VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de MAYO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8) y la de abril («Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía», Hch 4, 33):
1.- En mayo no encontraba yo tiempo para ir
preparando el correo-e. de “mitad de mes”. Y llegó el 15 y tampoco. ¡Y el 16
tampoco encontraba tiempo!
El 17 por la noche estaba yo bastante cansado y dudé si dejarlo
pasar. Pero me vinieron a la mente bastantes personas que lo esperan y les hace
bien, así que pensé hacer un acto concreto de amor por vivir la PdV: a ver si
lograba prepararlo y enviarlo antes de las 24:00.
Acabé un cuarto de hora antes y me dispuse a ir enviándolo, (son
29 las listas de distribución, y hay que enviarlas una por una, lo cual también
se lleva un ratillo; en cada una estáis entre sesenta y noventa personas).
Salieron todos de mi ordenador.
Pero a los pocos minutos sospeché que no llegaban a ninguna parte,
pues tengo 2 cuentas de correo supletorias, a las que también los mando para
estar seguro, y no aparecieron.
Me vino tentación de fastidio, ¡con todo el cansancio! Pero pensé:
“como lo he hecho por amor, ese amor en Dios no se ha perdido, ¡sí sirve!, y
dará fruto de otra forma; ahora creo que vivir bien el momento presente en la
voluntad de Dios es irme a dormir; he hecho mi parte, mañana intento investigar”.
Al día siguiente traté de averiguar qué pasaba. Pensé que al menos
correos individuales sí podía mandar. Solo bastantes días después me di cuenta
que ni los personales, ni los grupales; ni los enviados desde el móvil, ni los
enviados desde mi ordenador… ninguno llegaba a su destino. En cambio, sí seguía
recibiendo.
Después de varios días y llamadas al servidor me dieron una
explicación: todo correo que salía que yo enviaba, lo metían en cuarentena y
nunca llegaría a su destino. Y después de varios intentos lo arreglaron.
Espero que este sí llegue.
En cualquier caso el amor al prójimo que pongo al prepararlos pensando
en tantísimos de vosotros y, junto con una pequeña oración, al enviarlos,
¡siempre llega aunque sea de otra manera, gracias a Dios!
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8), la de abril («Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús.Y gozaban todos de gran simpatía», Hch 4, 33) y la de marzo («Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme», Sal 51, 12):
1.- “…Paco, sigo enferma: seria lesión cerebral, diagnosticada tardíamente.
Camino con andador y poca memoria cerebral, sí visual. Me comunico y responden
x escrito, lo que supongo me incapacita para participar en la Mariápolis, pero
tengo amistades en Asturias a las que quisiera poder informar. Gracias.
Santo Domingo de
Pentecostés. Asistiré desde mi casa a la Vigilia televisada, pues soy
BUHO: x el día "adormilada y desde el anochecer súper espabilada¿?). Un
abrazo agradecido. Unidos ante el Sagrario…”.
2.- “…tengo un “problema” con el reloj: una vez más, quise
hacer muchas cosas y… salí con el tiempo demasiado justo para llegar al trabajo
teniendo que atravesar Madrid en medios públicos. Solo cuando ya estaba en el
Metro, me acordé que los domingos hay menos frecuencia de trenes: para el siguiente
faltaban demasiados minutos. Llamé a un amigo para rezar unidos: si llego
tarde, me amonestan y me ponen una buena sanción económica.
En el siguiente transbordo, vi marcharse mi tren por unos
segundos. Pensé, “¡ahora sí que no llego ya!”. Pero Dios es Amor, confié en el
Señor, (al igual que quien estaba rezando por mí). Me puse en la puerta más
cercana a la salida, me preparé para (sin que se me olvidara ninguna cosa)
correr mucho en cuanto saliera del tren…
Casi
ni me lo creo, pero… ¡a las 18:00 estaba sentándome en mi trabajo!…”.
3.- “…¡Pues sí que es rápido el Señor
respondiendo, esta vez a través de ti y tu email!!!
Me ha encantado, por favor, inclúyeme en los
siguientes que envíes.
Digo que es rápido porque en estos días estoy viviendo
una situación complicada con mis hijos, y durante la caminata mañanera he
pensado: “Señor, tú que sabes más que yo, dejo este asunto en tus manos porque
sé que lo resolverás de la mejor manera posible. Te ofrezco mi dolor y mi
agobio en la seguridad de que estás a mi lado”.
Y me llega tu correo con las palabras más apropiadas
que pudiera leer hoy: misericordia, compasión, perdón… en fin, lo que te decía,
no se puede ser más rápido y más claro…”.
4.- “…mi suegra de
noventa y dos años tuvo una caída y se golpeó la cabeza formándose, además, un
coágulo muy peligroso: tenían que operarla de urgencia con gravedad. Llamamos
al capellán del hospital para que previamente le administrará la santa unción
para los enfermos y cuando le hicieron el TAC para meterla seguidamente en el quirófano…
¡incomprensiblemente había desaparecido el coágulo!
Lo que tú dices muchas veces: cuando no se
espera al último momento para recibir el sacramento de la Unción para los
enfermos, este produce no solo sanación espiritual, sino a veces incluso, (como
así parece en este caso), sanación física. ¡Cuando debió estar ingresando en el
quirófano, sin embargo a esa misma hora le estaban dando el alta!…”.
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