lunes, 13 de julio de 2015

CONFIANZA EN CRISTO

VIDA DE LA PALABRA              primeras semanas de JULIO

Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de vida de julio («Tened valor: yo he vencido al mundo», Jn 16, 33) y la de junio («Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria», Lc 10, 41-42):
1.-        Mi padre lleva dos meses pasándolo cada vez peor con su parkinson y sobre todo estas dos últimas semanas diciendo un “¡ay!” a cada respiración buena parte de las 24 horas, cosa que a los que están al lado casi les desquicia, y más por no saber qué hacerle o decirle y la impotencia.
El viernes iré a atenderlo 9 días y todas estas semanas me resuena la PdV: “tened valor, Yo he vencido…”.
También cuando por tlf. o whatsApp notaba a mis hermanos casi perdiendo la paciencia o a mi madre con lagrimillas, le pedía al Señor nuevamente que no se pierda ni una “gota” de ese sufrimiento del uno y de los otros, y que todo en Su Cáliz, (amor a Jesús Abandonado), sirva de redención para todos, sirva para esa victoria Suya. También en esa fe nos hemos vuelto a poner de acuerdo cada día los hermanos (y algunos más que se han querido sumar) a pedir por él al Señor, esta vez por intercesión de San José, (estamos en año de Sta. Teresa y ella decía que Jesús no niega nada a su padre adoptivo).

2.-        Al llegar diariamente en tren, luego continúo caminando 15 minutos hasta el trabajo. Llevaba viendo unos días a una señora acompañando a sus dos hijos al colegio y nos quedábamos mirando de reojillo. Uno de los días, al cruzarnos, (ya sabes que me propuse parar y saludar a quien me encontrara por cuarta vez), me acerco para dirigirme a ella, pero ella se adelanta: “¿te acuerdas?; hace 12 años empezaste a saludarme todos los días cuando yo salía del metro y tú venías hacia aquí desde otra parte de la ciudad; por aquel entonces tú empezaste a saludar, ¡ahora me toca a mí! Veníamos en transporte público, pero desde hace unos días, andando”. Fue bonito reencontrarnos. La verdad, me “sonaba” vagamente la cara, pero realmente, hasta ese momento, no me vinieron los recuerdos. Me presentó a sus dos hijos, (por aquel entonces ella estaba embarazada).
Cuando de nuevo vamos coincidiendo en días posteriores, es una alegría para los 4, aunque no nos paremos y mientras nos vamos cruzando sólo intercambiemos unas palabras y una sonrisa que sale del alma, (hasta sus niños, que parece que me conocieran “de toda la vida”). La víspera de las vacaciones del cole se me ocurrió pedirle el correo-e. ¡Menos mal! Me contestó al mío: “Gracias por tu correo, nos ha hecho mucha ilusión. Hemos disfrutado mucho de la lectura del artículo que nos envías. Yo, personalmente, me siento un poquito parte de esa historia: hace ya casi 12 años desde nuestro primer encuentro en la Av. Pío XII en dirección al metro por las mañanas; al poco tiempo de empezar a saludarnos, la empresa en la que trabajaba me concedió una plaza de garaje y comencé a ir en coche: gané en comodidad y tiempo, pero perdí en relaciones sociales... Casi 12 años después, nos hemos vuelto a encontrar en la misma Avenida, pero en sentido contrario. La primera vez que te vi, en esa ocasión llevando a mis hijos al colegio, inmediatamente te reconocí y les conté a mis hijos la historia de nuestro primer encuentro, aunque pensé que no te acordarías. Aun así, en esta ocasión fui yo la que te paré para volver a presentarnos. Sin embargo, parece que nuestros encuentros están destinados a no durar mucho. En esta semana hemos decidido trasladarnos a vivir a otra ciudad: mi marido tiene que estar trabajando allí una temporada y consideramos que, sea el tiempo que sea, debemos estar juntos. Pero no me cabe ninguna duda que nuestros caminos volverán a encontrase y, en cualquier momento, diremos "¡Buenos días, Paco!"”.


Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de vida de julio  («Tened valor: yo he vencido al mundo», Jn 16, 33), la de junio («Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria», Lc 10, 41-42) y la de mayo («Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo», Ef 2, 4-5):
1.-        “calor insoportable, con mucha humedad y altas temperaturas. El trabajo empezando fuerte… Yo estoy con turno de tarde porque me encargo de las cenas y la limpieza, como antes. Siempre agotador, pero con ayuda de nuestro Señor, que siempre me da la mano para ayudarme en los momentos de agotamiento. Esa fuerza espiritual me alienta para dar buena cara y alegría a tantas buenas personas que van pasando… y tener la suerte de conocer (en especial a ti) para adentrarme más en este camino que todo el mundo debería experimentar: el camino de la fe, la esperanza y el amor al prójimo... He pasado unos días con bronquitis y ya después de dos semanas y un fuerte tratamiento estoy mejor… Me alegra leer todo lo que recibo: es gratificante... y siempre ¡¡¡¡GRACIAS, PACO!!!!!

2.-        “ahora me toca trabajar: la trabajadora social se va de vacaciones y esto no se puede cerrar los pobres hay que atenderles. “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas, solo una es necesaria”. Un día suena el teléfono y veo que es una sobrina que no me llama casi nunca, pero en ese momento no podía cogerlo; a los diez minutos la llamo varias veces y no responde, pongo whatsapp y tarda en contestar. Tantas cosas me venían a la mente, pero en seguida pensé en la PdV, y dije “voy a coger la parte de Marta”… Llamo donde sus padres por la noche; mi cuñada está tan enfadada que me dijo: “casi te llevo a tu hermano y te lo dejo en la puerta, pues no le aguanto más”. La escuché a fondo; cuando terminó, le dije: “te entiendo, pero ese problema ya lo he hablado con él”; ella dice: “a ti te respeta; a nosotras, no”. Traté  de calmarla un poco, nos despedimos y yo le ofrecía al Señor: "lo que Tú quieras, Tú lo sabes todo". Estuve un rato hablando con Él y le decía: “nunca acierto; siempre tengo la culpa; pero si tiene que ser así, lo acepto”; añadí: “por qué me tengo que preocupar ,si ya lo haces por mí”, y a los cinco minutos me dormí. Al día siguiente pongo whatsapp a la sobrina y pregunto cómo está; me dice: “mejor; es que papa se ha vuelto muy caprichoso”. Le di ánimos y me dio las gracias.
Luego estoy con mi hermana y me dice que había hablado con nuestra cuñada: le dijo que sentía que el otro día se había pasado conmigo. Yo, a pesar de todo, le di las gracias al Señor. En todos estos momentos lo que hago es fiarme de "ÉL". Cada día me va mejor…
          Trato de ayudar casi siempre a la gente que no puede: les llevo las bolsas, les doy mi brazo… Hay una en mi parroquia que voy a buscarla para acompañarla   
a comulgar y no sabe cómo darme las gracias, yo le digo: “no me importa, pues yo voy también”. Pero uno de los días, salimos varias personas y ella les dice: “esta buena mujer está siempre pendiente de ayudar a todo el mundo”; me da vergüenza que me lo digan. Le quito importancia

3.-        “he vivido unos meses… muy liada, en un montón de cosas que creía más importantes que abrir tu correo ¡y qué gran error! Después de leer tu palabra de vida, me doy cuenta de lo que me he perdido: me voy a repetir tus mensajes para este mes y lo quiero practicar en mi día a día, porque me hace falta mucho valor para superar algunos aspectos de mi vida. Gracias de todo corazón…

…En nuestra Parroquia te recuerdan con gran cariño. Quiero ir a visitarte algún día al Centro Mariápolis, espero pronto. Trabajo en una residencia de ancianos y los turnos te absorben un poco, pero lo vivo muy intensamente: los abuelos son mi locura, jeje. Ayer una abuelita que llevaba unos días tristes, cuando la levanté, le di un beso y ella me miró y solo me dijo “gracias”; y me quedé pensando: “¡Dios mío, si solo le he dado un beso…!


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