Te copio un texto que nos ayude a profundizar tanto en la Palabra de Vida del mes, («Como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré Yo»), como en la Cuaresma:
La Iglesia está viviendo el Año
Santo de la Misericordia, un tiempo de gracia, de paz, de conversión y de
alegría que concierne a todos: grandes y pequeños, cercanos y lejanos. No hay
fronteras ni distancias que puedan impedir a la misericordia del Padre llegar a
nosotros y hacerse presente entre nosotros. Ahora, la Puerta Santa
ya está abierta en Roma y en todas las diócesis del mundo.
Este tiempo precioso también os
atañe a vosotros, …para invitaros a participar en él, a ser protagonistas, descubriendo que sois
hijos de Dios (cf. 1 Jn 3,1). Quisiera llamaros uno a uno,
quisiera llamaros por vuestro nombre, como hace Jesús todos los días,
porque sabéis bien que vuestros nombres están escritos en el cielo (Lc10,20),
están grabados en el corazón del Padre, que es el Corazón Misericordioso del
que nace toda reconciliación y toda dulzura.
El Jubileo es todo un año en el que cada
momento es llamado santo, para que toda nuestra existencia sea santa.
Es una ocasión para descubrir que vivir como hermanos es una gran fiesta, la más hermosa que podamos soñar, la
celebración sin fin que Jesús nos ha enseñado a cantar a través de su Espíritu.
El Jubileo es la fiesta a la que Jesús invita a todos, sin distinciones ni
excepciones. Por eso he querido vivir también con vosotros algunas
jornadas de oración y de fiesta...
«Crecer misericordiosos como el Padre»
es el título de vuestro Jubileo, pero es también la oración que hacemos por
todos vosotros, acogiéndoos en el nombre de Jesús. Crecer misericordioso significa
aprender a ser valiente en el amor concreto y desinteresado,
comporta hacerse mayores tanto física como interiormente. Os estáis preparando
para ser
cristianos capaces de tomar decisiones y gestos valientes, capaces
de construir
todos los días, incluso en las pequeñas cosas, un mundo de paz.
Vuestra edad es una etapa de
cambios increíbles, en la que todo parece posible e imposible al mismo tiempo.
Os reitero con insistencia: «Permaneced estables en el camino de la fe con una
firme esperanza en el Señor. Aquí está el secreto de nuestro camino. Él nos da
el valor para caminar contra corriente. Lo estáis oyendo, jóvenes: caminar
contra corriente. Esto hace bien al corazón, pero hay que ser valientes para ir contra corriente y
Él nos da esta fuerza [...] Con Él podemos hacer cosas grandes y sentiremos el gozo
de ser sus discípulos, sus testigos. Apostad por los grandes ideales, por las cosas
grandes. Los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces.
Hemos de ir siempre más allá, hacia las cosas grandes. Jóvenes, poned en juego
vuestra vida por grandes ideales» (Homilía
en la Misa de Confirmación, 28 abril 2013).
No me olvido de vosotros, chicos
y chicas que vivís en situaciones de guerra, de pobreza extrema, de penurias
cotidianas, de abandono. No perdáis la esperanza, el Señor tiene un gran sueño que
quiere hacer realidad con vosotros. Vuestros amigos y compañeros que
viven en condiciones menos dramáticas se acuerdan de vosotros y se comprometen
a que la paz y la justicia lleguen a todos. No creáis a las palabras de odio y terror que
se repiten a menudo; por el contrario, construid nuevas amistades. Ofreced vuestro
tiempo, preocupaos siempre de quienes os piden ayuda. Sed valientes
e id
contracorriente, sed amigos de Jesús, que es el Príncipe de la Paz (cf. Is 9,6):
« En Él todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión» (Misericordiae
vultus, 8).
…preparad especialmente vuestro
corazón y vuestra mente. Meditad bien los deseos que presentaréis a Jesús en el
sacramento de la Reconciliación y de la Eucaristía que celebraremos juntos. Cuando
atraveséis la Puerta Santa, recordad que os comprometéis a hacer santa vuestra
vida, a alimentaros del Evangelio y la Eucaristía, que son la
Palabra y el Pan de la vida, para poder construir un mundo más justo y
fraterno.
Que el Señor bendiga cada uno de
vuestros pasos hacia la Puerta Santa. Rezo por vosotros al Espíritu Santo para que os guíe e
ilumine. Que la Virgen María, que es Madre de todos, sea para
vosotros, para vuestras familias y para cuantos os ayudan a crecer en la bondad
y la gracia, una verdadera puerta de la Misericordia.
PAPA FRANCISCO, Mensaje
invitando al jubileo de la Misericordia a los jóvenes, 6 enero 2016
AQUÍ puedes leer otro texto,
este de Chiara Lubich,
para profundizar el mismo tema: "Como si fuese su madre".
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