viernes, 17 de mayo de 2024

EL ESPÍRITU SANTO: EL AMOR EN PERSONA

Te ofrezco unos textos que nos ayuden a profundizar e intensificar la vivencia de la Palabra de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8):


 

EL ESPÍRITU SANTO NOS LLEVA A DIOS

 

…es precisamente el Espíritu Santo quien te dice: "Ama a Jesús en los hermanos, ama a Jesús en el sagrario, ama a Jesús en la jerarquía (de la Iglesia), ama a Jesús en los pobres". Por consiguiente, crecerá tu amor por Jesús.

Del mismo modo, el Espíritu Santo, que es el “esposo” místico de María -como dice el Papa (Juan Pablo II): “el esposo místico de María es el Espíritu Santo”- te revelará a María, la belleza de María. ¿Sabéis por qué? Porque la belleza de María es Él, es el Espíritu Santo. Ella está llena de Espíritu Santo, estaba acostumbrada a su acción.

Él descendió en la Anunciación y después descendió al Cenáculo  y Ella estaba allí. Estaba presente la primera y la segunda vez. Él es su belleza, Él es su esplendor.

Entonces, el Espíritu Santo os conducirá, sin duda, a esa unión… después a esa unión realmente íntima, sentida, porque el Ideal -que es el Espíritu Santo- la lleva a amar, a amar a los hermanos, y por consiguiente se encontrará después, en lo íntimo, la unión con Jesús.

Además, será también el Espíritu Santo quien la conducirá al amor al Padre, a amar al Padre; porque el Espíritu Santo es el alma de cada oración nuestra, de cada una de nuestras plegarias a Dios. Cuando sentimos deseos de unirnos un poco con Dios, incluso mediante una oración vocal normal, Él nos ayuda, nos motiva. Y la Escritura dice también que Él reza con nosotros, junto con nosotros. Él nos hace decir: “Padre”, porque Él ha hecho de manera que en nosotros esté Jesús y por eso, como está Jesús en nosotros, somos hijos -con Jesús Hijo- hijos del Padre y lo llamamos Padre. Pero todo es obra del Espíritu Santo...

 

CHIARA LUBICH, A los focolarinos/as externos, Castel Gandolfo, 24 de diciembre de 1989

 

 

 

 

LLENARSE DE AMOR DE DIOS

 

El amor de Dios no puede llenar un corazón que ya está lleno de otras cosas. Por lo tanto, para llenarnos, primero debemos vaciarnos.

Vaciarnos de todo lo que no sea amor: del odio, del rencor, del sentimiento de venganza, de la envidia; vaciarnos de los juicios y prejuicios.

Podemos vaciarnos incluso de cosas que nos parecen buenas, o al menos no nos parecen malas, pero que pueden ocupar el lugar de Dios en nuestro corazón.

Completamente vacíos de nosotros mismos, comencemos por cultivar el deseo de amar: amar a Dios y amar al prójimo. Después del deseo viene la acción, los gestos concretos.

Cuando menos lo esperemos, nuestro corazón estará lleno del amor de Dios.

 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 3 mayo 2024

 

 

 

 

QUIEN AMA ES LIBRE

         Las penas de la vida pueden encerrar a una persona, mientras que el amor la libera. Una sesión de yoga no enseñará a un corazón a "sentir" la paternidad de Dios, ni un curso de espiritualidad zen lo hará más libre para amar. Todo esto nunca podrá darte la libertad de un niño. Sólo el Espíritu Santo tiene este poder. Es sólo el Espíritu Santo quien mueve tu corazón a decir 'Padre'...

 

PAPA FRANCISCO, Homilía de la Misa matinal, Casa Sta. Marta, 25 enero 2015

 

 

 

 

FAVORECER LA COMUNIÓN

 

El deseo de comunión surge espontáneamente en el corazón de quien ama. La comunión es fruto del amor y, antes de concretarse en acciones, fue respeto, tolerancia y diálogo. Esa es la lógica del amor mutuo.

La comunión no es una donación caritativa, es compartir lo que somos y lo que tenemos. A veces es dar y otras veces recibir.

Cuando lo practica un grupo de personas, el mundo que los rodea observa y dice: "¡Mira cómo se aman!".

Comunión: de bienes materiales, de dones espirituales, de ideas, de conocimientos, de necesidades, de sueños.

¡Comunión total! Siempre que sea fruto de un amor recíproco visible y apasionante, que anime a todos a practicarlo.

 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario, 1 mayo 2024

 

 

 

 


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