lunes, 30 de noviembre de 2020

DIOS CONSUELA DANDO SERENIDAD

 VIDA DE LA PALABRA            últimas semanas de NOVIEMBRE

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5) y la de octubre («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado», Lc 14, 11):

 

1.-        El viernes pasado por la tarde empezábamos el tradicional fin de semana de Ejercicios Espirituales en el Centro Mariápolis. Yo quería terminar de perfilar bien las cosas y orar más. Y descansar bien para estar más despejado y poderme dar más.

            Pero… El jueves hice cena en abundancia para tenerla también como comida el mismo viernes. Metí parte de ella en un tupper y de pronto, quizá por lo tarde que era y el cansancio, ¡se me cayó!: ¡¡el puré salpicó por toda la cocina, hasta los sitios más impensables!! En vez de enfadarme conmigo mismo, pensé rápido: “los Ejercicios Espirituales tendrán mucho fruto, puesto que tengo la oportunidad de vivir esta prueba con buen humor”. Esa misma mañana justo había sido la limpieza general a fondo ¡y no tocaba, por tanto, hasta una semana después! Así que me puse a limpiar con paz, ofreciendo por el fruto de los Ejercicios, (y acordándome de la PdV: “dichosos los que lloran…”), aunque la cosa se alargó más de media hora, pues había salpicaduras en encimeras, en alturas, en todos los rincones… me reía de mí mismo.

Ceno luego (con cierta molestia de riñones de agacharme a limpiar: ¡también ofrecida!). Cuando ya acostado iba logrando “desactivarme” y empezar a dormirme… a las 00:55 me llaman por el teléfono de urgencias del hospital. De nuevo con prontitud repetía en mi interior: “¡Qué bien!: los Ejercicios van a ser muy fructuosos si no dejo de amar, (si no muestro mal humor ni contrariedad)! Como era coronavirus a punto de intubar, traté de volcarme más con todo el respeto y cariño de ayudarle a prepararse bien antes de que lo durmieran, por si luego no despertase en esta vida, (era un hombre muy religioso, se había confesado también hacía poco). Así que, con todos los cuidados y protocolos, me tienes luego duchándome a las 02:30, (¡y había que madrugar!), pero (recordando la PdV y el ofrecer por el fruto espiritual de los Ejercicios) yo seguía con paz y contento.

1b.-     El mismo viernes también presentó muchas oportunidades. P.ej.: a media mañana, saliendo de visitar a los enfermos del hospital, cuando me dirigía al aparcamiento (siempre me toca estacionar muy lejos), la llovizna se convirtió en el momento más torrencial del día. Lo mismo: “PdV y ¡los Ejercicios darán mucho fruto si no dejo de amar y ofrecer!”.

Al llegar a la Parroquia, con las prisas, cerré mal el paraguas (buenísimo y con valor sentimental) y me lo cargué sin querer, (creo que pidiendo prestado un destornillador de precisión, podré arreglarlo dedicando un rato). Mi estribillo: “PdV y… fruto…”.

Comí rapidito, pues coincidió que me habían pedido ir al cementerio de Las Rozas para la bendición del columbario y la inhumación de los restos de dos focolarinas. Bajo la llovizna, ¡me perdí y llegué unos minutos tarde! Mi estribillo: “PdV y… fruto…”, ofreciendo además por ellas. Fue un momento de fraternidad entre los que estábamos y también con ellas: fue un ratito de presencia fuerte de Jesús en medio, que unía cielo y tierra. ¡Y vuelta corriendo a la Parroquia a terminar de hacer la maleta e imprimir varias copias del horario de los Ejercicios (después de enviarlo a todos los participantes)!

1c.-      Aunque es la vez que llevaba menos hilvanadas mis intervenciones en los Ejercicios, vi palpablemente la acción del Espíritu Santo todo el tiempo, pues a los 20 participantes presenciales les encantó todo, (a pesar de todo el tiempo todos con la mascarilla y todos las prudencias y protocolos sanitarios): se percibía el domingo tarde que habían hecho un experiencia de unión don Dios personal y a través del hermano; y también de una comunión que nos hacía sentirnos ya familia. ¡Y una alegría, paz y luz contagiosas! Verdaderamente eran Ejercicios de Adviento: Jesús nacía más profundamente en cada uno (viviendo la Palabra, orando, amando…) y también nacía en medio de nosotros por el amor recíproco y la comunión de alma y de experiencias de la Palabra.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre  («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5), la de octubre («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado», Lc 14, 11) y la de septiembre («Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos», Lc 6, 38):

1.-        “ayer tarde cuando llegué a mi casa después del fin de semana de Ejercicios en el Centro Mariápolis, tuve que salir a vaciar unas cuantas cosas de la casa de una amiga que hoy tenía que entregar el piso. Como no quería que se perdieran, porque iban a tirarlas, me fui con una amiga a vaciar el piso. No sé cuántos viajes hicimos a una tercera planta sin ascensor. Hoy, menos las pestañas, me duele todo. Curiosamente, a pesar de todo, estoy feliz. Nada más levantarme he saludado a Jesús, algo que dejé de hacer hace muchos años.

No sé muy bien expresar qué me pasa hoy: siento una "extraña felicidad" que me hace verlo todo de color rosa, aunque nada más empezar mi recorrido me he enfadado con tema de circulación. Al momento he rectificado mi mente y he dicho: “Señor, perdona mi impaciencia”.

Es la una menos cuarto y no he parado en toda la mañana. De repente me doy cuenta de que no es un día normal: no, es distinto. Estoy contenta (no sé la razón) he tenido mucha gente, mis pensamientos negativos se han convertido en positivos; curioso. Y digo yo, ¿esto va a durar mucho? Y algo me dice que sí.

En fin, sólo sé decir que estoy contenta: me siento acompañada, feliz... No sé cómo definirlo, bien.

 

2.-        “el comentario de la PdV de este mes dice: “…podemos aprender a ser, los unos para los otros, testigos e instrumentos del amor tierno y creativo del Padre…”. Estuve trabajando como cocinera en una residencia de mayores.

            Un día, salí al pasillo un instante, vi a una ancianita que pidió un vaso de agua. Se lo dije a quien correspondía. Más de una hora después le pregunté y me dijo: “¡pues llévaselo tú!”. Me atreví a corregirla, (sé que todo queda grabado en cámaras y eso supondría mi despido). Yo no debo salir de la cocina; y, además, ese día iba yo muy apurada.

            Con todo mi cariño le llevé el vaso de agua y a la anciana se le iluminó la mirada. Empecé a mesarle el pelo y me añadió: “me lo tienes que dar tú”. Así que regresé a la cocina a por una pajita. Cuando llevaba la mitad del vaso, me agarra fuerte de la mano: “quédate 10 minutos conmigo”. Le dije que no debía, que me estaba jugando el puesto. Pero esa mirada…: “me quedo y hablamos”. En seguida me pidió que rezáramos juntas: Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y al acabar de santiguarnos, me pide: “cántame algo, por favor”. Lo que me vino a la mente, (¡no sé por qué!): “…no nos llevaremos nada, solo el amor…”. Todos los residentes se nos quedaron mirando… Paré. Pero luego seguí con otra estrofa. La anciana estaba feliz.

Diez minutos en total: “Dios te bendiga, hija”. Se me grabó en el alma y le dije también “Dios la bendiga” y me fui rápida y feliz a mi labor.

            A los pocos minutos siento una mano violentamente en mi hombro: la auxiliar que le debió llevar el agua. “¿Qué has hecho?”, -me dice-, “¿no te has dado cuenta que está muerta? ¡Esto te costará caro!”. Le contesté que cuando yo la dejé estaba viva y feliz y que yo había hecho lo que ella debiera haber realizado una hora y media antes: las cámaras lo corroborarían, aunque me despidieran, (como así fue, por no estar yo en la cocina).

Estoy sola y mi familia en mi país necesita mi ayuda desde aquí, pero mi alma estaba en paz y feliz de hacer lo que Dios me pedía y de que una persona no haya dado solita el paso más importante de su vida.

 

3.-        “…tenía que bajar al Banco para sacar dinero para la Escuela. Tengo que cruzar por una pasarela sobre la vía del tren, en la que muchas veces me encuentro a un  chico africano del albergue que está al lado, (un centro de acogida para personas sin hogar). Siempre que nos cruzamos, nos saludamos y el chico siempre está con una sonrisa. Hoy me ha preguntado que qué tal estaba y yo también a él. Me ha dicho que bien, pero sin trabajo. Le he contestado que rezase para que Dios le ayudase. Me ha replicado que no sabía rezar. Le he preguntado si no sabía rezar el Padre Nuestro y me ha dicho que no. Entonces le he dicho: di muchas veces al día "Dios, ayúdame"; que eso era también rezar y que vería cómo Dios le ayudaba. Me ha dicho que lo iba a hacer. Nos hemos despedido y se ha marchado sonriendo como siempre….

 

4.-        “"Bienaventurados los que lloran porque serán consolados"  Sé que estoy en la voluntad del Señor porque intento hacer en cada momento presente lo que toca y amar a quien pasa a mi lado. 

Con los niños en el cole es muy fácil amar y encontrarse con Jesús...

            Ando también cansada y cuando llego agotada de trabajar necesito dormir un rato. Quizás por eso ando desvelada ahora. 

Sé que se me escapan momentos divinos para amar con más intensidad. Intento volcarme con los peques y ayudarles en sus dificultades mostrando agrado, alegría y cercanía. Un acto de amor concreto... Sonreír con agrado a los profes, a los peques. Consolar: Quizás la sonrisa sea un consuelo para los que la reciben. 

            Consolar... Sí que consuelo a mi madre cada día ofreciéndole mi cariño y mi escucha. El consuelo que doy es la alegría del Resucitado... Es la alegría de estar, de ayudar, de sonreír. 

¡Tengo un acto de amor concreto muy lindo! El sonreír, acoger y saludar con simpatía a dos señoras mayores de la parroquia, cuando me he sentado cerca de ellas en misa. Creo que el crear familia nace de los detalles de sentirse mirados y acogidos... 

Seguiré consolando con detalles de acogida y cercanía. 

Ayer me acerqué al final de la misa a un señor de la parroquia. La misa se ofreció por su hermana que falleció a principios de este mes. Él es una persona muy alegre y bromista... Su mirada estaba triste... Y después de respirar hondo me dijo lo malita que estaba su hermana los últimos días... El acercarme y darle mi pésame creo que sirvió de consuelo. Aun así, me quedé con ganas de consolar mejor y estoy rezando por su hermana.

  

 

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lunes, 16 de noviembre de 2020

OFRECER EL CONSUELO DE DIOS

Se acerca el final del año litúrgico, que culmina con el domingo de Jesucristo Rey del universo, antes de empezar un nuevo ciclo una semana después con el Adviento el día 29, (el 28, con las primeras vísperas).

            Nos ayudará a dar un empuje a todo ello renovarnos en la intensidad de vivir la Palabra del mes, («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados»), a lo cual nos puede ayudar lo siguiente: 


 

SED PIEDRAS VIVAS DE UN TEMPLO VIVO

 

Os lo suplico: mantened a Jesús entre vosotros estan­do siempre todos unidos en su Nombre para no hacer nada más que su voluntad y así corresponder al Amor con el amor. Permaneced en su amor -amándoos unos a otros co­mo Él os ha amado a cada uno de vosotros- y en­tonces su Ideal y el nuestro triunfará y todo… será… un templo vivo del Espíritu Santo, del que seréis piedras vivas

CHIARA LUBICH, Carta a la comunidad de Cerdeña en 1949

 

 

 

HACER FRUCTIFICAR NUESTROS TALENTOS POR DIOS

Todos nuestros talentos son regalos que recibimos gratuitamente de Dios. Yo diría que son pequeñas expresiones de la creatividad de Dios mismo, que distribuye entre todos, para que su acción se extienda eficazmente en el tiempo.

Nuestra función es que los talentos recibidos rindan, para nuestro bien, para el bien de todos y para dar gloria a Dios.

Cuanto más hacemos rendir nuestros talentos, más los recibimos. Si no los desarrollamos y los dejamos estancarse, se nos quitarán para dárselos a quien los haga fructificar.

De hecho, Jesús habla sobre esto dos veces en el Evangelio…: “Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene”.

Por lo tanto, hagamos dar fruto nuestros talentos por Dios, así se multiplicarán: cuanto más amor damos, más se llena nuestro corazón de amor.

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al pasapalabra del 15 de noviembre de 2020

 

 

 

NO SIRVE PARA VIVIR EL QUE NO VIVE PARA SERVIR

…Todo inicia con un gran bien…: también para nosotros todo empezó con la gracia de Dios —todo, inicia siempre con la gracia, no con nuestras fuerzas— con la gracia de Dios, que es Padre y ha puesto tanto bien en nuestras manos, confiando a cada uno talentos diferentes. Somos portadores de una gran riqueza, que no depende de cuánto poseamos, sino de lo que somos: de la vida que hemos recibido, del bien que hay en nosotros, de la belleza irreemplazable que Dios nos ha dado, porque somos hechos a su imagen, cada uno de nosotros es precioso a sus ojos, cada uno de nosotros es único e insustituible en la historia. Así nos mira Dios, así nos trata Dios.

… En demasiadas ocasiones, cuando miramos nuestra vida, vemos sólo lo que nos falta y nos quejamos de lo que no tenemos. Entonces cedemos a la tentación del “¡ojalá!”...: …nos impide ver lo bueno y nos hace olvidar los talentos que tenemos... el Señor nos pide que nos comprometamos con el presente sin añoranza del pasado, sino en la espera diligente de su venida…

El servicio es también obra nuestra, el esfuerzo que hace fructificar nuestros talentos y da sentido a la vida: de hecho, no sirve para vivir el que no vive para servirEl bien, si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos.

…no basta observar las normas; la fidelidad a Jesús no se limita simplemente a no equivocarse; es negativo esto...: falto de iniciativa y creatividad, se escondió detrás de un miedo estéril y enterró el talento recibido...: …«malo». A pesar de no haber hecho nada malo, pero tampoco nada bueno. Prefirió pecar por omisión antes de correr el riesgo de equivocarse. No fue fiel a Dios, que ama entregase totalmente; y le hizo la peor ofensa: devolverle el don recibido…

Se aproxima la Navidad, tiempo de celebraciones. Cuántas veces, la pregunta que mucha gente se hace es: “¿Qué puedo comprar? ¿Qué más puedo tener?...”. Digamos la otra palabra, “ ¿Qué puedo dar a los demás?”, para ser como Jesús, que se dio a sí mismo y nació propiamente en aquel pesebre...

…pidamos la gracia de ver a Jesús en los pobres, de servir a Jesús en los pobres.

Me gustaría agradecer a tantos fieles siervos de Dios, que no dan de qué hablar sobre ellos mismos, sino que viven así, sirviendo. Pienso, por ejemplo, en D. Roberto Malgesini. Este sacerdote no hizo teorías; simplemente, vio a Jesús en los pobres y el sentido de la vida en el servicio. Enjugó las lágrimas con mansedumbre, en el nombre de Dios que consuela. En el comienzo de su día estaba la oración, para acoger el don de Dios; en el centro del día estaba la caridad, para hacer fructificar el amor recibido; en el final, un claro testimonio del Evangelio…Hermanos y hermanas: Pidamos la gracia de no ser cristianos de palabras, sino en los hechos. Para dar fruto, como Jesús desea.

PAPA FRANCISCO, Homilía Misa Domingo XXXIII del tiempo ordinario,

Jornada Mundial de los pobres, 15 noviembre 2020

 

 

 

VIVIR EL MOMENTO PRESENTE CON CALMA

 

Si la vida que estamos "escribiendo" cada uno, es Vida que permanece para siempre, lo sabio es concentrarse en la página de hoy, la de ahora. La de mañana se escribirá mañana; la de ayer está ya escrita.

 

P. MANUEL MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra del 10.11.2020

 

 

 

 

SER HUMILDES

 

El amor no nos pone por encima de los demás. El amor eleva, pero de manera sublime, sin ningún signo de arrogancia.

El amor eleva a la primacía de la humildad, porque la condición del amor puro es que seamos humildes para vivir un amor que es servicio.

El que ama con humildad no desea conquistar a las personas para él mismo, sino para Dios. No quiere recibir un sentimiento a cambio, quiere la libertad del otro, para que él pueda, a su vez, amar sin intereses.

La persona humilde no asume la autoría del bien que hace, porque sabe que Dios es el verdadero autor de todo bien. Las buenas obras de los humildes glorifican solo a Dios. 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al pasapalabra del 3 de noviembre de 2020

 

 


domingo, 15 de noviembre de 2020

INSTRUMENTOS DEL AMOR TIERNO DE DIOS

 VIDA DE LA PALABRA                primeras semanas de NOVIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre 2020 («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5):

1.-        Los lunes descanso de actividades pastorales. Ese día, después de una caminata de algo más de 3 horas para hacer ejercicio y despejarme, mientras me disponía a ducharme antes de preparar la comida, me llama el párroco: “sé que es tu día libre, pero me han llamado para una urgencia en el hospital y estoy muy lejos”.

            Sin terminar de quitarme el chándal, fui para allá, pensando en la PdV de noviembre para olvidarme de la contrariedad.

Nada más acabar de administrar la santa Unción a la anciana, mientras rezábamos el Padre nuestro, veo que la máquina da un pitido breve y se pone a 0, (aunque parecía que seguía moviendo los pulmones, luego caí en la cuenta que en realidad era el respirador artificial). La enfermera había entrado al oírlo, (pero respetuosamente esperó a que yo terminara la oración y les diera la bendición), y en un susurro les dijo a las 2 hijas y a la nieta: “¡ya!”.

Ellas se pusieron a llorar cada vez más fuerte. Después de breves segundos de respeto, les dije: “es lógico que lloréis, pero ¡ahora no es el momento! ¡¡Ahora es el momento de rezar más!!”. Yo estaba pensando que el cuerpo estaba allí, ¡pero su alma se estaba presentando ante Dios!, ¡y tendría que aceptar el abrazo luminoso y misericordioso de Amor con el que Él nos espera a cada uno! ¡Y nosotros estábamos allí! ¡Y quizá ella necesitaba el “empujón” definitivo de nuestra oración para acoger la Gloria eterna!

            Así que, mientras yo rezaba un responso, le dije a la nieta que me buscara en internet en su móvil la “recomendación del alma” que luego recitamos todos. Había ingresado 2 días antes para una operación corriente y…

Fue un rato especial. Las hijas me dijeron: “parece que ella estaba esperando que viniera usted para irse en paz; nosotras estábamos temiendo que no llegara a tiempo”. Se quedaron inmensamente agradecidas y sorprendidas las tres, dentro del dolor.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre 2020 («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5) y la de octubre («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado», Lc 14, 11):

 

1.-        “...esa noche al rezar me notaba enfadada con el Señor, porque me estaba yendo mal.

Al día siguiente, antes de tomar el bus para dirigirme al trabajo, fui como siempre a rezar a la Parroquia (gracias a que últimamente abrís mucho antes de la hora señalada), pero ese día estaba aún cerrada. Así que me sentí abandonada también por Dios y le dije: “¡pues ahora te conformas con que rece desde fuera!”. Y me fui desilusionada a la parada que está un poco más allá, pero, al ir llegando, como que notaba en el corazón que regresara: menos mal que le hice caso, ¡pues estaba ya el templo abierto de par en par y limpito! Habían pasado pocos segundos.

He comprendido que el Señor no me abandona: requiere mi perseverancia y que sepa volver sobre mis pasos, pero confiando en Él.

 

 

 

 

 

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domingo, 1 de noviembre de 2020

SERÁN CONSOLADOS

 PALABRA DE VIDA                               noviembre 2020


porque ellos serán consolados»

(Mt 5, 5)

 

¿Quién no ha llorado nunca en su vida? Y ¿quién no se ha cruzado con personas cuyo sufrimiento rebosa entre las lágrimas? Hoy, cuando los medios de comunicación nos traen a casa imágenes de todo el mundo, corremos el peligro de acostumbrarnos, de endurecer el corazón ante una corriente de dolor que puede llegar a arrollarnos.

También Jesús lloró (cf. Jn 11, 35; Lc 19, 41) y conoció el llanto de su pueblo, víctima de la ocupación extranjera. Muchos enfermos, pobres, viudas, huérfanos, marginados y pecadores acudían a Él para escuchar su Palabra sanadora y ser curados en el cuerpo y en el alma.

En el Evangelio de Mateo, Jesús es el Mesías que cumple las promesas de Dios a Israel, y por eso anuncia:

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados».

Jesús no es indiferente a nuestra tribulaciones, y se implica personalmente en curar nuestro corazón de la dureza del egoísmo, en colmar nuestra soledad y en dar fuerza a nuestra acción.

Así dice Chiara Lubich en su comentario a esta misma Palabra del Evangelio: «[…] Con estas palabras suyas, Jesús no quiere ofrecer a quien es infeliz una simple resignación, prometiéndole una compensación futura. Él piensa también en el presente. Pues su Reino, aunque no de manera definitiva, está ya aquí. Está presente en Jesús, el cual, al resucitar de una muerte sufrida con la mayor aflicción, venció a la muerte. Y está presente también en nosotros, en nuestro corazón de cristianos: Dios está en nosotros. La Trinidad ha hecho morada en él. Así pues, la bienaventuranza anunciada por Jesús puede hacerse realidad ya desde ahora. […] Los sufrimientos pueden perdurar, pero hay un nuevo vigor que nos ayuda a llevar las pruebas de la vida y a ayudar a los demás en sus penas, a superarlas, a verlas como Él las vio y las aceptó: como medio de redención»[1].

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados».

Siguiendo las enseñanzas de Jesús, podemos aprender a ser, los unos para los otros, testigos e instrumentos del amor tierno y creativo del Padre. Es el nacimiento de un mundo nuevo, que sanea desde la raíz la convivencia humana y atrae la presencia de Dios entre los hombres, fuente inagotable de consuelo para enjugar las lágrimas.

Lena y Philippe, libaneses, compartieron así su experiencia con los amigos de su comunidad eclesial: «Queridos todos, os damos las gracias por vuestras felicitaciones de Pascua, tan especial este año. Estamos bien y procuramos estar atentos para no exponernos al virus. Sin embargo, como estamos en primera fila en la acción «Parrainage Liban»[2], no siempre podemos quedarnos en casa; salimos cada dos días más o menos para proveer a las necesidades urgentes de varias familias: dinero, ropa, comida, artículos de farmacia, etc. Ya antes de la Covid-19 la situación económica del país era muy dura, y ahora ha empeorado, como en todo el mundo. Pero la Providencia no nos falla: lo último llegó la semana pasada de un libanés que vivía fuera del país. Le pidió a Lena asegurar una comida completa, tres días a la semana, para doce familias durante todo el mes de abril. Una bonita confirmación del amor de Dios, que no se deja vencer en generosidad». 

LETIZIA MAGRI



[1] Palabra de vida, noviembre de 1981: C. Lubich, Palabras de Vida/1 (1943-1990) (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 230-231.

[2] Explica Lena: «La acción Parrainage Liban (Apadrinamiento Líbano) nació en 1993 de un grupo de familias que viven la Palabra de vida, para ayudar a una madre con 5 hijos y con su marido en la cárcel. Hasta ahora hemos ayudado a unas 200 familias de todo Líbano de diversas religiones. Las personas que colaboran se ingenian como pueden para que esas familias recobren la autonomía: visitas domiciliarias, búsqueda de alojamiento y trabajo, ayudas en los estudios. Nos sostienen económicamente un centenar de personas y empresas que creen en nuestra acción».


N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 

En viñetas para los niños, adaptada para adolescentes y para jóvenes,

 y en MP3 para escuchar en el móvil.

 

Palabra de Vida AQUÍ en presentación Power Point

en más de 30 idiomas.