamos conocernos mejor, profundizar los temas y expresarnos con sinceridad... Muy especial fue la vigilia por la paz que nos llevó a vivir un fuerte momento de unión con Dios. Sencilla y solemne la Misa presidida por el nuevo Obispo que nos expresó su alegría por conocernos mejor y nos animó a seguir viviendo intensamente el Carisma de Chiara Lubich que es un gran don de Dios a la Iglesia.
Personalmente ha sido una gran alegría volver a encontrarme con tantas personas que hacía mucho que no veía… y con tantos mariapolitas con los que podía renovar una relación bonita iniciada hace años…
También ha sido experimentar que la Mariápolis tiene en sí una Gracia especial que nos llega a nuevos y veteranos, más allá del programa concreto que se realice y que siempre se podrá mejorar.
Evidentemente no han faltado momentos más difíciles, cosas que no me parecían adecuadas, cosas que me costaban superar, equilibrio por alcanzar en lo personal y en lo colectivo… pero la Gracia del momento presente, en ese ambiente, siempre era más fuerte y doy gracias a Dios por haber podido participar

2.-        “…veo, Paco, que cambias de trabajo y de morada, no así de Corazón. Te deseo lo mejor en la nueva realidad que Dios te invita a construir.
En la composición de nuestras comunidades para el nuevo curso, me mandan de nuevo donde ya estuve. Así que, dentro de unos días tomaré los bártulos y partiré para allí. Espero visitar y atender a nuestro común amigo mayor, como lo hacía años atrás, y formar con la comunidad del movimiento de allí un “cor unum” que se hace universal y concreto en cada espacio y tiempo que nos toca vivir. No sé cuál va a ser  mi trabajo preciso; voy sin pretensiones, dejando que fluyan las cosas y estando a disposición de la voluntad de Dios para allí elegirle y para allí construir relación de amor. La Palabra de Vida seguirá siendo “lámpara para mis pasos, luz en mi camino”.
Mientras, estoy dejando aquí las cosas de forma que la persona que viene tenga todo como me gustaría a mí encontrarlo; hace dos días vino a pasar un día y conocer el santuario-parroquia para situarse: traté de acoger a Jesús en él y ofrecerle con cariño todo lo que le puede ayudar en la nueva encomienda que tiene; marchó muy contento. Al día siguiente envié un correo electrónico a todos los catequistas y fuerzas vivas de la parroquia para hablarles de su nuevo párroco y animarles a seguir trabajando con ilusión y ánimo en la marcha corresponsable de la misma.
            Paco, quiero agradecerte lo que nos vas enviando quincena tras quincena. Gracias. Seguimos unidos allí donde la providencia nos envía…

3.-        “…leyendo tantas experiencias de amor y de perdón, cobro fuerzas para vencer resentimientos, eco de grandes injusticias, y perdono como Jesús, que "se ha hecho pecado para hacernos justicia de Dios", poco a poco, o ahora mismo, porque "ésta es la hora favorable, este es el día de la salvación", según escribe S. Pablo. Un abrazo y recuerdos a José cuando vayas a visitarlo.


Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
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que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
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lunes, 1 de agosto de 2016

JESÚS EN MEDIO, MAESTRO

PALABRA DE VIDA                        agosto 2016

 «Uno solo es vuestro maestro
y todos vosotros sois hermanos»
(Mt 23, 8)

Hace ya más de 70 años que se vive la Palabra de vida. Llega esta hojita a nuestras manos y leemos su comentario, pero lo que quisiéramos que permaneciese es la frase que se propone, una palabra de la Escritura, en muchos casos de Jesús. La «Palabra de vida» no es una simple meditación, sino que en ella es Jesús quien nos habla, nos invita a vivir, llevándonos siempre a amar, a hacer de nuestra vida un don.
Es una «invención» de Chiara Lubich, que contó así su origen: «Tenía hambre de la verdad, y de ahí que estudiase filosofía. Es más, como muchos otros jóvenes, buscaba la verdad y creía que la encontraría estudiando. Pero he aquí una de las grandes ideas en los primeros días del Movimiento, y que comuniqué
enseguida a mis compañeras: “¿Para qué buscar la verdad, cuando esta vive encarnada en Jesús, el hombre-Dios? Si la verdad nos atrae, dejémoslo todo, busquémoslo a Él y sigámoslo”. Y así lo hicimos».
Tomaron el Evangelio y comenzaron a leerlo palabra por palabra. Les pareció completamente nuevo. «Cada palabra de Jesús era un haz de luz incandescente: ¡puramente divino! […] Sus palabras son únicas, eternas […], fascinantes, escritas con divino esplendor, […] eran palabras de vida, para traducir en vida, palabras universales en el espacio y en el tiempo». No les pareció que estuviesen estancadas en el pasado ni que fuesen un simple recuerdo, sino palabras que Él seguía dirigiéndonos a nosotros y a cualquier persona de todo tiempo y latitud»[1].
Pero ¿de verdad Jesús es nuestro Maestro?
Estamos rodeados de muchas opciones de vida, de muchos maestros de pensamiento, algunos aberrantes, que inducen incluso a la violencia, y otros rectos e inspirados. Pero las palabras de Jesús poseen una profundidad y una capacidad envolvente que otras palabras –sean de filósofos,
políticos o poetas– no tienen. Son «palabras de vida», se pueden vivir y dan la plenitud de la vida, comunican la vida misma de Dios.
Cada mes destacamos una, y así, lentamente, el Evangelio penetra en nuestro ánimo, nos transforma, nos lleva a adquirir el pensamiento mismo de Jesús, lo que nos hace capaces de responder a las situaciones más variadas. Jesús se convierte en nuestro Maestro.
A veces podemos leerla con otros. Quisiéramos que el propio Jesús, el Resucitado, vivo en medio de quienes estamos reunidos en su nombre, nos la explicase, nos la actualizase, nos sugiriese cómo ponerla en práctica.
Pero la gran novedad de la «Palabra de vida» consiste en que podemos compartir la experiencia y la gracia que nacen de vivirla, tal como Chiara explica refiriéndose a lo que sucedía al inicio y sigue vigente hoy: «Sentíamos el deber de comunicar a los demás lo que experimentábamos, pues éramos conscientes de que, al comunicarla, la experiencia permanecía para edificación de nuestra vida interior; mientras que, si no la comunicábamos, el alma se empobrecía lentamente. Así pues, vivíamos con intensidad la palabra durante todo el día y nos comunicábamos los resultados no solo entre nosotros, sino también a las personas que iban añadiéndose al primer grupo. […] Cuando la vivíamos, ya no era yo o nosotros los que vi­víamos, sino la palabra en mí, la palabra en el grupo. Y esto era una revolución cristiana con todas sus consecuencias»[2].
Lo mismo puede sucedernos a nosotros hoy.





[1] Cf. C. Lubich, La palabra de vida (1975): Escritos espirituales/3. Todos uno, Ciudad Nueva, Madrid 1998, p. 124.
[2] Ibid., pp. 129-130.


N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.

en más de 30 idiomas.