domingo, 30 de junio de 2024

CON EL A MI LADO, NADA TEMO

 PALABRA DE VIDA                     julio 2024

 

«El Señor es mi pastor,

nada me falta»

(Sal 23, 1)

 

El salmo 23 es uno de los salmos más conocidos y amados. Se trata de un cántico de confianza que tiene, a la vez, un carácter de profesión de fe gozosa. Quien reza lo hace como perteneciente al pueblo de Israel, al cual el Señor prometió por medio de los profetas ser su Pastor. El autor proclama su felicidad personal por saberse protegido en el Templo (cf. Sal 23, 6), lugar de refugio y de gracia. Pero, de igual modo, con su experiencia quiere animar a otros a confiar en la presencia del Señor.

 

«El Señor es mi pastor, nada me falta».

 

La imagen del pastor y del rebaño es muy querida para toda la literatura bíblica. Para entenderla bien tenemos que trasladarnos mentalmente a los desiertos áridos y rocosos de Oriente Próximo. El pastor guía a su rebaño, que se deja llevar dócilmente, pues sin él se desorientaría y moriría. Las ovejas deben aprender a confiarse a él, escuchando su voz. Él es sobre todo su compañero de viaje constante.

 

«El Señor es mi pastor, nada me falta».

 

Este salmo nos invita a reforzar nuestra relación íntima con Dios y a experimentar su amor. Habrá quien se pregunte: ¿cómo es posible que el autor llegue a decir «nada me falta»? Nuestra experiencia de cada día nunca está exenta de problemas y desafíos: de salud, familiares, de trabajo, etc., sin olvidar los ingentes sufrimientos que tantas hermanas y hermanos nuestros viven hoy a causa de la guerra, de las consecuencias del cambio climático, de las migraciones, de la violencia…

 

«El Señor es mi pastor, nada me falta».

 

Quizá la clave de lectura esté en el versículo que dice «porque tú vas conmigo» (Sal 23, 4). Se trata de la certeza del amor de un Dios que nos acompaña siempre y nos lleva a vivir la existencia de un modo distinto. Escribía Chiara Lubich: «Una cosa es saber que podemos recurrir a un Ser que existe, que tiene piedad de nosotros y que ha pagado por nuestros pecados, y otra distinta es vivir y sentirse el centro de las predilecciones de Dios, lo que, en consecuencia, elimina todo miedo que hace de freno, toda soledad, todo sentido de orfandad y toda incertidumbre. […] La persona sabe que es amada y cree con todo su ser en este amor. A él se abandona confiada y a él lo quiere seguir. Las circunstancias de la vida, tristes o alegres, quedan iluminadas por un motivo de amor que las ha querido o permitido todas»[1].

 

«El Señor es mi pastor, nada me falta».

 

Pero quien llevó a cumplimiento esta bellísima profecía es Jesús, que en el Evangelio de Juan no duda en autodenominarse «el buen Pastor». La relación con este pastor se caracteriza por un vínculo personal e íntimo: «Yo soy el buen pastor; y conozco a mis ovejas y las mías me conocen a Mí» (Jn 10, 14). Él las conduce a los pastos de su Palabra, que es vida; en particular la Palabra que contiene el mensaje expresado en el «Mandamiento nuevo», el cual, si se vive, hace «visible» la presencia del Resucitado en la comunidad reunida en su nombre, en su amor» (cf. Mt 18, 20).

 

AUGUSTO PARODY REYES y el equipo de la Palabra de vida

 

 



[1] C. Lubich, «Lo esencial de hoy»: Escritos espirituales/2, Madrid 1999, p. 148.

BUENA SEMILLA Y PACIENCIA

 VIDA DE LA PALABRA                        últimas semanas de JUNIO

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27) y la de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8):

1.-        Regresando yo de la ordenación de 3 sacerdotes en Madrid, me dirigía rápido hacia la Puerta del Sol para tomar el tren cercanías. Allí vi a un hombre que con su móvil en la mano y haciendo señas, iba tratando de pedirle a alguien que le hiciera una foto con la Puerta del Sol como fondo. Los pocos que le miraban, seguían andando sin hacerle caso.

Yo me percaté y, aunque a mí no me lo pidió, (quizá porque yo iba con el alzacuellos), por gestos me ofrecí a sacarle esa foto. Traté de encuadrarle mejor, para que se viera también la reproducción de la estatua ecuestre de Carlos III, pero no me entendió ni los gestos; me preocupé por si él pensaba que me alejaba un poco para quitarle su móvil, así que sin apartarme mucho se la hice lo mejor que pude.

Me hizo una seña de agradecimiento y traté de decirle que si quería le hacía otra, pero me contestó en francés sin haberme entendido.

Le pregunté de dónde provenía. Era marroquí. así que, le di las buenas tardes en árabe y sonrió muy sorprendido diciéndome a su vez “gracias”, (también en árabe). Le tendí la mano para saludarnos con un fuerte apretón y contento yo también seguí rápido hacia la escalera que bajaba al tren: llegué con tiempo de sobra.

 

2.-        En mi anterior etapa aquí en Las Matas, todos los laborables subía andando a la estación de cercanías y allí tomaba el tren hacia Madrid. Como recuerdan los que entonces me conocían, yo iba saludando a la gente, (pinchando a continuacion, tienes un artículo al respecto, que escribieron por aquel entonces y gustó mucho).

            Hará más de 15 años, saludé a una joven en la estación y, aunque algo distante, alguna que otra vez subíamos juntos al tren charlando: ella estaba molesta con Dios porque su padre había fallecido hacía ya unos 9 años. Cuando meses después se iba a casar, le hice un pequeño regalo. Después fuimos coincidiendo menos, pero siempre la saludaba con mucha alegría y respeto. Empecé a mandarle este correo-e. con la Palabra de Vida. Quizá con el tiempo dejaría de recibirla, pero he continuado felicitándole cada año en octubre el día de su santo.

            Llevo ya casi 3 años en esta nueva etapa en Las Matas y, para mi sorpresa, un domingo allá por marzo pasado me la encuentro a la salida de Misa entre tanta gente a la que voy saludando. De primeras me sonaba la cara. Pero solo al domingo siguiente caí en la cuenta quién era y ya me vino espontáneo su nombre; por lo visto, llevaba ya varias semanas participando cada domingo con una amiga suya.

Desde ese día nos saludamos muy brevemente cada domingo con más alegría.

El día en que la Palabra de Vida de junio era la segunda lectura de la Misa, (precisamente: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece»), dado que comenté en la homilía que se publicaba en una hojita, me la pidieron al salir. Les ofrecí además enviársela con las experiencias por correo-e.: les mandé primero una atrasada y días después ya la de junio. Han contestado cada una agradecidas, compartiendo alguna vivencia.

 

2b.-     También de aquella misma etapa, pero 6 ó 7 años después, (allá por 2012), saludé a una señora aquí en el andén. Desde entonces la vi a menudo. Charlábamos animadamente, pero al subir al tren ella se iba sola hacia el fondo del convoy, pues le gustaba aprovechar el viaje para leer u otras cosas. Tampoco sabía yo deducir si era una persona muy religiosa o no. No obstante, con el tiempo también le ofrecí enviarle periódicamente la PdV por correo-e. y aceptó.

Perdimos el contacto cuando fui trasladado a Villalba y dejé el tren, pero seguí enviándole, además de la PdV, un correo-e. de felicitación por su santo y su cumple casi todos los años.

            Me la encontré aquí en la Parroquia hará casi un año, con su salud muy deteriorada, aunque no es mayor. Nos da alegría, también porque voy viendo en ella una persona de fe y vivencia profundas, además de muy inteligente y trabajadora.

Desde hace meses viene casi todos los domingos, (y a veces entre semana), a pesar de su gran dificultad de movilidad y equilibrio. A finales de mayo, (dos días antes de empezar la PdV «El Reino de Dios… de noche o de día, el grano brota y crece»), tuvimos una conversación larga y descubrí con sorpresa su agradecimiento por aquellas conversaciones de hace años y que algunas de las cosas que yo le comenté le han servido de mucha luz desde entonces, así que juntos dimos gracias y alabanza a Dios.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27), la de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8) y la de abril («Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía», Hch 4, 33): 

1.-       tenemos bueni-malas noticias. El bebé que estábamos esperando, ahora nos espera a nosotros en el cielo.

La semana pasada, (semana 8 de embarazo), me hicieron una ecografía de urgencia pq  tuve una reacción alérgica y querían revisar cómo estaba todo. Vieron al embrión sin latido: podía deberse a ser tan pequeño. Hoy, 9 días después, me han repetido la ecografía y sigue sin latido y no ha crecido nada. "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!".

Ya lo hemos decidido: el angelito que tenemos en el cielo, se llama Azucena. Es el nombre que nos rondaba la cabeza desde que me quedé embarazada.

 

2.-        “millones de gracias por tus correos. Los leo y los leeré porque todo esto ayuda mucho en el día a día. A mí, volver a misa y escuchar vuestras palabras cada domingo me da paz y me ayuda a poder enfrentarme a la semana con más valor y ánimo. También te ayuda a ser un poquito mejor con los demás y con uno mismo.

 

3.-        “acabo de leer el testimonio en la PdV de junio, que dice "creo que puedo amar un poco más" y... sí, amo..., saco fuerzas para acercarme a quien ha estado en mi vida como si fuera mi hijo y, (por motivos que no llego a comprender, pero que tengo que aceptar), dejó de hablarme. Le llamo y al no coger el móvil, dejo un mensaje, disculpándome y pidiéndole perdón, por si le hubiese ofendido. Me ha respondido que sí lo ha oído y, sin más, continúa hablando como si no hubiera pasado nada y sin hacer ningún comentario... Espero que se abra una nueva etapa.

 

4.-        “gracias por los correos: los he leído y me parece que tener presente durante el mes LA PALABRA DE VIDA nos hace ser más conscientes de los actos y de las palabras que al final se convierten en propósitos y en intenciones y que nos hace buscar nuestra mejor versión para nosotros mismos, para nuestras familias, amigos, personas que nos encontramos en nuestro día a día. Nuestros actos cobran sentido y dejan de ser movimientos automáticos para convertirse en momentos especiales con un significado y un fondo.

 

 

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domingo, 16 de junio de 2024

PAZ Y PACIENCIA CON EVANGELIO SEMBRADO

VIDA DE LA PALABRA                     primeras semanas de JUNIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27) y la de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8):

1.-        La Palabra de Vida de este mes me está ayudando en múltiples ocasiones a sembrar con paciencia o a tener paciencia con lo sembrado hace muchos años: en tareas parroquiales, (la catequesis de primero, p.ej., y otros grupos), en el trato con las personas… Asegurarme sobre todo de que la “semilla” es buena, es decir, que trato de hacer la Voluntad de Dios, trato de amar, trato de decidir las cosas “dos o más unidos…” al menos por la estima recíproca. Y así, tengo la seguridad de que Dios irá haciendo su obra, no con mi impaciencia, sino a “Su” ritmo, respetando las capacidades de cada persona, grupo, familia o comunidad.

Y conforme pasa el tiempo… paradójicamente, me da más seguridad en Él. Como si me dijera en cada caso: “El tiempo transcurre a nuestro favor. Tú ocúpate solo de amar; si tú, (u otra persona), sembró buena semilla…, tranquilo, que Yo haré que produzca fruto, (no el que tú esperas, ¡eh!, otro mejor), no cuando a ti te apetezca, sino cuando Yo haga ir madurando muy poquito a poco…”.

“Buena semilla siempre” y, también, “¡paciencia!”, me estoy repitiendo a menudo a mí mismo a cada paso.

 

2.-        A principios de enero parecía que también el ejercicio precedente lo íbamos a cerrar con gran déficit en la parroquia, a pesar los esfuerzos habidos y por haber por parte de todos, (de no gastar y de ahorrar), y de fomentar colaboradores con suscripciones mensuales. A finales de marzo parecía, en cambio, que iban a salir las cuentas a la par.

Pero en noviembre pasado y en este abril, encima habían aparecido unas goteras en la cubierta del templo parroquial: hace años, por lo visto, hubo otras y después de mucho, hará unos 6 años, se gastó una millonada en renovar la mitad de la cubierta. Me daba terror simplemente las goteras, pero más si hubiera que hacer algo similar con la otra parte de la cubierta.

            En una imagen de S. José durmiente, (que tenemos muchos parroquianos en nuestras respectivas mesillas de noche, igual que hace el Papa Francisco), puse debajo un papelito con esta intención, (económica esta vez), para que el Señor, por intercesión de S. José, se encargara: “¡que es tu parroquia, parroquia de S. José!: ¡encárgate tú, incluso mientras es hora de dormir!”. A la vez, una amiga, viéndome preocupado, me comunicó que había hecho algo similar ya hacía semanas y que seguía pidiendo.

            Después de todos estos meses, hace 2 semanas, por sorpresa se me comunica que la Parroquia va a recibir estos días una cantidad monetaria, parte de una herencia legada por un feligrés fallecido precisamente a finales del 2023. ¡Y el miércoles pasado nos arreglaron las goteras!: ¡¡espero que los técnicos hayan atinado bien!! Ha habido de sobra para pagar la obra.

            Dios ya había respondido incluso semanas antes de que yo empezara a pedírselo más en serio. Aunque también hay otros desperfectos de diversa índole pendientes; pero Dios proveerá también.

 

3.-        Esta mañana vino un setentañero al despacho parroquial: quería información para “borrarse”, (=apostatar). El corazón me dio un golpe de tristeza y reaccioné tratándolo todavía con más sonrisa y atenciones.

Me contó su mala experiencia  en la parroquia, en su infancia, acrecentada porque sus padres no eran creyentes, (en un tiempo en que se discriminaba por ello a la gente). En realidad, decía que él tampoco lo había sido nunca, aunque lo bautizaron y recibió incluso la primera Comunión. Era muy sincero. Al principio un poco “descarnado”, pero dado que yo le escuchaba todo hasta el fondo y trataba de acogerlo con respeto, declinó esa acritud.

Al rato intentó incluso llevarme a su terreno: “si en realidad usted tiene una carrera muy buena y larga y difícil, pero en el fondo ninguno de ustedes cree en Dios”. Terminé de escuchar su puñalada y argumentos y, en cuanto se paró, (pidiendo yo fugazmente al Espíritu Santo todos sus dones para confesar la alegría de mi fe), rápidamente empecé casi como una confesión, con mis meteduras de pata, sí, pero tratando de expresar en palabras mi relación personal de amistad con Dios, de modo habitual y en cada circunstancia; casi “palpable” a veces; continué testimoniando casi sin respirar, pues cuando cogía aire, yo percibía como que iba a empezar a rebatirme; no le daba yo opción a ello, con todo respeto por supuesto a él, pero a la vez todo mi amor a Dios: yo le había escuchado largamente hasta el fondo, sin interrumpirle, así que sin necesidad de explicaciones, yo continuaba serenamente y tratando de reflejar mi entusiasmo.

Antes, solo cuando él había acabado ya de explayarse del todo, había intervenido yo haciéndome cargo de sus escepticismos, pues era su experiencia personal, pero tratando a la vez, con respeto, de aclarar otras cosas que, en definitiva, seguramente sin malicia, sin darse cuenta, eran juicios y prejuicios manidos. Lo que yo le comunicaba, ¡también era mi vivencia y experiencia, (muy distinta a la suya, ciertamente)!

            Continuamos luego hablando en tono amigable de varias cosas relacionadas con Dios y las religiones.

Al final, con todo mi dolor, pero con respeto a su postura y a su conciencia, con amabilidad le expliqué los trámites, (tampoco yo me los sé muy bien, pero le dije que me informaría mejor), y, añadí, que, sin embargo, le recomendaba dejar todo como está: “tú sabes que nunca has creído en Dios y tu familia y amigos también; y ahora yo también lo sé, y, no obstante, te ofrezco amistad y saludo cuando nos volvamos a ver o cruzar por la calle; pero, si de todas maneras nunca has venido a una iglesia ni vas a venir, si quieres, mueve los papeles, pero te diría que lo dejases todo así tal como está: de todas maneras fue un hecho histórico que no se va a cancelar ni esa página de tu bautismo se puede borrar, (solo se añadiría una hoja notariada ahí, diciendo que renuncias a Dios, a la iglesia y a cualquier oración por ti). Así que, sigue sin venir por aquí, y déjate de líos de papeles; pero tú haz lo que tu conciencia te diga, ¡eh!”.

Me contestó: “pues yo creo que lo dejamos así”. Y para mi sorpresa añadió: “…pero vendré de vez en cuando, si no tienes inconveniente, a saludarte y charlar contigo”. Le pedí un abrazo y se marchó tranquilo. 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27), la de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8) y la de abril («Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía», Hch 4, 33):

1.-        “…hoy me levanté temprano y un poco mal humorada por todas las tareas que se presentaban a lo largo del día. Mientras le daba a la plancha os escuché en el audio de la reunión… y poco a poco ese enfado se esfumaba, reinando la serenidad y el amor en lo que hacía, ¡hasta la plancha se aceleraba sola!: he acabado antes de lo previsto y mi alma  está preparada para continuar con lo que “Jesús” disponga de mí en lo que queda de día. No sin ello, los últimos minutos de la grabación me han roto el corazón, sin poder evitar derramar lágrimas, cuando leísteis que la enfermedad de nuestra amiga avanza y ha empezado con paliativos... Sin duda seguiré pidiendo por el milagro… no importa donde esté físicamente….

 

2.-        “nos conocimos hace ya bastantes años… en que ibas a celebrar Misa a mi parroquia… Desde entonces recibo estas “Palabras de vida”, y es lo primero que leo… ¡Cuánto bien me han hecho… a lo largo del tiempo!

Estoy pasando una época difícil… Estoy sumida en una crisis… Me encuentro en una encrucijada vital… Me cuesta ver la luz e incluso la mano de Dios en mi vida, (aunque sé que ha estado…), y me vienen a la cabeza las palabras de Isaías: “en vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas…”.  Por eso, me han sido de gran consuelo la palabra de Vida de este mes, del Evangelio de Marcos: “duerma o se levante… de noche o de día… el grano brota y crece”. Él pone el incremento, aunque no sepamos cómo.

De momento, sigo recibiendo con mucha alegría tus correos, que me hacen un bien inmenso. Se nota el amor y cariño que pones al enviarlos.

 

3.-        “…Ayer fui a ver a mis hermanos: hacia quince días que no iba, pues estuve con bronquitis; además, mi cuñada está malita y el que la cuida es mi hermano (también está malo). Se alegraron. Con mi hermano hablamos, (me cuesta cuando está ella). Como a él le gusta mucho el fútbol y había un partido, yo, por “hacerme uno” con él, a veces le preguntaba algo del fútbol: a él le gusta que le pregunten de este tema. A mí, la verdad, ni me gusta ni entiendo.

Al rato se levantó mi cuñada. Le dio alegría que yo estuviera allí.

La escuché a fondo y a veces lloraba. Lleva muchos años enferma y no la pueden hacer mucho más. Estuve un buen rato, casi dos horas. A veces me decía: “no puedo llorar, ni delante de tu hermano, ni de tu sobrina”. Le contesté: “no te preocupes; llora lo que quieras y habla también, que si yo tengo que llorar contigo también lloro”. Cuando se calmó, le dije, que me iba porque le gusta rezar los sábados por la mañana y no quería yo interferir. Algún día también rezo con ella; seguimos hablando un rato los tres y me fui.

Me fui feliz porque la había escuchado a fondo, pero con pena porque es un calvario para ella y los de alrededor….

 

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sábado, 15 de junio de 2024

DIOS HACE BROTAR Y CRECER

 Aquí tienes estos textos (y experiencias que nos ayuden a intensificar el vivir la Palabra del mes de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece»):


 

SER DÓCILES EN EL MOMENTO PRESENTE

"Bienaventurada es aquella alma", escribió Pablo de la Cruz, "que descansa en Dios, sin pensar en el futuro, sino que se esfuerza por vivir momento a momento en Dios, sin otra solicitud que la de hacer bien su voluntad en todo acontecimiento...". Suerte esa alma...". Podemos hacer nuestra esta buena fortuna, porque es parte de nuestra espiritualidad vivir de esta manera. Viviendo en el presente, todos nuestros deberes pueden cumplirse bien. Viviendo en el presente, las cruces se hacen soportables: no en vano se recomienda esta práctica a quienes se acercan a la muerte. Viviendo en el presente se pueden captar las inspiraciones de Dios, los impulsos de su gracia que llegan al presente. […]

¡Así que vivamos el momento presente! […] ¡Vivamos el presente a la perfección! Nos encontraremos en la tarde de cada día y en la tarde de la vida cargados de buenas obras hechas y actos de amor ofrecidos. […]

CHIARA LUBICH, Multiconferencia telefónica, Rocca di Papa, 23 de octubre de 1986

 

 

¡QUE VENGA TU REINO!

"Venga tu reino". Dios quiere reinar no solo en el individuo, sino en el colectivo, entre nosotros. Entonces se realizará la verdadera fraternidad y se hará realidad la unidad entre todos los hombres, que Jesús pidió al Padre antes de morir. Pero para prepararnos para esta unidad, debemos esforzarnos para que Dios reine en nuestras familias, en nuestras aulas, en nuestros negocios, en nuestras reuniones, en nuestras universidades, en nuestras reuniones sociales y políticas. Esta nueva relación con Dios y con los demás, que Cristo trajo a la tierra, será el mejor testimonio ante el mundo de que el reino de Dios está presente y que el mal puede ser vencido.

CHIARA LUBICH, Essere la tua parola, Volume 2, Ed. Città Nuova

 

 

 

 

 OPONERSE A LA TENTACIÓN DE CONTROLAR.


[...] “Hermanos y hermanas, tratemos de preguntarnos: ¿somos capaces de dar cabida a los demás? ¿Escucharlos, dejarlos libres, no atarlos a nosotros exigiéndonos reconocimiento? ¿Atraemos a otros a Jesús o a nosotros mismos? Y de nuevo, siguiendo el ejemplo de Juan, ¿sabemos cómo alegrarnos por el hecho de que las personas toman su propio camino y siguen su llamada, incluso si esto implica un poco de desapego de nosotros? ¿Nos regocijamos en sus logros, con sinceridad y sin envidia?" [...] 

PAPA FRANCISCO, Ángelus dominical, 15 enero 2023

 


sábado, 1 de junio de 2024

CRECER CONTINUAMENTE AMANDO

 PALABRA DE VIDA                     junio 2024

 


«El Reino de Dios

es como un hombre que echa el grano en la tierra;

duerma o se levante, de noche o de día,

el grano brota y crece»

(Mc 4, 26-27).

 

El núcleo del mensaje de Jesús es el Reino de Dios, del cual el Evangelio de Marcos quiere dar la buena noticia. Aquí es anunciado mediante una parábola, con la imagen del grano que, una vez echado en la tierra, desprende su fuerza vital y da fruto.

Pero ¿qué es el Reino de Dios para nosotros hoy?, ¿qué tiene en común con nuestra historia personal y colectiva, constantemente suspendida entre expectativas y desilusiones? Si este ya está sembrado, ¿por qué no vemos sus frutos de paz, de seguridad y de felicidad?

 

«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece».

 

Esta Palabra nos comunica la confianza total de Jesús en el designio que Dios tiene sobre la humanidad: «[…] Por Jesús, que vino a la tierra, por su victoria, este Reino ya está presente en el mundo, y su cumplimiento, que pondrá fin a la historia, ya está asegurado. La Iglesia es la comunidad de los que creen en este Reino, y es su comienzo»[1].

A todos los que la acogen les confía la tarea de preparar el terreno para recibir el don de Dios y salvaguardar la esperanza en su amor.

«[…] De hecho no hay esfuerzo humano, intento ascético, estudio o investigación intelectual que te pueda ayudar a entrar en el Reino de Dios. Es el mismo Dios quien viene a tu encuentro, quien se revela con su luz o te toca con su gracia. Y no hay ningún mérito del que te puedas vanagloriar o en el que puedas apoyarte para tener derecho a semejante don de Dios. El Reino se te ofrece gratuitamente»[2].

 

«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece».

 

Echar el grano: no quedárselo para uno mismo, sino sembrarlo con abundancia y confianza. «De noche o de día»: el Reino crece silenciosamente, incluso en la oscuridad de nuestras noches.

También podemos pedir cada día: «Venga tu Reino».

El grano no requiere un trabajo continuo de supervisión por parte del labrador, sino más bien la capacidad de esperar con paciencia a que la naturaleza siga su curso.

Esta Palabra de vida nos abre a confiar en la fuerza del amor, que da fruto a su tiempo. Nos enseña el arte de acompañar con paciencia lo que puede crecer por sí solo, sin ansia por los resultados; nos hace libres para acoger al otro en el momento presente, valorando su potencial y a la vez respetando sus tiempos.

 

«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece».

 

«[…] Un mes antes de la boda, nuestro hijo nos llama alarmado para decirnos que su chica ha vuelto a drogarse. Pide consejo sobre qué hacer. No es fácil responder. Podríamos aprovechar la oportunidad para convencerlo de que la deje, pero no nos parece el camino adecuado. Así

que le sugerimos que mire bien en su corazón […]. Sigue un largo silencio, y luego: “Creo que puedo amar un poco más”. Después de la boda consiguen encontrar un excelente centro de recuperación con apoyo ambulatorio. Pasan catorce largos meses, durante los cuales ella consigue mantener su promesa de «no más drogas». Es un largo camino para todos, pero el amor evangélico que intentamos tener entre los dos –aun entre lágrimas– nos da la fuerza de amar a nuestro hijo en esta delicada situación. Un amor que quizá también lo ayude a entender cómo amar a su mujer»[3].

 

LETIZIA MAGRI y el equipo de la Palabra de vida

 



[1] Cf. C. Lubich, Palabra de vida, agosto de 1983: Ead., Palabras de Vida/1 (1943-1990), Madrid 2020, p. 281.

[2] C. Lubich, Palabra de vida de octubre de 1979: ibíd., p. 155.

[3] S. Pellegrini, G. Salerno, M. Caporale, Una transformación silenciosa. Testimonios de familias de todo el mundo sobre “Amoris laetitia”, Madrid 2022, p. 88.