sábado, 30 de noviembre de 2024

PARA DIOS NADA HAY IMPOSIBLE

 PALABRA DE VIDA                               diciembre 2024

 


«Nada es imposible para Dios»

(Lc 1, 37) 

En el relato de la Anunciación, el ángel Gabriel visita a María de Nazaret para darle a conocer los planes de Dios sobre ella: concebirá y dará a luz un hijo, Jesús, que «será grande y será llamado Hijo del Altísimo» (Lc 1, 32). Este episodio sigue la estela de otros eventos del Antiguo Testamento que llevaron a mujeres estériles o muy ancianas a nacimientos prodigiosos, cuyos hijos habrían de desarrollar una tarea importante en la historia de la salvación. Aquí, aunque María quiere adherirse con plena libertad a la misión de convertirse en la madre del Mesías, se pregunta cómo podrá suceder, siendo ella virgen. Gabriel le garantiza que no será obra de hombre: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1, 35). Y añade: 

«Nada es imposible para Dios».

Esta certeza, que significa que ninguna declaración o promesa de Dios quedará incumplida –pues no hay nada imposible para Él–, se puede formular también de este modo: nada es imposible con Dios. De hecho el matiz del texto griego –con, o cerca de o junto a– ilumina su estar cerca del hombre. Es al ser humano o a los seres humanos, cuando están junto a Dios y libremente se adhieren a Él, a los que nada les es imposible. 

«Nada es imposible para Dios».

 ¿Cómo poner en práctica esta palabra de vida? Ante todo, creyendo con gran confianza que Dios puede actuar incluso dentro y más allá de nuestras limitaciones y debilidades, así como en las condiciones más oscuras de la vida.

Esa fue la experiencia de Dietrich Bonhoeffer, que, durante la reclusión que lo llevaría al suplicio, escribe: «Debemos sumergirnos una y otra vez en el vivir, hablar, actuar, sufrir y morir de Jesús para reconocer lo que Dios promete y cumple. Es cierto […] que para nosotros ya no hay nada imposible, porque nada hay imposible para Dios; […] es cierto que no debemos pretender nada y que sin embargo podemos pedirlo todo; es cierto que en el sufrimiento se oculta nuestra alegría y en la muerte nuestra vida… A todo esto Dios dijo y amén en Cristo. Este y este amén son el terreno firme en el que nos mantenemos»[1].

«Nada es imposible para Dios».

 Cuando tratamos de superar la aparente «imposibilidad» de nuestra insuficiencia para alcanzar la «posibilidad» de una vida coherente, cumple un papel determinante la dimensión comunitaria, que se desarrolla allí donde los discípulos viven entre ellos el mandamiento nuevo de Jesús y así se dejan habitar, cada uno y todos juntos, por el poder de Cristo resucitado.

Escribía Chiara Lubich en 1948 a un grupo de jóvenes religiosos: «¡Y adelante! No con nuestra fuerza, miserable y débil, sino con la omnipotencia de la Unidad. He constatado, palpado, que Dios entre nosotros realiza lo imposible: ¡el milagro! Si permanecemos fieles a nuestra divisa […] el mundo verá la Unidad y, con ella, la plenitud del Reino de Dios»[2].

Hace años, cuando estaba en África, muchas veces me encontraba con jóvenes que querían vivir como cristianos y me hablaban de las muchas dificultades que encontraban cada día en su entorno para permanecer fieles a los compromisos de la fe y a las enseñanzas del Evangelio. Hablábamos de ello durante horas, y al final siempre llegaban a la misma conclusión: «Solos, es imposible; pero juntos, podemos». Lo garantiza el propio Jesús cuando promete: «Donde están dos o tres reunidos en mi Nombre (en mi amor), ahí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Y con Él, todo es posible. 

AUGUSTO PARODY REYES y el equipo de la Palabra de vida




[1] D. Bonhoeffer, Resistenza e resa, San Paolo, Cinisello Balsamo 1988, p. 474. Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) fue un teólogo y pastor luterano alemán, protagonista de la resistencia al nazismo.

[2] C. Lubich, El primer amor. Cartas de los inicios (1943-1949), Ciudad Nueva, Madrid 2018, 180.


GRANDEZA DEL DAR

VIDA DE LA PALABRA                 últimas semanas de Noviembre


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44) y la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44):

1.-        Hace pocos días, mostrando nuestra iglesia parroquial a un matrimonio con su hijo recién apuntado para empezar la catequesis, como suelo hacer con los niños siempre que vienen por primera vez, les enseño a descubrir el Sagrario como un cofre en el que está un Súper-Tesoro, pero que no es una cosa sino una Persona, Jesús el Hijo de Dios. Lo hago casi como un juego de pistas, en el que me valgo de las lamparillas rojas, que nos sirven de guía; y ellos aprenden a la vez que se lo pasan bien.

Ya os conté hará un par de años algo muy bonito al respecto. Y esta vez, también ha sido especial. Le digo al niño: “y ahora que hemos descubierto el Súper-Tesoro, que es Jesús, que está dentro de ese cofre, que no se llama cofre sino sagrario, podemos hablar con Él desde nuestro pensamiento, desde nuestro corazón, con palabras que no se oyen; ¿probamos a decirle algo?”. Y después de unos segundos mirando sus padres, el niño y yo en silencio muy fijamente al sagrario, le pregunto: “¿ya le has dicho algo?”. “Síi”. “¿Y es un secreto entre Jesús y tú o nos lo puedes contar?”. “Le he dicho que le quiero”. Su padre abrió los ojos y a su madre se le escaparon unas lagrimillas.

Y continué diciéndole: “Muy bien. Pero esto es un diálogo, así que ahora tenemos que escuchar; antes hemos hablado con el corazón cada uno a Jesús y ahora cada uno tenemos que escuchar si Jesús en nuestro corazón nos dice algo; ¡hombre!, no lo vamos a oír con estos oídos, pero si sentimos calorcillo en el corazón, o notamos paz o alegría, o ganas de ser más buenos, es señal de que nos está hablando aunque no le oigamos; ¿probamos?”.

Y de nuevo los 4 en silencio, mirando al Sagrario atentamente desde muy cerquita. Después de un rato, le pregunto: “¿ya?”. Y me hace un gesto afirmativo. “¿Y te ha dicho algo?”. “Síi”. ¿Y nos lo quieres contar o es un secreto?”. “¡Vale!”. “¿Y qué te ha dicho?”: “yo también te quiero mucho”. ¡Me emocioné! ¡¡A su mamá ya se le soltaron del todo las lágrimas!! Y nos dimos los 4 un abrazo.

Yo pensaba: “se lo ha dicho al niño, porque tiene un corazón puro; Nosotros no lo oímos pero también nos lo dice; no hace falta que lo oigamos: lo oímos por boca de este niño o por los santos”.

 

2b.-     Orando yo luego sobre esto, me percaté que también me lo dijo el Señor a mí hace casi 2 meses, pero no supe entenderlo en principio. Como cada domingo estaba yo solo orando en el templo parroquial, atrás, en el último banco. Al rato entró, como muchos domingos, un feligrés. Siempre me saluda muy amable y empieza a contarme qué mal está la juventud o a dónde va a parar este mundo... Esta vez le escuché con más agrado y atención, si cabe, sin pensar que me estaba interrumpiendo la oración. Y al acabar su reflexión, siguió hacia delante, pero en vez de chocarme la mano como otras veces, me sorprendió diciéndome: “¡le quiero mucho, padre!”. Me sentí casi incómodo, pero le sonreí y continué orando.

Solo horas después, cuando yo iba en el coche hacia mi pueblo, pensando y rezando, me di cuenta que en realidad fue Jesús por medio de este feligrés quien me decía lo mismo que al niño que al principio os he contado: “¡te quiero mucho!”. Y se me empezaron a saltar las lágrimas mientras conducía, recordando también pequeños detalles de esa misma mañana en los cuales a través de otras personas o sus actitudes, o palabras, o ejemplos o regalillos simpáticos, el Señor también era como si me dijese personalmente: “te quiero mucho; y no me olvido de tu parroquia, ¡eh!, que es más mía que tuya”.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44), la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44) y la de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):

1.-        “la lectura de una poesía de Unamuno me hizo entrar mejor en la Palabra de vida de octubre: “el que quiera ser el más importante entre vosotros, hágase servidor de todos…”. Dice él: “agrándame la puerta, Padre, porque no puedo pasar. La hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame por piedad”.

         Achicarme, pedirlo y trabajarlo en el servicio y ayuda a los demás.

En mi colectivo laboral se pidió un voluntario para madrugar y estar disponible a las 7 de la mañana, en vez de a las 9 habituales. Han sido varios días y me ha costado aguantar luego el peso de la jornada, pero me ha dado, no ya importancia, que es menos, sino la estima de mis compañeros, que he notado en los días posteriores.

 

2.-        “muchísimas gracias, Paco, por mantener estos correos. Te lo agradezco de corazón… El último es precioso: mil gracias.

…también me alegra que la situación económica de la Parroquia haya mejorado. Así debe ser: Dios provee. Solo tenemos que soltar y confiar, (hablo también por mí): como sabes, llevo mal, mucho tiempo mal con mi salud. Con ayuda de Dios, voy mejorando día a día. Pero hay algunos que me cuesta infinito y opto por seguir la Misa por Internet. Hay ocasiones en que vamos a otras Parroquias, pero mi aportación continúa en esta. Los días en que no puedo ir, me sabe mal, pero sé que eso es lo que Dios quiere de mí en ese momento... Estoy tan cansada, que siento mucho desánimo, pero la palabra “perseverancia” se mantiene en mi cabeza, gracias a Dios. 

En fin. Que orando y confiando y, sobre todo, gracias a la ayuda de Dios conseguiremos la consecución de su Plan.

         Un fuerte abrazo y todos mis ánimos para esa profesión de riesgo que es hoy ser sacerdote. ;-) .

 

3.-        “como siempre, tus palabras invitan a la reflexión… Mi hijo la semana pasada vino a decirme que se llevaba mi coche a Valencia para ayudar en lo de las inundaciones por la dana, porque el suyo es muy bajo. Volvió y… el coche estaba para verlo… me dijo que él se encargaba de limpiarlo. En sus líos, no pudo y lo llevé yo: 140€ de limpieza y desinfección, que se quedaron en 120 porque la empresa de lavado quería ayudar, justo la cantidad que yo le debía a mi hijo por un abrigo que le dije que le regalaba. Dios hace que todo encaje a la perfección, siempre 😜.

 

4.-        “gracias, Paco, por tu fidelidad compartiendo tus experiencias: son una riqueza y me ayudan mucho. Seguimos unidos en la PdV y en este tratar de vivir con el amor que Jesús nos dejó como el mayor regalo.

La situación que se ha vivido en los pueblos de Valencia, tanto dolor, me lleva a ponerme en lo que de verdad importa: a vivir con más solemnidad cada momento en la Voluntad de Dios por amor.

 

5.-        “mil gracias, Paco. Me da paz leer tu correo todos los meses y creo que no te lo he dicho nunca. GRACIAS.

 

6.-        “mil gracias por tus mensajes de vida y esperanza. Así es: Dios se calla, pero no se va; siempre está presente en mi vida. “¿Quién como Dios?”.

 

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ o AQUÍ

 

sábado, 16 de noviembre de 2024

QUEDARSE SOLO CON LA FE EN DIOS

 Te ofrezco estos textos que nos impulsan a vivir más la PdV del mes de noviembre, («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44):

        


 

 

Y VINO LA MAÑANA

    Noches que parecen una eternidad.

Noches donde solo me acompaña el llanto

y la soledad, la soledad.

 

   Y llegué pensar que Dios ya me olvidaba.

Y llegué a creer que todo terminó.

Pero no sabía que Dios me miraba

con tanto amor, tanto amor.

 

   Y vino la mañana:

no hay oscuridad sobre mi ventana.

Y vino la mañana:

todo me cambió cuando no lo esperaba.

Y vino la mañana:

y hoy en mi ventana, todo es claridad.

Y vino la mañana.

 

   Dios aprieta, pero no ahorca:

Dios se calla, pero no se va.

No me dio todo lo que he pedido:

quiso darme mucho más.

    Y vino la mañana. 

AMBIORIX PADILLA

  

 

 

ACTUAR CON TRANSPARENCIA

Cuando digáis “sí”, que sea sí, y cuando digáis no”, que sea no. (Mt. 5,37)

Nuestra coherencia no debe guiarse por lo que los demás piensan de nosotros, sino por los principios y valores en los que creemos.

Si creo en el amor, debo ser coherente con sus principios, su ley y su arte de vivir.

Mi coherencia con las virtudes debe ser un reflejo de Dios en mi vida, de lo contrario corre el riesgo de ser hipocresía.

Cuando el amor es lo que motiva mis acciones, éstas son transparentes porque las practico, ante todo, delante Dios.

Que mi “sí” sea realmente un sí a la vida y al amor y que mi “no” sea un verdadero no a todo lo que me aleja de Dios y de mis hermanos. 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 16 octubre 2024

 

 

 

 

ESTAR VIGILANTES EN EL AMOR

 Por ser, precisamente, el amor la fuerza más profunda de nuestra vida, y depender de ella nuestra felicidad y, tal vez, la de quienes amamos, necesita el corazón orden y disciplina si quiere librarse de equívocos y falsificaciones. 

P. MANOLO MORALES, OSA, Comentario al Pasapalabra diario 17 noviembre 2024

 

 

 

MEJORAR

El amor debe ser dinámico y progresivo, debe ser mutuo y debe perfeccionarse, crecer, mejorar cada día. Si alguien da por sentado que ya ha amado lo suficiente, a partir de ese momento empieza a retroceder.

El amor parte de Dios y por eso se expande hasta el infinito, no se estanca, no se detiene con nada y no guarda huellas del pasado.

El amor es actual y da libertad y debe ser intenso en cada momento presente, tan intenso como indistinto, tan intenso como único y adaptado a cada persona.

Hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy. 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 14 noviembre 2024

 

 


viernes, 15 de noviembre de 2024

DAR NUESTRO TIEMPO, CUALIDADES, COSAS

 VIDA DE LA PALABRA                  primeras semanas de NOVIEMBRE


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44) y la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44):

1.-        La semana pasada fui a predicar 3 días de retiro a religiosas. Los tenía bastante elaborados, pero los 2 días previos tenía programado dedicar más tiempo aún a su preparación y también a orar más. Pero el primero de esos días, además de todas las tareas pastorales habituales, surgieron 4 entierros y al día siguiente una persona requería mucho tiempo. En lo uno y lo otro traté de darme.

Mis “dos monedillas” eran, pues, en esta ocasión, “monedas” de tiempo: esos pocos y últimos tiempos que restaban para preparar, dedicarlos en cambio con plena atención y paz a esas otras cosas que también eran “voluntad de Dios sobre mí” y fiarme plenamente del Señor para la predicación, (“en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir”). Al final salió todo bastante bien y todo el mundo muy contento.

 

2.-        En la parroquia habíamos ofrecido unas sencillas imágenes de san José durmiente para poner en una ranura que tiene debajo un papelito con las inquietudes para que, (igual que hace el Papa Francisco), se ocupara él mientras uno duerme: san José obtenía las respuestas de Dios, -a través de ángeles-, a su inquietudes precisamente durante el sueño.

A principios de año andaba yo bastante preocupado por lo que me comentaban desde el Consejo de Economía parroquial: a pesar de haber ajustado espartanamente todo tipo de gastos y recortes, sospechaban que íbamos de nuevo a tener gran déficit al cierre de 2023. Tenemos un templo parroquial, (moderno, y bonito sobre todo por sus grandes vidrieras), pero demasiado grande y, en cambio, no somos muchos los feligreses.

Yo confiaba plenamente en la providencia y más aún estando nuestra Parroquia dedicada a san José: igual que él cuidó de la Sagrada Familia, (aunque no estuvieran boyantes), también a nosotros nos sacaría las “castañas del fuego” a cada momento. Pero se ve que o en mi rostro o mis palabras no reflejaba yo plenamente esa confianza.

Entre otros, una buena amiga me lo debió notar a mediados de enero: “no te preocupes; a mi san José en el cabecero de la cama, le he escrito el papelito con esta tarea para que él os lo solucione y se lo he puesto debajo”. Cada 3 ó 4 días me preguntaba con gran fe… ¡y candorosa ingenuidad!: “¿ya se ha arreglado la economía de la Parroquia?; ¡pues no le voy a quitar la petición a san José hasta que él lo apañe!!”. Pasaron los meses, pues nuestro ecónomo está enfermo y el cierre de cuentas se hizo en primavera: resulta que… ¡no habíamos tenido déficit!

2b.-     Pero, además, para este año 2024 han ido apareciendo estos meses algunas entradas inesperadas que van a ayudar a mantener el balance también este año incluso poniendo más la calefacción.

            Me emocionó al respecto una familia con pocos recursos. A los padres de catequesis en general les sugerimos una pequeña colaboración anual voluntaria, (casi simbólica), para los gastos, sobre todo el catecismo de su hijo que ya de por sí cuesta casi esa cantidad, pero les hablamos también de la posibilidad de colaborar más con una pequeña domiciliación mensual, la cual, desgravada de la declaración de la renta del año siguiente, al final de cuentas les viene a suponer solo aquella pequeña cantidad. Pocos hacen esta domiciliación. Pues bien, esta familia me preguntó cuándo y cómo entregar su colaboración; les contesté que era voluntario, que si no podían, no pasaba nada. Mi sorpresa fue mayúscula cuando lo que me planteaban no era esa pequeña entrega puntual, sino la domiciliación mensual y con algún euro más de lo que nosotros proponíamos como mínimo. Me emocioné interiormente pensando en las dos monedillas de la viuda del Evangelio.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44), la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44) y la de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):

 

1.-        “hoy he tenido que rectificar mi intención, en casa se hablaba de enviar ayuda económica a los necesitados de la Dana, una cosa urgente dada la dimensión de la catástrofe, pero no había acuerdo en la cantidad a donar: yo me retraía, pues últimamente estamos teniendo muchos gastos y hay que tratar de ahorrar... De pronto me di cuenta de que sí tengo que ahorrar, pero también tengo que confiar en la lógica del Evangelio y Jesús sabe lo que necesita cada uno: yo sencillamente tengo que pensar en los que sufren necesidad y han perdido todo, dar sin interés, y así hemos hecho.

 

2.-        “ya en el mes de Noviembre, ¡cómo pasa el tiempo! Visitando a mis seres queridos en el cementerio y acordándome de ellos, aunque siempre los tengo presentes, porque es una manera de amar a estos tan prójimos: es una obra de misericordia “rogar a Dios por vivos y difuntos”.

 

3.-        “cómo me reconforta recibir tus correos.

Ahí voy… Me van a hacer una infiltración/intervención con sedación para quemarme los nervios a 80 grados. Es con un equipo que viene de otro país, que en España está en fase experimental, pero sin agujas y así no corro riesgo de perforación de pulmón… Estoy asustada, porque soy la primera a la que se lo van a hacer, aunque con mucha confianza con este Doctor. Por favor reza por mí; no voy a misa porque no puedo coger catarro, contagio.

 

4.-        “que nos podamos saludar muchos años, gracias por compartir la palabra conmigo, me hace mucho bien.

 

5.-        “estoy muy agradecida de recibir La Palabra de Vida cada vez, y la del mes de noviembre que me ayuda y me hace muy feliz.

 


 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ o AQUÍ

 

 

 


viernes, 1 de noviembre de 2024

DARSE EN PLENA CONFIANZA EN DIOS

 PALABRA DE VIDA                               noviembre 2024

 


«Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía,

todo lo que tenía para vivir» (Mc 12, 44)

Estamos en la conclusión del capítulo 12 del Evangelio de Marcos. Jesús está en el templo de Jerusalén; observa y enseña. A través de su mirada asistimos a una escena llena de personajes: gente que va y viene, encargados del culto, notables de largos ropajes, hombres ricos que echan sus magníficas ofrendas en el tesoro del templo. Entonces se adelanta una mujer viuda; forma parte de una categoría de personas necesitadas social y económicamente. Ante la indiferencia general, echa en el tesoro dos moneditas. Pero Jesús sí repara en ella, llama a sus discípulos y les enseña:

 

«Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».

 

«Os digo de verdad…» son las palabras que introducen las enseñanzas importantes. La mirada de Jesús, concentrada en la pobre mujer viuda, nos invita a mirar en la misma dirección: ella es el modelo de discípulo. Su fe en el amor de Dios es incondicional; su tesoro es Dios mismo. Y al entregarse totalmente a Él, desea además dar todo lo que puede para quienes son más pobres.

 

En cierto modo, este abandonarse con confianza en el Padre es un anticipo del don de sí mismo que Jesús pronto cumplirá con su pasión y muerte. Es esa «pobreza de espíritu» y «pureza de corazón» que Jesús proclamó y vivió. Significa «poner nuestra confianza no en las riquezas, sino en el amor de Dios y en su providencia. […] Somos “pobres de espíritu” cuando nos dejamos guiar por el amor a los demás. Entonces compartimos y ponemos a disposición de todos los necesitados lo que tenemos: una sonrisa, nuestro tiempo, nuestros bienes, nuestras capacidades. Cuando lo hemos dado todo por amor, somos pobres, es decir, estamos vacíos, somos nada, libres, tenemos el corazón puro»[1].

 

La propuesta de Jesús da un vuelco a nuestra mentalidad; en el centro de sus pensamientos está el pequeño, el pobre, el último.

 

«Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».

 

Esta Palabra de vida nos invita ante todo a renovar nuestra plena confianza en el amor de Dios y a dejarnos interpelar por su mirada para ver más allá de las apariencias, sin juzgar ni depender del juicio de los demás; a valorar la parte positiva de cada persona.

Nos sugiere el darnos totalmente como lógica evangélica que edifica una comunidad pacificada, porque nos empuja a cuidar los unos de los otros. Nos alienta a vivir el Evangelio en el día a día, sin alardear; a dar con abundancia y confianza; a vivir con sobriedad, compartiendo. Nos reclama prestar atención a los últimos, para aprender de ellos.

Venant, nacido y crecido en Burundi, cuenta: «En mi pueblo, mi familia podía presumir de una buena tierra y de una buena cosecha. Sabiendo que todo es providencia del cielo, mi madre recogía las primicias y las repartía puntualmente entre los vecinos, empezando por las familias más necesitadas, y a nosotros nos destinaba solo una parte de lo que quedaba. De este ejemplo aprendí el valor de dar sin interés. Así he entendido que Dios me pedía darle a Él la mejor parte, darle incluso toda mi vida».

LETIZIA MAGRI y el equipo de la Palabra de vida

 



[1] C. Lubich, «Palabra de vida», noviembre de 2003, en Ciudad Nueva n. 403 (11/2003), 22-23.