domingo, 30 de noviembre de 2025

DIOS NOS AUXILIA CON SU PAZ

  VIDA DE LA PALABRA                   últimas semanas de NOVIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9) y la de octubre («Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra», Sal 121, 2):

1.-        El miércoles pasado todo el amplio espacio entre la puerta de la parroquia y la del otro edificio estaba lleno de hojas caídas de los árboles del parque municipal. Entré y salí varias veces pensando “a ver si como otras veces, alguien de la parroquia las barre”.

         Después de pasar varias veces, pensé barrerlas yo, como en otras ocasiones. Así que… me puse, pero con desgana. Me vino la palabra de S. Pablo: “lo que hagáis, hacedlo de buena gana, como para servir al Señor…”. Y cambió mi panorama interior: por amor a las personas que vengan a la reunión, y a rezar y luego a Misa.

         Al rato, salieron 2 niñas pequeñas de su clase de violín y me preguntaron qué hacía. Les pregunté yo también: “¿vosotras ayudáis a mamá y papá en casa?”. Dos minutos después volvieron a entrar y salir: “¿quieres que te ayudemos?”. Aunque eran muy peques, busqué otras 2 escobas y otro recogedor. Al rato llegó la madre de una de ellas y las alabó; después de unos minutos, empezó a ayudarles a meter las hojas recogidas en la grandísima bolsa de basura. Un rato después comentó: “¡qué pena que no haya más escobas!”. “No te preocupes: en la parroquia tenemos un montón más”. Se creó un “climilla” muy simpático en la colaboración entre los 4. En un momento que la mamá paró, abrió su bolso y tenía justo 4 bombones y los compartió. En esto empezó a llegar gente de una hermandad y espontáneamente buscaron escobas y acabamos todo ya en un periquete en ambiente de alegría y comunidad.

            Debió ver alguien esta “estampa” comunitaria tan simpática y activa y pocos días después, al acabar la Misa, se me acerca un matrimonio: “le vamos a traer una pequeña máquina sopladora con batería que acabamos de comprar, y si se arreglan bien usándola y les resulta útil, la semana que viene la recogemos y compramos una nueva para la parroquia”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9), la de octubre («Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra», Sal 121, 2) y la de septiembre («Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido», Lc 15, 6):

1.-        “…hoy te he estado oyendo en Radio María, me das Paz. Gracias… Las tardes las paso en el hospital, (tengo la cuñada muy malita), para que descansen mi hermano y las sobrinas, porque no la podemos dejar sola, pero a la vez la compañera que tiene, está con  mucho dolor. Hoy la van a operar, ayer la decía porque estaba muy nerviosa, qué le iban hacer, quién la iba a operar. Me contaba cosas; le dije: “fíate”. Al rato sé quejó y dice: “Dios”. Entonces le añadí: “de Él te tienes que fiar”. Me responde: “¿tú crees?”. Afirmé: “yo me fío y casi siempre me sale bien”. Me dio las gracias. Hoy aún no la han bajado; estaba nerviosa; he estado un ratito hablando con ella y el tiempo se nos pasa antes; ahora está tranquila; las tengo a las dos dormidas….

 

2.-        “…tengo en el catecismo a una niña con dificultades especiales: me pongo ante ella con el deseo de quererla. Llega y dice que no quiere. Le respondo que yo tampoco, pero que voy a dibujar. Saco pinturas y ella las coge. Colorea y yo le explico el dibujo. No dice nada: me lleva su manita para que lea lo que pone la ficha. La hora se pasó volando y su mama estaba feliz.

Su madre se hizo un esguince y no podrá traerla esta semana, así que la llamo para interesarme como esta y ofrecerme si necesita que la recoja, diciendo que no se preocupe si piensa que la niña no quiere. Solo deseo hacerme cercana. Es a Jesús a quien amamos en cada persona.

Os animo a todos los que leáis esto a contar nuestras pequeñas experiencias….

 


sábado, 1 de noviembre de 2025

ESFORZARSE POR LA PAZ

PALABRA DE VIDA                                    noviembre 2025

 


«Bienaventurados los que trabajan por la paz,

porque ellos serán llamados hijos de Dios»

(Mt 5, 9)

 Recientemente, un observatorio creado por tres universidades italianas ha señalado que en un año ha habido más de un millón de mensajes de odio en la red, y cada vez son más violentos los dirigidos a extranjeros, a judíos y sobre todo a mujeres.

Está claro que no podemos generalizar, pero cada uno de nosotros ha experimentado en la familia, en el trabajo, en el ámbito deportivo, etc. comportamientos conflictivos y ofensivos y rivalidades que dividen y ponen en peligro la convivencia social. Además, más globalmente, hay en el mundo 56 conflictos armados, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial, con un altísimo número de víctimas civiles.

Ante este panorama, resuenan más provocadoras, verdaderas y fuertes que nunca las palabras de Jesús:

 

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios».

 

«Todo pueblo y toda persona tiene un profundo anhelo de paz, de concordia y de unidad. Pero a pesar de los esfuerzos y la buena voluntad, después de milenios de historia nos vemos incapaces de mantener una paz estable y duradera. Jesús vino a traernos la paz, una paz –nos dice– que no es como la que “da el mundo” (Jn 14, 27), porque esta no es solo ausencia de guerra, de luchas, divisiones y traumas. Su paz es también todo esto, pero es mucho más: es plenitud de vida y de alegría, es salvación integral de la persona, es libertad, es justicia y fraternidad en el amor entre todos los pueblos»[1].

La palabra de vida de este mes es la séptima de las bienaventuranzas, con las que inicia el sermón de la montaña (Mt 5-7). Jesús, que las encarna todas, se dirige a sus discípulos para instruirlos. Hay que señalar que las ocho bienaventuranzas están formuladas en plural. De ello podemos deducir que no se pone el acento en un comportamiento individual o en virtudes personales, sino más bien en una ética colectiva que se practica en grupo.

 

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios».

 

¿Quiénes son los que trabajan por la paz? Esta «bienaventuranza es la más activa y explícitamente operativa; la expresión verbal es análoga a la que se utiliza en el primer versículo de la Biblia para la creación, e indica iniciativa y laboriosidad. El amor es por naturaleza creativo […], busca la reconciliación a cualquier precio. Son llamados hijos de Dios aquellos que han aprendido el arte de la paz y lo practican, quienes saben que no hay reconciliación sin dar la vida y que hay que buscar la paz siempre y en cualquier caso. […] No se trata de una obra autónoma fruto de las capacidades que uno tiene: es una manifestación de la gracia que hemos recibido de Cristo, que es nuestra paz, que nos ha hecho hijos de Dios»[2].

 

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios».

 

Entonces, ¿cómo vivir esta palabra? Ante todo, difundiendo por todas partes el amor verdadero. Luego, interviniendo cuando la paz esté amenazada en nuestro entorno. A veces basta escuchar a las partes enfrentadas con amor, hasta el fondo, para ver una salida.

Además, no nos rendiremos mientras no se restablezcan las relaciones interrumpidas, en muchos casos debido a una pequeñez. Podríamos poner en marcha –en la entidad, asociación o parroquia de la que formamos parte– iniciativas concretas dirigidas a desarrollar una mayor conciencia de la necesidad de paz. Hay en el mundo miles de propuestas, grandes y pequeñas, que actúan en esta dirección: marchas, conciertos, encuentros; y también el voluntariado activa una corriente de generosidad que construye la paz.

Hay además programas de educación a la paz, como Living Peace[3]. A día de hoy, más de 2.600 colegios y grupos se adhieren a este proyecto, y más de dos millones de niños, jóvenes y adultos de los cinco continentes participan en sus iniciativas. Entre ellas está el lanzamiento del «dado de la paz» –inspirado en el dado del arte de amar de Chiara Lubich[4]–, en cuyas caras están escritas frases que ayudan a construir relaciones de paz; y también una iniciativa que se desarrolla en todo el mundo, el Time-out: cada día a las 12:00 se hace un minuto de silencio, de reflexión o de oración por la paz. 

AUGUSTO PARODI y el equipo de la Palabra de Vida

 


[1] C. Lubich, Palabra de vida de enero de 2004, en Ciudad Nueva n. 405 (1/2004), 22.

[2] Francisco, Audiencia general, 15-4-2020: La ley de Dios. Catequesis sobre los mandamientos y las bienaventuranzas, Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 155-156.

[3] http://livingpeaceinternational.org.

[4] C. Lubich, El arte de amar, Ciudad Nueva, Madrid 2006, 20122.